La pregunta de la semana es “¿por qué no estamos hablando de Beforeigners?”. La primera producción noruega original de HBO se ha traducido en España como Los Visitantes y esta es su tercera semana en emisión. Sin embargo, no está recibiendo la atención que merece. La premisa es bastante simple. En el Oslo actual empiezan a llegar oleadas de personas del pasado, procedentes de la Era de Piedra, las comunidades vikingas y los siglos XVIII y XIX. Nadie sabe qué ha causado este fenómeno, pero pasan los años y las llegadas son constantes en todo el mundo. Como resultado, se genera una importante crisis de “refugiados temporales” que pone en peligro la estabilidad del país.
En este contexto turbulento, la serie nos centra en dos personajes: Lars (Nicolai Cleve Broch), un agente de policía cuya esposa abandona por un hombre del Romanticismo, y Alfilhldr (Krista Kosonen), una joven de pasado vikingo que acaba de incorporarse al cuerpo. Juntos investigarán el asesinato de una mujer neolítica y una posible oleada de crímenes de odio hacia la población “multitemporal”. Lo cierto es que la intención crítica de la serie es más que evidente.
El propio título nos alerta de la situación que va a tratar. Beforeigners es un término inventado que procede de las palabras inglesas “before” y “foreigners”, que juntas forman algo así como “extranjeros de antes” o “extranjeros del pasado”. El concepto, de por sí, denota la otredad de estas personas y pone sobre aviso del trato inhumano que van a recibir, lo que la serie no tiene ningún reparo en mostrar de forma explícita. En más de un episodio visitamos los campamentos donde se alojan los recién llegados hasta que pueden asignarles un hogar y un empleo, y las condiciones resultan bastantes familiares para quien mira el telediario con alguna asiduidad.
Cada vez más creadores están reflejando de una u otra forma la crisi humanitaria que estamos viviendo en la actualidad, sobre todo aquellos más cercanos al Mediterráneo o a la situación entre Estados Unidos y Latinoamérica. En este caso, la crítica se resguarda en la ciencia ficción para exponer la situación desde una perspectiva nueva. Más allá de esta cuestión, la serie es todo un descubrimiento. Sus creadores, Eilif Skodvin y Anne Bjørnstad, son las mentes detrás de Lilyhammer, la que fuera la primera serie de Netflix presentada como original, en 2012. De esta interesante comedia sobre la mafia neoyorquina, Beforeigners ha heredado el humor implacable de sus guionistas. Aunque han afirmado que esta serie pretendía tener un tono mucho más serio y formal, por el tema que trata, pero no puede escapar del ramalazo irónico que impregna casi cada escena, como ellos mismos afirman. “Para nosotros, la comedia es nuestra forma de vida, una parte de quiénes somos. Nos lo pasamos muy bien construyendo este mundo”, contaba Bjørnstad para Variety.
Por un lado, la contraposición de la cotidianidad actual con las costumbres del pasado nos dejan ocurrentes imágenes, como un hombre con sombrero de copa paseando en un carro de caballos y escuchando música desde su iPhone; o a la protagonista empleando unas ingeniosas compresas de musgo porque no puede permitirse comprar de las actuales a causa de su deuda educativa. De hecho, ella es el máximo exponente de una contradicción presente en cada episodio. A pesar de que se ha adaptado con sorprendente facilidad al modo de vida del siglo XXI aún guarda algunas costumbres de su pasado como guerrera que confronta una y otra vez con su papel como mujer en el cuerpo de policía y en la sociedad. Al fin y al cabo, ¿cómo puede ser el feminismo de una mujer de aquella época? Por otro lado, la trama principal de la serie crea un clima de thriller policiaco, un guiño al éxito de las novelas negras escandinavas que es casi una sátira al mezclarse con los viajes en el tiempo, las situaciones absurdas que se derivan de estos y el tráfico de drogas temporales.
No hay excusa para no consumir la ficción noruega
Tanto los viajes en el tiempo como las tramas policíacas son recursos ampliamente explotados en la ficción, y juntos son imparables. Además, Beforeigners explora una parte de los saltos temporales a la que no siempre se atiende. En lugar de mostrarnos qué pasa cuando viajamos al pasado (o incluso al futuro), nos pone de parte de los que no se mueven; de cómo una sociedad asimila que personas de otro tiempo lleguen a su época. Las reglas que explican estos saltos o por qué suceden en primer lugar no son algo que interesara a Bjørnstad y Skodvin como prioridad. Estos creadores han buscado un lado mucho más social de la ciencia ficción y exploran hasta el más mínimo detalle las relaciones humanas derivadas a consecuencia de esta situación.
Así, mientras la trama del asesinato sigue su curso, nos van presentando pequeños detalles que denotan el trabajo de construcción de mundo que hay detrás de cada capítulo. Las relaciones intertemporales, la convivencia con vecinos del Neolítico, y la creación de bares, locales y grupos de terapia para la gente de otro tiempo están a la orden del día, como también lo están los insultos, pintadas y vejaciones que sufre esta población “extranjera”.
Beforeigners es una apuesta que, en un primer momento, puede parecer algo alejada del catálogo habitual de HBO, pero que, mirada con más detenimiento, encaja perfectamente con su contenido. La ciencia ficción suave mezclada con crítica social es la misma fórmula que ha llevado a El cuento de la criada a las listas de éxitos, sin ir más lejos. Aunque no podemos comparar las pretensiones de una y otra, es muy interesante ver cómo las plataformas de streaming de esta magnitud apuestan cada vez más por la ficción europea. Nos hemos acostumbrado tanto a los productos norteamericanos que a veces nos cuesta valorar lo que tenemos más cerca, incluso cuando son tan accesibles como es el caso. Con la ventaja del doblaje, de mucha calidad pese a la dificultad para adaptar ambos idiomas, ya no quedan excusas.