Aunque ya se han hecho algunos cálculos muy pocos esperanzadores, la magnitud de los daños que están causando los incendios de Australia es todavía desconocida. Las malas noticias siguen sucediéndose una tras otra, mientras que las imágenes de animales muertos o buscando ayuda desesperadamente se quedan grabadas en las retinas de todos nosotros.

El humo de los incendios australianos ya ha dado la vuelta al mundo, pero no nos hemos dado cuenta

Pocas son las buenas nuevas que llegan desde la zona de la catástrofe, aunque estos días hemos conocido una que al menos ha hecho respirar con algo similar a la tranquilidad a todas esas personas que siguen la situación con el corazón encogido. Se trata de la salvación del último bosque de una especie de árbol tan antigua que se cree que convivió con los dinosaurios. Para poder conservarlos ha sido necesaria una compleja maniobra de intervención guiada por el gobierno australiano, que se ha mantenido en secreto hasta asegurar que todo salía bien. Y así ha sido.

La salvación del pino de Wollemi

También conocido como “árbol dinosaurio”, el pino de Wollemi es una especie prehistórica de conífera de 40 metros de altura, que se cree que ha existido sobre la Tierra desde el Jurásico, hace aproximadamente 200 millones de años.

Con el tiempo se ha ido extinguiendo en buena parte de las ubicaciones en las que se encontraba, razón por la que algunos ejemplares se han enviado a jardines botánicos de todo el mundo para favorecer su conservación. No obstante, aún queda un bosque salvaje, de aproximadamente 200 árboles, en el Desfiladero de las Montañas Azules, ubicado al noroeste de Sydney.

Como es lógico, al extenderse el fuego por esta zona saltaron todas las alarmas de los grupos de conservación vegetal, así como de las propias autoridades australianas, que se pusieron manos a la obra para evitar que esta especie se una a la lista de todas las que podrían haber desaparecido con estos terribles acontecimientos.

Todo empezó el pasado mes de diciembre, cuando las llamas comenzaron a amenazar inevitablemente el desfiladero. Era necesario frenarlas de algún modo, por lo que se recurrió al envío de tanques aéreos, que lanzaron retardante alrededor del bosque, creando un anillo protector. Esto aportaba algo de tiempo extra a los bomberos, que se desplazaron hasta la zona para implementar un sistema de riego dirigido a humidificar el suelo a la vez que se intentaba sofocar el fuego.

Al parecer algunos pinos sí que sucumbieron al incendio, pero la mayoría de ellos consiguieron salvarse, de modo que la especie sigue existiendo de forma salvaje en la naturaleza.

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Si estas maniobras se han llevado a cabo en secreto no ha sido solo para no dar noticias hasta conocer los resultados, sino también para evitar difundir la ubicación exacta del bosque que, de hecho, sigue siendo un misterio. Esta es una medida que se tomó tras el descubrimiento de estos árboles, en los años 90, con el fin de evitar que pudieran sufrir algunos efectos perjudiciales de la actividad humana, como el pisoteo de plantas en regeneración y la introducción de enfermedades ajenas a la zona.

La situación de Australia sigue siendo muy negra en estos momentos, pero al menos esta noticia lanza un poco de luz entre tanta oscuridad.

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