Desde Heddy Lammar cuando se mostró desnuda en la película del ’33 Éxtasis de Gustav Machatý, hasta la inquietante mirada a lo erótico de El Último Tango en París, la repercusión sobre el desnudo y la forma en que se percibe en el séptimo arte siempre será motivo de una amplia, extraña y a menudo dura discusión. Para el director Danny Wolf, el asunto incluso va más allá y se relaciona directamente con la forma en que comprendemos el poder del cuerpo en la cultura popular.

Wolf intenta convertir el film Skin: A History of Nudity in the Movies en un debate profundo y brillante sobre las posibilidades políticas, eróticas y de vanguardia del cuerpo desnudo. También en una interesante confrontación con la idea sobre cómo se asume en la actualidad la desnudez, en plena época #MeToo y alrededor de la discusión de los grandes temas del mundo contemporáneo.

Algunas de las preguntas que se plantea el documental son bastante directas. ¿Qué es lo lascivo en el cine?¿Cuándo el desnudo se convirtió en un recorrido por lo artístico y también por lo político, en medio de la censura, las persecuciones morales y legales?¿Por qué en la actualidad el cuerpo desnudo vuelve a desaparecer, en beneficio de una mirada semierótica?

El documental no responde a todos los cuestionamientos, pero sí abre un amplio debate que abarca conceptos como la concepción de lo moral, la supuesta capacidad del cine para pervertir el cuerpo desnudo como símbolo y, al final, el poder de la transgresión como un contundente golpe cultural. Todo, mientras muestra un amplio de archivo de imágenes seleccionadas de los mejores desnudos cinematográficos de la historia.

Lo más curioso, es que Skin: A History of Nudity in the Movies demuestra que hace cuatro décadas, Hollywood estaba mucho más dispuesto a correr riesgos visuales y argumentales de lo que lo está en la actualidad. Wolf tilda al séptimo arte actual de mojigato y de hecho, hace un recorrido extraordinario sobre la forma en que la autocensura se ha hecho más evidente y de forma paradójica, una vez que las restricciones morales y legales se hicieron mucho menos firmes.

De la llamada “Sodoma del pacífico” — como le llamó un crítico — la nueva versión de Hollywood es un recorrido impecable a través de la evolución del lenguaje cinematográfico, bajo la presión del consumo, la cultura y la forma como en la actualidad, el cuerpo desnudo se ha convertido en un controvertido símbolo político.

Bajo la ropa, un misterio

Para Wolf, la evolución del desnudo en el cine tiene una inmediata relación con la forma en que nos relacionamos con el sexo, la percepción de lo erótico y al final el deseo comprendido como una forma de ambición.

De hecho, Skin: A History of Nudity in the Movies toma como premisa para su análisis los años anteriores al Código Hays, cuando desnudarse era una premisa y un punto de enfoque dentro de la particular versión del cine sobre el cuerpo erótico. Hay algo de notorio interés, en la intrépida y desprejuiciada concepción del cine antes que lo moral fuera un elemento a tener en cuenta: los metrajes de films para adultos y, también, los considerados piezas artísticas coinciden en usar el desnudo como una mirada hacia un tipo de poder que el documental ensalza como intelectual y político.

No obstante, a partir que el Código Hays hiciera del cuerpo una preocupación sobre la moralidad — y permeara la capacidad del cine para ser redituable —, el desnudo se convirtió en un hecho controversial que mostraba no solo el lado más audaz del cine como arte, sino también como un discurso cultural destinado a transformarse en algo más poderoso y extraño.

Wolf logra captar el clima ambivalente y temible de las persecuciones a los cineastas de la intervención de la comisión moral en las mesas de edición, de las películas que debieron perder parte de su trama y sentido en beneficio de lo moral como una serie de reflexiones sobre la forma en que el cine entabló una batalla inédita contra el prejuicio y la discriminación.

'Skin: A History of Nudity in the Movies', entre Europa y Estados Unidos

Uno de los aspectos más interesantes del documental de Skin: A History of Nudity in the Movies es que, a diferencia de tantos otros que analizan el tema del desnudo cinematográfico, toma la inteligente decisión de mostrar en paralelo, la evolución del mundo cinematográfico europeo y el norteamericano, usando el desnudo como límite de la forma en que ambos evolucionaron en direcciones distintas y profundizaron en su poder de expresión, de formas por completo divergentes.

La diferencia logró que en Europa, el desnudo se convirtiera en una reflexión sobre la identidad: el cuerpo de la mujer simbolizaba un tipo de ruptura con la percepción cultural desconocido y además, un diálogo inevitable entre lo que se teme y se enfrenta, como una forma de expresión sólida. Mientras que en Europa desnudarse — e incluso mostrar el placer femenino — era una forma de lenguaje sofisticado, en Norteamérica se consideraba poco menos que vulgar. Entre ambas cosas, Skin: A History of Nudity in the Movies encuentra su percepción sobre la desnudez como espacio de debate y concepción sobre la identidad, a través de la rigidez y la mezquina mirada acerca del cuerpo político que llegaría en las décadas siguientes.

El film también hace un recorrido de enorme interés en el panorama de Hollywood una vez que Código Hays fuera sustituido por la clasificación de la MPAA a finales de la década de los sesenta. De pronto, el desnudo y el especial en sexo, se convirtieron en una forma de expresión del poder por completa nueva: desde la controversia de Midnight Cowboy (que con su clasificación de solo para adultos logró obtener el Oscar a la Mejor Película en 1970), hasta la percepción del terror adulto y la soledad contemporánea en la durísima El último tango en París, Wolf convierte a la mirada sobre el cuerpo en un mapa de ruta hacia la psiquis estadounidense del siglo XX.

Skin: A History of Nudity in the Movies no es un film atrevido ni pretende serlo: es en realidad un recorrido y un registro documentado sobre la forma en que la mirada — social, moral, política y cultural — se ha transformado a través de las décadas y sobre todo, la presión de la audiencia como ente catalizador del mensaje.

Al final, la mirada de la belleza desnuda de las grandes beldades del cine, deja un ingrato sabor agridulce que el film acentúa con su mensaje final: el nuevo siglo sólo trajo un tipo de puritanismo ideológico que golpeó de formas nuevas y dolorosas el centro vital del cine como forma de placer erótico.

Quizás, uno de los mensajes más transgresores que cualquier documental al estilo haya mostrado alguna vez.

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