Llega la vuelta al cole y, con ella, puede que pronto haga acto de presencia uno de los mayores temores de los padres con hijos escolarizados: la carta de los piojos. Esa nota en la que el centro informa que los dichosos bichitos empiezan a campar por las cabezas de algunos alumnos puede llegar a generar más terror que toda la bibliografía de Stephen King junta.

Lógicamente, el primer paso es inspeccionar la cabeza de los niños. Con suerte puede que no la hayan acercado demasiado al pelo de los compañeros infestados y siga todavía libre de piojos. En ese caso la alerta no ha terminado. Será necesario hacer revisiones periódicas pasando la liendrera, pero al menos es posible respirar con algo más de tranquilidad. En cambio, puede ser que el pequeño sí que haya compartido más que juegos con esos niños. Comienza aquí todo un protocolo que algunos padres ya tienen más que implementado en su vida, pero que para los primerizos llega a convertirse en una situación de lo más estresante. En ese caso, lo más importante es tranquilizarse y, sobre todo, no hacer caso a todos esos mitos que nos han hecho creer durante años. Ahora bien, ¿cómo podemos saber qué información es verídica y cuál no? Para dar respuesta a esta pregunta, en Hipertextual hemos hablado con Marián García, doctora en farmacia, graduada en nutrición humana y dietética y en óptica y optometría y autora del blog Boticaria García, en el que, de hecho, cuenta con varias entradas sobre piojos.

Ni saltan ni vuelan

El primer mito sobre piojos que deberíamos desechar del ideario popular es la creencia de que los piojos tienen la capacidad de saltar de una cabeza a otra o, si no, pasar volando.

Esto es totalmente falso, no cuentan con alas y tampoco pueden saltar, por lo que la única forma de que pasen de un pelo a otro es a través del contacto. Esta es precisamente la razón por la que son más comunes en niños que en adultos, ya que ellos acostumbran a jugar con las cabezas muy pegadas entre sí, creando el camino perfecto para que estos insectos se desplacen. En los últimos años han aumentado también los casos en adolescentes, posiblemente por la nueva moda selfie, que a menudo requiere acercar bien las cabezas para que todos los integrantes quepan en la foto.

No le eches la culpa al perro

También está extendida la creencia de que los piojos pueden contagiarse de animales a humanos. Por supuesto, es importante tener a las mascotas limpias y desparasitadas, para evitar el contagio de pulgas o garrapatas, por ejemplo. Sin embargo, no hay nada que temer en lo que a pulgas se refiere, pues solo les gusta el cabello humano.

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No son tiquismiquis con el pelo

Hay quien piensa que los piojos prefieren el pelo rizado sobre el liso, el largo sobre el corto y el sucio sobre el limpio. Sin embargo, ninguna de estas afirmaciones es cierta. “La verdad es que ni siquiera hay evidencia de que el pelo largo atraiga más a los piojos que el pelo corto”, explica García. “Ahora bien, sí que puede haber tipos de cabello, como el que es muy rizado, donde pueda ser especialmente difícil proceder al desalojo”.

El aceite del árbol del té no es todopoderoso

Una recomendación típica entre madres que quieren mantener a sus hijos alejados de los piojos es depositar en su pelo unas gotas de aceite del árbol del té. “Huele fatal, pero vale la pena”, suelen asegurar. Por desgracia, ni mata al piojo ni previene que se acerque al pelo. Para eso solo existen unas pocas opciones, de venta en farmacias. “Existen dos compuestos con evidencia científica de su eficacia en la prevención de piojos”, aclara la experta consultada por este medio. “Sus nombres son un poco raros, octanediol e IR3535, pero preguntando en la farmacia el farmacéutico sabrá el equivalente en sus marcas comerciales. De lo que no hay evidencia científica es de la eficacia del aceite de árbol de té, que paradójicamente es quizá el repelente más popular en nuestro país”.

No, el vinagre tampoco sirve

El aceite de árbol del té se ha puesto algo más “de moda” en los últimos años. En cambio, el remedio natural favorito de nuestras madres y abuelas era más bien el vinagre, a poder ser de manzana. En este punto hay una parte de verdad y otra de mito. Es cierto que ayuda a despegar las liendres, haciendo más sencillo el trabajo de la liendrera. Sin embargo, no son capaces de matar a los temidos piojos, por lo que no sustituyen la función de los pediculicidas. Como complemento, pueden ayudar en el proceso, pero no es obligatorio recurrir a esta técnica, que deja el pelo con olor a ensalada.

No te vuelvas loco poniendo la casa en cuarentena

Una vez que la cabeza del niño ya está libre de piojos el terror no ha terminado. ¿Y si vuelven a contagiarse a través de las sábanas o algún objeto que estuviera previamente en contacto con su pelo? En este punto los expertos recomiendan tranquilidad, pues los piojos solo viven un máximo de dos días fuera del cabello. “Es aconsejable lavar la ropa de cama, cambiar toallas... pero con dejar peluches, coleteros. etc. castigados durante unos días dentro de una bolsa cerrada es suficiente”.

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La fiebre no sirve de nada

Hay quién dice que si la infestación coincide con un episodio de fiebre en el niño esta podría ayudar en el proceso. Sin embargo, es también una idea equivocada. “En el hipotético caso de que esa variación de 2-3 grados máximo afectara a los piojos, no nos olvidemos de las liendres, que acabarían eclosionando igual”, recuerda la doctora en farmacia. ”En definitiva: que un niño tenga fiebre no va a ser el remedio para terminar eficazmente con su infestación”.

Mejor no uses el secador

No todos los consejos iban a ser mitos. Es verdad que no se debe usar el secador durante el proceso, pues puede afectar al efecto residual de algunos pediculicidas, como el DEET.

Entonces, ¿qué tengo que hacer?

La mejor opción, además de la más utilizada, es el uso conjunto de los pediculicidas y la liendrera. “Se puede acabar con los piojos utilizando correctamente la liendrera, un buen pediculicida (yo recomiendo especialmente los que contienen como principio activo siliconas y repitiendo el tratamiento a los diez días”.

Existen otras opciones, como los centros en los que eliminan los piojos por aspiración. Son una buena alternativa, pero no resultan imprescindibles, como recuerda también Marián García. “Me parece una buena alternativa para aquellas familias que no sean capaces de eliminar en casa a los visitantes, pero no son imprescindibles”, aclara. “Además, tras acudir a un centro de este tipo recordemos que también es fundamental emplear un repelente con evidencia científica como los anteriormente mencionados. En cuanto el niño vuelva a entrar en contacto con piojos en el cole, volverá a cogerlos”.

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En los últimos años, además, han surgido otras alternativas, como las “pulseras antipiojos”, aunque en este caso, igual que con el aceite del árbol del té, la doctora García advierte que tampoco se ha demostrado su eficacia.

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