Es posible que durante estos días hayáis visto en las stories de Instagram a alguien intentando distinguir colores en un grupo de círculos, aparentemente iguales, pero con uno de ellos ligeramente diferente a los demás. Incluso puede que lo hayáis hecho vosotros mismos. Se trata de un juego, llamado color.blind, al que en realidad se puede jugar en otras muchas plataformas, aparte de la famosa red social.

Resulta interesante ver a diferentes personas enfrentándose al reto, ya que las diferencias entre unas y otras son increíbles. Por ejemplo, recientemente el famoso influencer Ibai Llanos publicó en su cuenta de Twitter un vídeo de sí mismo jugando, que llamó notablemente la atención de sus seguidores. ¿Cómo podía ser que le costara tanto distinguir entre unos colores y otros?

El sorprendente catálogo mundial de los colores

En realidad, son muchos los factores que influyen en las capacidades de un jugador para pasar niveles en el juego color.blind de Instagram, desde la calibración o el espacio de color que es capaz de representar la pantalla de su móvil hasta su genética. Pasando también por la práctica, por supuesto.

¿Qué es el color?

Los colores no existen. Esta afirmación, aparentemente sin sentido, es muy importante para entender cómo vemos los colores; ya que, en realidad, estos son una interpretación de nuestro cerebro.

Las encargadas de hacer esa traducción son un conjunto de células presentes en el fondo del ojo, llamadas conos. Concretamente, en la retina humana las hay de tres tipos, llamados S, M y L, que se encargan de reaccionar ante las diferentes longitudes de onda del espectro de luz visible.

Cuando la luz llega hasta el ojo, directamente o emitida desde algún objeto, los conos se encargan de transformarla en señales eléctricas, que viajan hasta el cerebro, que las interpretará en forma de los colores que vemos. Ahora bien, si todos tenemos esas células, ¿cómo puede ser que no juguemos del mismo modo?

Distinguir colores también está en los genes

Existen muchos factores genéticos que pueden hacer a una persona distinguir colores con más o menos facilidad. Por un lado, nos encontramos con la discromatopsia. Esta es una discapacidad de la visión del color, que puede ser adquirida, pero también genética, como en el caso del daltonismo.

Por otro lado, hay individuos que son capaces de ver muchos más colores. “Hay personas que en vez de ser tricrómatas, con tres tipos de conos, son tetracrómatas, por lo que tienen 4 y son capaces de distinguir millones de colores más”, explica a Hipertextual Conchi Lillo, doctora en neurociencias y experta en patologías e la retina. “¿Esto explica que haya gente que haga mejor el test online que otras o que estas personas sean tetracrómatas, como dicen en algunos de estos juegos? Pues no, ya que, en realidad, depende de muchos factores ambientales”.

La pintora capaz de percibir más de 100 millones de colores

De hecho, incluso un daltónico podría jugar y acertar algunos tonos, dependiendo de la severidad de su daltonismo. “No todos los daltónicos ven igual, depende de la mutación que tengan”, aclara la neurobióloga consultada por este medio.” Además, lo que puede pasar es que puedan resolverlo pero no porque vean una tonalidad diferente, sino por su contraste”.

El importante papel del entorno en color.blind

Por lo general, los tonos diferentes en el juego se consiguen alterando la L* en el espacio de color. Esto hace referencia al modelo Lab, que define los colores en base a unas coordenadas. La primera de ellas es la L, que va del 0, equivalente al negro, al 100, que se corresponde con el blanco. Por otro lado, la a puede ser positiva, si se acerca al rojo, o negativa, si lo hace hacia el verde. En cuanto la b, ronda el amarillo si es mayor que cero y el azul si es menor. En este caso, por lo tanto, se altera principalmente la “cantidad” de negro o blanco, dando lugar a una leve diferencia, que no siempre se distingue con la misma facilidad.

Son muchos los factores relativos al entorno que pueden intervenir en la capacidad de una persona para distinguir colores en el color.blind. “En estos juegos que se plantean en una pantalla, hay muchos factores a tener en cuenta para que alguien distinga correctamente el tono discordante”, aclara Lillo. “Incluso la habituación de esa persona al entorno en el que está puede hacer cambiar la percepción de una tonalidad. Es decir, si ha estado mucho tiempo en un ambiente oscuro o, por el contrario, muy iluminado, eso puede hacer cambiar su percepción”.

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Además, intervienen otros factores más técnicos, como el brillo, la calibración de la pantalla del móvil, el espacio de color que esta es capaz de representar, la distancia de foco o incluso si el jugador tiene la vista bien graduada. Todo ello influye a la hora de apreciar esos pequeños matices que permiten pasar al siguiente nivel del juego color.blind en Instagram.

¿Se puede entrenar la capacidad para distinguir colores?

Desde artistas hasta trabajadores de la industria de los pigmentos, son muchas las personas cuya ocupación se basa, entre otros factores, en su capacidad para distinguir colores.

Cada día deben trabajar con diferentes tonalidades, a veces casi imperceptibles a simple vista, pero muy diferentes a efectos prácticos. Puede que en un principio sea una tarea complicada. Sin embargo, con el tiempo su ojo detecta cada vez mejor hasta las diferencias más sutiles.

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También ocurre algo similar con aquellas personas que se ven obligadas a encontrar distintos matices en un entorno aparentemente monocromático. “Se dice que los esquimales pueden distinguir una inmensa variedad de blancos, muchos más de los que podría distinguir una persona que no vive en un entorno así”, ejemplifica Lillo. “Aprender a distinguir colores es cuestión de tiempo, entrenamiento y evolución. A no ser que seas daltónico, claro”.

Por lo tanto, si has jugado a color.blind en Instagram y no has obtenido la mejor de las puntuaciones, no te rindas, aún puedes aprender a distinguir más colores. Prueba a hacerlo en una habitación no demasiado oscura o iluminada, modifica los parámetros de tu pantalla, cambia tu distancia a la pantalla y, si incluso así sigue pareciéndote complicado, continúa practicando.

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