En 2009, un grupo de arqueólogos se encontraba excavando en la ciudad italiana de Módena, cuando encontraron lo que parecía ser un antiguo cementerio, de alrededor de 1.600 años de antigüedad. En él se encontraban un total de trece cuerpos, dos de los cuales llamaron especialmente su atención.

Cogidos de la mano, en lo que parecía una muestra de amor eterno, se encontraban dos esqueletos, que no tardaron en aparecer en los medios de comunicación, bautizados como “Los amantes de Módena”. El estado de los huesos era demasiado malo para poder determinar su sexo a través de las técnicas osteológicas habituales y los primeros análisis genéticos no dieron resultado, puesto que los tejidos óseos habían sufrido una serie de alteraciones físicas, químicas y biológicas que hacían imposible investigarlos. De cualquier modo, no parecía ser necesario, pues la postura en la que se encontraban denotaba que se trataba de un hombre y una mujer. O eso creyeron en un principio, pues nueve años después un equipo de científicos italianos ha logrado conocer la respuesta, gracias a un análisis de sus piezas dentales que ha evidenciado que quienes hicieron juicios tempranos estaban muy equivocados.

Dos hombres cogidos de la mano

La técnica utilizada se basa en el análisis de una proteína que se presenta con dos isoformas distintas: la AMELX, que se encuentra tanto en hombres como en mujeres, y la AMELY, que solo está en los dientes masculinos.

De este modo descubrieron que ambos miembros de la pareja tenían la segunda isoforma, por lo que estaba claro que se trataba de hombres.

Lógicamente, el hallazgo invita a pensar en que podría tratarse en una pareja homosexual. Sin embargo, los propios autores del estudio no creen que este sea el caso, ya que los enterramientos hallados se habían producido mediante ritos cristianos. Y si a la Iglesia le cuesta aceptar la homosexualidad hoy en día, hace mil años hubiese sido impensable que permitieran a una pareja de hombres pasar toda la eternidad agarrados de la mano. Además, según recuerdan en su estudio, publicado en Scientific Reports, desde el año 390 la pasividad masculina estaba mal vista por la ley y durante el reinado de Justiniano (527–565) el sexo entre hombres se consideraba un delito.

Por este motivo, creen que podría tratarse más bien de dos amigos o familiares, o quizás dos soldados que combatieron y murieron juntos. Muchos de los cuerpos hallados en el cementerio mostraban heridas de guerra, por lo que podría ser también su caso. Al fin y al cabo, ambos parecían tener la misma edad, por lo que no cabía la posibilidad de que se tratarse de un padre y un hijo.

Podría haber más

Son muchísimas las parejas de esqueletos que se han encontrado agarrados de la mano o abrazados en yacimientos de todo el mundo, unos más antiguos que otros.

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Por eso, este inesperado descubrimiento indica que algunos de esos restos, de los cuales en muchos casos no se ha llegado a determinar el sexo, podrían ser también dos hombres o, ¿por qué no?, dos mujeres. Además, no todos son enterramientos cristianos, por lo que en algún caso sí que podría tratarse de homosexuales. Incluso para los amantes de Módena es imposible asegurar que no lo fueran, por anómalo que fuese. Lo que está claro es que jamás debemos dar nada por sentado. Del mismo modo que no se debería dar por hecho que los huesos de un guerrero o un artesano pertenecen a un hombre, ahora está claro que tampoco es aceptable asumir que una pareja está constituida por individuos de distinto género. Cada cual debería dar la mano a quien quiera, independientemente de su sexo. Ahora, en el futuro y hace mil años.

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