Algunos alimentos dividen a los consumidores de una forma extraordinariamente radical. No es una cuestión de marcas, como el Cola Cao y el Nesquik, que a pesar de los dilemas pueden intercambiarse sin que suponga un problema para quien los toma. Se trata de algo mucho más extremo. Es el caso, por ejemplo, del cilantro, que a unos les sabe a jabón, mientras que para otros es el más sabroso de los condimentos. Pero hay algo todavía peor: el olor del durio. Algunas personas disfrutan de él, calificándolo de verdadero manjar. Otras han tenido que ser atendidas en urgencias por las náuseas provocadas por su “aroma”.

Lo cierto es que su fetidez, que muchos describen como de agua podrida o basura en descomposición, es más que famosa, especialmente por las escenas bochornosas que ha llegado a protagonizar. Una de ellas se vivió hace una semana en Alemania, después de que una oficina de correos fuese evacuada por miedo a que un paquete contuviera algún gas peligroso para el ser humano. Pero no, en realidad era un cargamento de esta peculiar fruta que, por motivos obvios, está prohibida en numerosos lugares públicos de Borneo y Sumatra.

Otra historia confusa por el olor del durio

Todo ocurrió cuando varios funcionarios de una oficina de correos ubicada en la ciudad alemana de Schweinfurt empezaron a sentirse mal tras manipular un paquete.

Ciertamente, desprendía un olor difícil de clasificar, pero claramente penetrante y desagradable. Doce trabajadores experimentaron náuseas intensas, e incluso seis de ellos tuvieron que recibir ayuda médica.

Dada esta situación, se optó por evacuar la oficina, en la que en ese momento había 60 personas, y llamar a bomberos y policía.

Estos últimos decidieron abrir el paquete con todas las precauciones, temerosos de que se tratara de algún tipo de ataque químico o biológico. Pero no. Cuál fue su sorpresa al comprobar que lo que había en su interior era un cargamento de durios que un hombre tailandés había mandado a un amigo, residente en Nuremberg.

Tras resolverse el misterio, las frutas fueron enviadas a su destinatario, al que al parecer sí que le agradaba su consumo. Y no es el único. De hecho, es un gran manjar, usado en todo tipo de platos, desde tartas hasta pizzas. Desde luego, los que se quejan de la pizza con piña quizás dejaran de hacerlo después de experimentar el olor del durio. O quizás no. Como se suele decir, hay gustos de todos los colores. Aunque a veces sean un poco difíciles de comprender.

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