A pesar de que se ha observado clínicamente que los déficits de memoria semántica de la demencia pueden contribuir a producir cambios en las preferencias alimentarias, esta hipótesis no se ha investigado experimentalmente.

Pero los resultados de un estudio realizado por investigadores de la Escuela Internacional Superior de Estudios Avanzados (SISSA, por sus siglas en italiano) demuestran que los déficits de memoria semántica, una capacidad que usamos para reconocer objetos y usarlos correctamente, están involucrados en trastornos alimentarios específicos compartidos por pacientes que padecen demencia.

Relación analizada

Los trastornos alimentarios que muestran los pacientes con demencia se caracterizan por una amplia gama de comportamientos que van desde la preferencia por alimentos azucarados, atracones, aumento del apetito, hasta cambios en los modales en la mesa o en las preferencias alimentarias, lo que resulta en un patrón de nutrición desequilibrado.

Los hallazgos de la investigación confirman la hipótesis de que los cambios repentinos en las preferencias y hábitos alimentarios dependen, al menos en parte, de la degeneración de la memoria semántica.

Para el estudio, el equipo de investigación evaluó a pacientes con enfermedades neurodegenerativas, algunos con demencia frontotemporal y otros con enfermedad de Alzheimer, perfiles pueden presentar déficits de memoria semántica y trastornos alimentarios.

Inicialmente, el equipo realizó pruebas de memoria semántica y un cuestionario sobre trastornos alimentarios diseñado específicamente para estudiar estos trastornos en los pacientes con demencia, así como a un grupo de control conformado por sujetos neurológicamente sanos.

Hipótesis confirmada

Las puntuaciones en las pruebas semánticas y las puntuaciones patológicas del cuestionario se analizaron en relación con los datos anatómicos, como el volumen de la corteza cerebral y de los tractos específicos de la sustancia blanca.

De este modo, los investigadores evidenciaron que los errores en las pruebas de memoria semántica y las puntuaciones patológicas del cuestionario de conductas alimentarias relativas a los cambios de preferencias y hábitos se relacionan entre sí: cuanto mayor fue la puntuación patológica de estos dos trastornos alimentarios, peor fue el rendimiento de la prueba de memoria semántica.

Además, cuanto peor fue la realización de las pruebas semánticas y cuanto más patológico fue el comportamiento alimentario, más se redujo el volumen de la corteza cerebral, presumiblemente debido a la atrofia causada por la enfermedad, lo que sugiere que estos trastornos alimentarios específicos dependen, hasta cierto punto, de la integridad de la memoria semántica.

Los autores del estudio dejan saber que este es el primer resultado empírico que muestra que “hasta cierto punto, los déficits de memoria semántica están involucrados en trastornos alimentarios específicos en la demencia”.

El hallazgo sienta las bases para estudiar estrategias de rehabilitación del comportamiento alimentario en pacientes con demencia, además de aumentar nuestro conocimiento sobre este rango de síntomas que cada vez parece ser más multifactorial.

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