Las profundidades del océano están repletas de animales de lo más curiosos, muchos de las cuales siguen ocultos en la oscuridad, sin haber sido vistos nunca por el ser humano. Por eso, cada cierto tiempo las expediciones en aguas profundas terminan con el hallazgo de una nueva especie, a veces tan curiosa y llamativa como la que acaba de describir en Zootaxa un equipo de científicos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA).

Se trata de Mollisquama mississippiensis, un pequeño tiburón de solo 14 centímetros de largo, que hasta 2010 permaneció sin ser visto en el Golfo de México, a pesar de tener la capacidad de brillar en la oscuridad.

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El segundo tiburón de bolsillo

Junto a Mollisquama parini, la especie recién descrita es uno de los dos escualos bautizados hasta el momento como “tiburones de bolsillo”.

La primera razón es obvia, pues su reducido tamaño lo convierte en un animal fácil de transportar. Es cierto que M. parini es un poco más grande, de 40 centímetros, pero comparado con el tamaño que suelen tener otros tiburones sigue siendo bastante pequeño. Sin embargo, la verdadera razón por la que se conocen de este modo es que ambos poseen junto a sus aletas delanteras dos bolsillo de gran tamaño, cuya función no se conoce con seguridad, aunque se cree que se componen de glándulas productoras de un líquido bioluminiscente. Además, cuentan con gran cantidad de unos órganos conocidos como fotóforos, cuya función es también la de generar luz. En definitiva, estos curiosos tiburones tienen la capacidad de brillar en la oscuridad.

Cuando se halló en 2010, se creyó que M. mississippiensis podría ser un ejemplar más pequeño de la especie M.parini, que había sido descubierta en 1979, en la costa de Chile, y descrita unos años después, en 1984. Sin embargo, al realizar una serie de radiografías y tomografías computerizadas descubrieron algunas diferencias. Por ejemplo, si bien los dos cuentan con los bolsillos productores de líquido bioluminiscente, el más pequeño cuenta con una menor cantidad, tanto de vértebras como de fotóforos, lo cual lo convierte en una especie diferente. Por ahora, estos son los dos únicos ejemplares del género Mollisquama que se han encontrado: una hembra de M. parini, de 40 centímetros, y un macho más pequeño, de la especie M. mississippiensis.

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Sin embargo, sus descubridores son conscientes de que el oscuro fondo oceánico debe albergar muchos más, tanto ejemplares de estas dos especies; como, ¿por qué no?, quizás también otras especies diferentes. Para empezar, el hallazgo de este último sirve para confirmar que su distribución es mucho mayor de lo que se pensaba en los 80. De cualquier modo, para saberlo solo queda una opción: seguir inspeccionando en aguas profundas, hasta dar con una nueva luz en mitad de la oscuridad.

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