Si alguna vez te sientes solo, piensa que varios millones de bacterias viven contigo. Y no es una amenaza, en realidad es una suerte. Gracias a ese conjunto de microbios, conocido como microbiota, que viven en zonas como nuestra boca, nuestra piel o nuestro tracto digestivo, mantenemos a raya a otros microorganismos menos benevolentes y, además, podemos realizar de una forma más eficiente algunas funciones necesarias para nuestro organismo.

Precisamente por eso, los desequilibrios en estas poblaciones microbianas pueden generar multitud de patologías. Por ejemplo, es el caso de trastornos digestivos, como la enfermedad inflamatoria intestinal. No obstante, la cantidad de microorganismos que viven en nuestro cuerpo varía en base a un gran número de factores, como la dieta, el consumo de ciertos medicamentos o la edad. De hecho, este último es un parámetro tan importante que incluso se puede llegar a calcular la edad cronológica de una persona en base a su microbiota. Es precisamente lo que ha hecho recientemente un equipo de científicos de la Universidad de California, cuyos resultados se acaban de publicar en mSystems.

Tu edad según tus bacterias

En 2014, investigadores de la Universidad de Washington comprobaron que, al analizar las poblaciones bacterianas presentes en las heces de bebés, se podía calcular un factor conocido como edad microbiana, que se diferenciaba de la cronológica en función del grado de madurez de desarrollo con el que los pequeños habían nacido.

Se sabe también que la diversidad de la microbiota de personas entre 18 y 30 años es mucho mayor que la de individuos por encima de los 60 años, por lo que podría ser que pudiera realizarse un estudio similar en adultos.
Con el fin de comprobarlo, ahora otro equipo de científicos ha recopilado datos de la secuenciación de los microbiomas disponibles en las bases de datos de varios proyectos de ciencia ciudadana. Estos microbiomas hacen referencia al conjunto de genes de las poblaciones microbiológicas que viven en diferentes partes del organismo. A su vez, estas poblaciones son conocidas como microbiota, por lo que no se deben confundir ni intercambiar ambos términos.

En total pudieron acceder a 4.434 muestras fecales procedentes de Estados Unidos y China, 2.550 muestras de saliva de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Tanzania y 1.975 muestras de piel pertenecientes a personas de Estados Unidos y Reino Unido. Todos los participantes tenían edades comprendidas entre los 18 y los 90 años, no padecían diabetes ni enfermedad inflamatoria intestinal y tampoco habían tomado antibióticos en el último mes. Además, se descartaron las mujeres embarazadas y las personas hospitalizadas, discapacitadas o en estado crítico.

«Esclavizamos» a la flora intestinal para que haga lo que el cuerpo necesita

A continuación se procedió a capacitar con todos esos datos un algoritmo de inteligencia artificial, cuyo objetivo era calcular la edad cronológica de un paciente en base a la abundancia y la variedad de los microorganismos que componen su microbiota. Lograron hacerlo con un error de 3’8 años si la muestra se había extraído de la piel, 4’5 si pertenecía a la boca y 11’5 si procedía de heces.

No es una aproximación muy exacta, pero suficiente para establecer una correlación entre la edad cronológica y la microbiana. Ahora bien, si existen mecanismos mucho más sencillos y exactos para saber cuántos años tiene una persona, ¿para qué podría servir este estudio, más allá de la anécdota?

En realidad, su objetivo principal es determinar cómo se relacionan estos microorganismos con el envejecimiento celular y, a su vez, establecer mecanismos que en un futuro permitan saber cómo de propensa será una persona a desarrollar trastornos como la enfermedad inflamatoria intestinal, en base a desajustes entre sus dos edades. Es el mayor estudio de este tipo que se ha llevado a cabo hasta el momento y los resultados, sin duda, son un buen punto de partida.

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