Sábado por la mañana en la vida de cualquier familia. Toca visita a Ikea, el gigante sueco, para renovar el salón de casa. Por curso, de los pasillos de lo que algunos llaman tortura, una serie de paneles digitales que cambian a voluntad de las necesidades de promocionar un producto u otro. Quizá un grupo de amigos pase por un Dominos y elija su cena por la oferta anunciada en otro anuncio digital del local. Al otro lado del mundo, una pareja va a coger un avión en el aeropuerto de Chicago y comerá en uno de los restaurantes, donde también habrá menús en sendas pantallas. Y en Port Aventura, cientos de visitantes serán vulnerables a las mega-banners a lo largo y ancho del parque.

Un elemento común en todas estas historias del mundo: la publicidad en pantallas. Detrás de esta, Neptibox, una empresa española que ha pasado de puntillas por el universo de las startups –no se definen como tal–, pero que ha llevado la digitalización de la publicidad a grandes marcas en todo el mundo.

Pivotaje con sentido

Estaba a punto de terminar el siglo y Neptibox se dedicaba a la consultoría de publicidad en el sector retail. Es, seguramente, algo que comparado con la tecnología se entiende como tedioso.

Era ya 2006 cuando entraron de lleno en el mundo de la tecnología para completar su oferta a clientes. "Vimos que nuestros clientes necesitaban un sistema de gestión y administración que fuesen capaces de entender, ya que lo que había era demasiado informático", explica su fundador Toni Viñals. Encontraron un nicho de mercado, a nivel mundial, para ofrecer a las marcas –grandes o pequeñas– un sistema sencillo para llegar a la fibra sensible de sus compradores.

En 2008, y con una financiación familiar, comenzaron a desarrollar su tecnología poco a poco. Sus primeros clientes se centraron en el mundo de la restauración, para pasar –en 2014– al retail y al negocio hotelero. Ahora, en su haber, cuentan con clientes de todo tipo: IKEA, Coca Cola, Filmax, AREAS, Domino’s Pizza, Banca March, Cinesa, PwC, Daba Nespresso o Port Aventura.

"Puede parecer algo menor", explican, "pero cuando las empresas empiezan a tener muchas sedes, una gestión unificada de sus sistemas de publicidad". Y si es digital mucho mejor. A principios de 2019, según el IDC Research España, el 37% de las empresas retail invertirían en tecnología, principalmente de inteligencia artificial, para mejorar la experiencia del cliente.

Para ello, con su tecnología made in Spain y propia, ellos instalan los paneles de publicidad –las clásicas pantallas, más grandes o más pequeñas, que ocupan los establecimientos– y las compañías pueden controlar todo de una forma rápida y sencilla. Neptibox puede gestionar también el sistema, pero eso es opción del cliente. Lo que sí ofrecen es selección de contenidos, a tenor de lo aprendido por su experiencia, tipografías o colores que saben que funcionan.

En el caso de Ikea, que definen como un cliente exigente al que llegaron por la clásica recomendación del boca-oreja, el problema venía de un sistema de pantallas mal gobernadas. "Lo que hacen básicamente es tener una dirección general donde marcan los contenidos en base a las órdenes de negocio y luego localmente hay equipos autónomos que pueden entrar en la plataforma y gestionar todo en base a las reglas de negocio del día a día", explican.

Es decir, si los objetivos de venta de la estantería "Billy" del día se han cumplido, pero la silla "Markus" anda floja, los empleados solo tendrán que cambiar la publicidad con una simple operación a través de su iPad.

Lo que vendría a ser publicidad para tiendas, pero traída al mundo digital a su manera y de una forma más sencilla. La idea, tras todo esto, sería la de optimizar los costes y la rentabilidad de los paneles publicitarios. Todo ello se traduce, al final del día, en más ventas.

Ahora, con su reciente apertura de oficina en Estados Unidos y un contrato para llevar los paneles informativos de los restaurantes de varios aeropuertos en el país, la idea es crecer en la región. Un lugar que definen como muy competitivo, pero en el que a la vez "no se cuestionan del precio, sino la calidad del producto". Con rentabilidad en España, ahora su objetivo es ambicioso en todo el mundo.

No se consideran una startup, "puesto que el origen está en la consultoría evolucionando en la parte tecnológica, pero buscando la rentabilidad". Aunque tampoco rechazan la figura de la ronda de inversión; ahora mismo se encuentran en proceso de levantar capital internacional para abarcar más clientes.

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