Con la gran cantidad de elementos actuales que juegan un rol perjudicial en el mantenimiento de la pureza del aire, es casi imposible aislar solo a uno de ellos como el causante principal de los problemas de contaminación que hay en el mundo.

Sin embargo, lo cierto es que, por zonas, siempre existirá uno que lleve la batuta o que se encuentre a la cabeza en cuanto a contaminación se trate. Si hablamos de un ambiente externo, podemos notar que las poluciones de las grandes empresas y de los automóviles podrían jugar el papel más perjudicial. En este caso, hasta han llegado a lanzar parte de la culpa en las emisiones de carbono de las vacas, pero, siendo realistas, está más que claro dónde recae el verdadero peso de la contaminación del aire a nivel mundial.

Por otro lado, al ingresar a espacios más reducidos, encerrados y cotidianos –como la casa o la oficina– los factores contaminantes comienzan a ser casos más particulares. En algunas oportunidades, los productos de cuidado personal –y, sobre todo, los aerosoles– tienen a ser los que llevan más partículas contaminantes al aire en el hogar. Por otra parte, en la oficina el origen de la contaminación aún no está tan claro… o, mejor dicho, no lo estaba.

¡Alerta! Alta concentración de humanos en la oficina

En una reciente investigación se ha puesto el foco de interés en comprender cómo se desarrolla la contaminación del aire en ambientes laborales. Para ello, el grupo de científicos de la Universidad Purdue se dedicó a estudiar estos espacios y analizar la composición del aire en ellos.

El equipo estaba conformado por Danielle Wagner, Jinglin Jiang, Philip Stevens, Heinz Huber, Antonios Tasoglou y Brandon E. Boor. Con sus descubrimientos, lograron determinarar que, en los ambientes de oficina, normalmente la partícula que se encontraba en mayor concentración era el isopreno.

Esta básicamente, se trata de un componente orgánico volátil que el ser humano libera al ambiente durante el proceso respiratorio. En pocas palabras, el solo hecho de estar y respirar dentro de una oficina o espacio cerrado, ya es suficiente para que el oxígeno comience a contaminarse.

Esto podría aumentar en intensidad en lugares que, por ejemplo, no cuenten con un sistema de ventilación adecuado. Asimismo, también la contaminación podría incrementarse si se encuentran demasiadas personas confinadas en un solo espacio.

La respuesta estaba dentro de nosotros, literalmente

Para poder determinar esto, los científicos se encargaron de registrar la composición del aire en 4 pisos de oficinas distintos. Con el fin de tener una perspectiva completa y detallada, cada escritorio en la oficina estaba equipado con un sensor de temperatura. Este tenía la labor de captar las variaciones en el ambiente.

Asimismo, los científicos contaban con una “nariz” electrónica con la que analizaban los componentes que quedaban en el aire después de que todos los trabajadores se hubieran ido. Fue gracias a ella que se pudo notar que el isopreno era el protagonista absoluto de los componentes que quedaban contaminando el aire cuando ya no había nadie en la oficina.

Entre otros de sus descubrimientos, pudieron notar que los pequeños focos de contaminación interna podían llegar a perjudicar el exterior cuando los sistemas de ventilación los removían. En cualquier caso, estos no llegan a dejar una huella tan grande como los mencionados más arriba. Pero, son pequeñas gotas que se suman al vaso por derramarse que es el problema de la contaminación del aire.

Actualmente, solo se conoce un pequeño porcentaje de la información que han logrado recabar en su estudio. Sin embargo, entre el 14 y el 18 de este mismo mes, los investigadores estarán presentando sus resultados oficialmente. Ello lo harán en la Conferencia de la Asociación Americana de Investigación de Aerosol 2019 en Portland, Oregon.

Referencia: Dynamics of Volatile Organic Compounds in a Living Laboratory Office and HVAC System

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