Showtime hizo oficial que la actriz Gal Gadot (Wonder Woman) encarnará a Hedy Lamarr en una miniserie aún sin fecha de estreno, que contará su peculiar vida. Lamarr fue considerada una de las más bellas de su época, pero también fue una brillante mujer de ciencia. La serie contará la mítica historia de su aporte en la creación de la tecnología que permitió la invención del Wifi.

Los créditos de producción incluyen a la showrunner Sarah Treem, cuya serie The Affair —también transmitida por el canal Showtime—  llegará a su capítulo final durante el mes de agosto. Por su parte, la actriz Gal Gadot —que buscaba desde hace unos años el proyecto ideal para interpretar a Lamarr— será una de las productoras ejecutivas del show.

La serie, que aún carece de título, analizará el legado de la estrella cinematográfica desde sus considerables aportes al feminismo durante una etapa especialmente machista en la meca del cine, una faceta que suele quedar oculta por su singular y en ocasiones extravagante, vida personal. También hará énfasis en su faceta como inventora, que la actriz mantuvo oculta la mayor parte de su vida. Lamarr ha sido constante objeto de interés no solo por la inverosímil combinación de su talento frente a las cámaras y para la tecnología, sino además, por ser el símbolo de la evolución de la imagen femenina en una época de fuerte censura moral en el séptimo arte: la actriz causó revuelo cuando protagonizó el primer desnudo frontal femenino en el cine comercial en la película Éxtasis (1933) del director Gustav Machatý.

No será la primera vez que la historia de Lamarr llegue a la televisión. En el año 2017, el documental Bombshell: The Hedy Lamarr Story de la directora Alexandra Dean reconstruyó buena parte de su vida y aportes a la tecnología, a través de los testimonios del director Mel Brooks y Peter Bogdanovich, entre otras prominentes figuras hollywoodenses. J. Hoberman la nombró “una de las diez mejores películas de 2017”.

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Actriz de día, genio científico por la noche

Nacida en Viena (Austria) en 1914, Hedy Lamarr siempre fue una combinación de misterio y un toque extravagante que asombró al muy conservador Hollywood bajo el yugo del código Código Hays. No obstante, el verdadero aporte de la actriz son sus considerables contribuciones a la tecnología moderna. Convertida en ídolo de masas gracias a su histórico desnudo en el cine, la actriz ayudó en 1941 a desarrollar un efectivo y sofisticado sistema de comunicaciones radiales, que impulsó la estrategia de las fuerzas aliadas que luchaban contra Alemania. El aporte se convertiría años después, en la base del Wifi y Bluetooth tal y como lo conocemos en la actualidad.

Lamarr había sido la esposa de Fritz Mandl, un fascista austríaco fabricante de armas que convirtió a la por entonces jovencísima actriz (que apenas contaba con veinte años) en una esposa trofeo a la que controlaba y mantenía bajo una férrea vigilancia. Más adelante, admitiría que lo único rescatable de la abusiva relación, fue la posibilidad de tener un definitivo acercamiento a la ingeniería: Mandl solía invitar a buena parte de los científicos de Viena a cenas. Las conversaciones y discusiones sobre la tecnología de la época serían el primer paso de Lamarr hacia su posterior inclinación por las ciencias.

Libre del dominio de Mandl, Hedy Lamarr huyó a Londres antes del Anschluss (la anexión de Austria a la Alemania nazi) y finalmente a EE.UU. en donde precedida por su fama, comenzó a trabajar de inmediato para los grandes estudios y a la vez, dio rienda suelta a todo su talento científico. Entre las primeras anécdotas acerca de su prodigiosa inteligencia, se cuenta su influencia sobre el diseño de los aviones del pionero aeronáutico Howard Hughes, quien para el momento en que conoció a Lamarr a finales de 1939, intentaba que sus aviones volaran más rápido a través del método revolucionario de adecuar el diseño aerodinámico de las alas. Lamarr leyó sus apuntes y planes, para después concluir que las imaginadas por Hughes eran en exceso cuadradas, por lo que le recomendó a adaptar su forma a la anatomía de los peces rápidos y las aves voladoras.

Pero el invento más asombroso de Lamarr, fue el que permitió encontrar nuevas aplicaciones en las ondas de radio, algo que los científicos e ingenieros norteamericanos habían trabajado por años sin resultado. Las fuerzas aliadas se enfrentaban con el problema que la frecuencia que utilizaban en sus comunicaciones, podría ser descubierta por los países del Eje, lo que provocaría un grave inconveniente de seguridad.

Lamarr y el pianista George Antheil encontraron la respuesta al enigma: ambos teorizaron la posibilidad que si el transmisor y el receptor saltaran de frecuencia en frecuencia de manera simultánea, sería imposible que la señal fuera interceptada. Basados en la hipótesis, desarrollaron un mecanismo llamado “salto de frecuencia” (tecnología de espectro extendido) que fue patentada en 1941.

A pesar de sus alcances, el invento de ambos no se reconoció hasta década de los sesenta y de hecho, fue utilizada durante la crisis de los misiles cubanos. Para entonces, la patente de Lamarr y Antheil había expirado por lo que no recibieron reconocimiento alguno por eso. Solo en 1997, la actriz fue homenajeada con BULBIE Gnass Spirit of Achievement (considerado “el Premio Oscar” de los inventores). Al enterarse de la noticia, la octogenaria Lamarr no pareció en exceso impresionada por el galardón. “Ya era hora”, comentó.

La que fuera la mujer más bella de su época, fue también una de las más brillantes. Y aunque en la actualidad se le recuerda mucho más por su aspecto físico, el mayor legado de Lamarr continúa siendo su fresca y revolucionara visión sobre la ciencia.

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