La startup se fundó basándose en la creación de un proyecto previo. De la creación de una solución para la búsqueda de aparcamientos en las ciudades, la idea evolucionó al hecho de cubrir otra de las grandes necesidades de la movilidad. De Llolo se pasó, en poco tiempo, a lo que actualmente se conoce como Bipi.

Bipi, el Netflix del alquiler de coches que algún día querrá ser Car2Go

Se definían en un primer momento como una suerte de Netflix para coches; o lo que es lo mismo, un sistema basado en suscripciones para disponer de un vehículo. La idea en un primer momento era la de ocupar todas las verticales del transporte en las grandes ciudades bajo la premisa de prescindir del coche en propiedad. ¿Abordar negocios similares a los de Car2Go o Emov? Era una posibilidad con la que contaban en sus primeras etapas de vida; un año y medio después de comenzar su andadura, el sector de la short movility se ha dejado a un lado, para centrarse de lleno en la propiedad.

"Hay muchos nichos de transporte: minutos, días, horas, meses o años. Nosotros nos centramos en el coche en propiedad para eliminar la fricción que existe a la hora de adquirirlo y que puede llegar a las 8 semanas; un sistema que no ha cambiado desde hace 50 años", explica Hans Christ, fundador y CEO de Bipi.

Bipi levanta 6,5 millones de euros para seguir creciendo en la vertical del transporte

Basado en la digitalización de los procesos, antes de contar con operaciones, la compañía ya era capaz de levantar 2 millones de euros de Kibo Ventures. El fondo liderado por Aquilino Peña ya había participado en Llollo, por lo que contaban con la mitad del camino hecho. Ahora, con unos 2.000 vehículos y 80.000 usuarios registrados según sus cifras han consiguieron levantar 6,5 millones de euros junto a, de nuevo, Kibo Ventures y el fondo especializado Maniv para salir a alguna de las grandes ciudades europeas; excepto Londres, que por cuestiones de la regulación vinculada al Brexit, se ha caído de las quinielas.

Para 2020, la idea es contar con 10.000 coches en la calle, seguir abriendo regiones fuera de España y ser rentables en el país dentro de unos 15 meses aproximadamente. Para ello, explica su fundador, tienen planeado cerrar una nueva ronda el próximo año: más grande y con nuevos inversores extranjeros.

Con la suscripción como bandera

Precio mensual por coche, que puede rondar desde los 200 euros hasta lo que uno esté dispuesto a pagar, y todo incluido en la mensualidad. Esa es la oferta al mundo de Bipi, añadiendo la cuestión de la flexibilidad. "Si te compras un coche, al final tienes que asumir el gasto puedas o no, nosotros entendemos que las circunstancias de la gente cambian con el tiempo", explica el fundador.

Puede variar la necesidad del espacio de un vehículo, pero también la capacidad financiera de los usuarios. El mayor drama de la crisis de hace algunos años, momento en el que cientos de familias se encontraron sin trabajo y letras pendientes de pagar por sus nuevos coches adquiridos en tiempos de vacas gordas, hubiera encontrado la solución en este sistema. Quizá el coche no sea en propiedad, pero el problema tampoco lo es.

Con un perfil medio que va desde los 30 a los 50 años, se sirven de los clientes que han dejado el centro de las ciudades y ya cuentan con familia. El coche, que hasta hace poco les era un trasto molesto, ahora es un bien preciado para ellos. Al resto de colectivos, explican, "no hay que convencerles". Los mayores aún están adheridos al concepto de propiedad y los que están por debajo aún tienen que verse necesitados. "Estaremos listos para cuando esa generación llegue a la edad de necesitar un coche por largo tiempo, pero sin necesidad de comprarlo", argumenta Hans.

En cualquier caso, "una de las ventajas de la suscripción es que te permite llegar a un coche que nunca te podrías haber permitido por tus capacidades financieras, pero quizá durante un tiempo si te lo puedes permitir", explican.

Igualmente, todos soñamos con lo que no podemos permitirnos, pero la capacidad financiera del cliente sigue estando ahí. En poco más de unos minutos se hace el estudio de viabilidad, analizando facturas o nóminas; la diferencia, explican, es que aunque uno de los clientes pida un coche por encima de sus posibilidades, "Bipi no se encarga de ofrecer préstamos, sino servicios". Si no lo pudiesen pagar al mes próximo, el coche volvería con su dueño legítimo.

Beneficiados por una compleja regulación

De momento son pocos los coches eléctricos que piden los clientes. Básicamente porque la oferta, amén de los elevados precios del Tesla, es más bien limitada. "Si vives lejos de la capital ya vas justo con las baterías actuales, por lo que de momento hay mucha gente interesada en los híbridos", argumentan, "pero no dejan de consumir combustible y aún queda mucho tiempo para la producción masiva y asequible de coches eléctricos".

Y eso, añaden, es un problema. "Todas las regulaciones dicen que hay mucha contaminación, y eso es el detonante de todo, la cuestión es que no se dan cuenta de que no pueden prohibir algo si no hay una alternativa viable a lo tradicional"; ni las ciudades están preparadas para asumir el cambio que requiere millones de euros que nadie se quiere gastar. Esto se ha traducido en una caída masiva en la venta de coches en España a lo largo del tercer trimestre del año. Durante el mes de agosto, la venta de vehículos se redujo un 30,8% de media. Un mes totalmente atípico según el sector.

Una parte corresponde a lo ya de por sí malo del mes de verano, el enfriamiento de la economía y la falta de confianza por la crisis política en el país, pero lo cierto es que el cambio de normativa y la limitación del uso de vehículos diésel a pocos años vista ha cambiado las reglas del juego. "Ahí es donde entramos nosotros", añaden, "porque si pagas 30.000 euros por un coche que no vas a poder usar en unos años la gente se lo piensa mejor. La gente tiene miedo de comprárselo, pero aún así tienen la necesidad".

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