A pesar de que cuidar nuestra salud implica aprender a reconocer los síntomas que nos aquejan y asistirlos, prestarles demasiada atención podría resultar contraproducente. Esto es denominado efecto nocebo, el hermano gemelo malvado del efecto placebo.

Luana Colloca, una neurocientífica y médica de la Universidad de Maryland estudió ambos y concluyó que: "La respuesta del cuerpo puede ser desencadenada por expectativas negativas. Es un mecanismo de autodefensa. Desde un punto de vista evolutivo, hemos desarrollado mecanismos para prevenir situaciones peligrosas". El efecto nocebo se ha hecho presente en numerosas ocasiones y para enfermedades diversas.

Por ejemplo, alrededor del 18% de las personas que participaron en unas pruebas de medicamentos para la migraña reportaron efectos secundarios al ingerir la píldora de azúcar. Estos, por supuesto, no sabían si estaban tomando el medicamento real o el medicamento falso.

De igual forma, en otro estudio en el que a los pacientes se les dijo que su morfina postoperatoria estaba terminando, estos advirtieron una oleada de dolores. Sin embargo, aquellos a los que la morfina se les terminó sin aviso, no sintieron ese dolor intenso.

¿Cómo funciona el efecto placebo?

Katie Golden y su aplicación de seguimiento de síntomas

Katie Golden fue diagnosticada con migraña por primera vez hace ocho años. Empezó a utilizar una hoja de Excel para registrar su dolor con puntuaciones. En esta, también incluía detalles sobre su alimentación, los lugares a los que iba, el clima y la presión barométrica, y demás. En fin, un montón de factores que, de acuerdo a sus conocimientos, podían detonar los síntomas de su afección.

A pesar de tratarse de un método muy útil para proporcionar información más precisa a los médicos, Golden reconoce que el seguimiento de sus síntomas le hizo enfocarse más en su enfermedad. Luego de la hoja de Excel, recurrió a aplicaciones especializadas para ello. De hecho, cerca del 15 % de los adultos de los Estados Unidos han usado o usan regularmente alguna aplicación para rastrear los síntomas de una condición. El uso de un rastreador de síntomas puede generar ansiedad e incluso empeorar los síntomas.

Aplicaciones para el seguimiento de síntomas, arma de doble filo

Kerrie Smyres, una mujer de 42 años defensora de pacientes con migraña en Phoenix, Estados Unidos, abandonó las aplicaciones de rastreo porque se percató de que la información que registraba aumentaba la carga de su enfermedad.

Smyre sufre de ataques de migraña todos los días, pero tenía una especie de mantra que la ayudaba a olvidarse un poco de su condición. “Mi mecanismo de afrontamiento en ese momento era decirme que no era tan malo como era”, dijo ella.

Smyre detuvo su recopilación de datos al darse cuenta de que estaba interfiriendo en sus esfuerzos por distraerse. Antes de rastrear sus síntomas con la aplicación, percibió que estos eran frecuentes, pero no ocurrían todos los días.

Aprender factores de riesgo genéticos

Un estudio reciente de la Universidad de Standford se enfocó en determinar la forma en que reaccionan las personas al aprender sobre los factores de riego genéticos.

Los factores de riesgo genéticos se refieren a la posibilidad de que una persona pueda sufrir determinada enfermedad si hay antecedentes de la misma en su familia, por la transferencia de los genes asociados a la misma.

La investigación contó con la participación de 200 personas que se sometieron a pruebas genéticas. Al evaluar sus resultados, los especialistas les dijeron que corrían mayor o menor riesgo de dos factores relacionados con la obesidad: la capacidad de ejercicio cardiorrespiratorio (corazón-pulmón) o la saciedad (sentirse lleno) después de comer. Estos fueron asignados al azar.

Una vez al tanto de sus factores de riesgo, los participantes cambiaron su fisiología de modo que coincidiera con el veredicto que se les dijo, independientemente de si este fuera real o no. Algunos tenían mayor capacidad pulmonar y resistencia al hacer ejercicio, y otros menos, y también generaron más o menos de una hormona que hace que las personas sientan su apetito satisfecho.

La evidencia de Robert Ferrari

Pxhere

Otra evidencia del efecto nocebo fue encontrada por Robert Ferrari, un internista en Edmonton, Canadá. En su estudio, proporcionó una lista de verificación con ocho posibles síntomas a los voluntarios en la que estos responderían con qué frecuencias recordaban haberlos presentados en los últimos 14 días. Luego de ello, solicitó a un grupo de los participantes que hiciera seguimiento de los síntomas que sentían cada día durante los próximos 14 días.

Las personas que tuvieron la tarea de monitorear sus síntomas durante ese tiempo, reportaron el doble de síntomas que en la primera consulta. Además, señalaron que se habían presentado más graves. Sin embargo, los reportes de aquellos que no debieron seguir sus síntomas no cambiaron.

Para Ferrari, los síntomas son señales de advertencia de nuestro cuerpo. Pero estando al tanto de una lesión o enfermedad, no es gran aporte seguir enfocando nuestra atención en estas señales: “La vida está llena de síntomas. Si usamos los síntomas como el punto de referencia de nuestra recuperación, y prestamos más atención a los síntomas, ¿cómo nos recuperamos?”.

Efecto placebo y efecto nocebo

Colloca destaca que los estudios sobre el efecto nocebo han demostrado que los síntomas pueden empeorar cuando las personas ya tienen expectativas negativas al respecto: “Por ejemplo, los participantes en un estudio pueden sentir un dolor insoportable cuando ellos experimentan un estímulo para el que han sido condicionados para que crean que será extremadamente doloroso, aunque el estímulo haya sido programado para provocar un nivel medio de dolor. Puede parecer un truco de la mente, pero ahora sabemos que interviene un sistema psiconeurobiológico de modulación del dolor que conecta las expectativas de la persona de un alivio o empeoramiento del dolor con la liberación o bloqueo de opioides endógenos”.

Ante ello, Colloca considera que “es probable que nuestro cuerpo y cerebro tengan algún mecanismo interno que responde cuando anticipamos algo”.

“En términos evolutivos, los efectos nocebo y placebo coexisten para favorecer los mecanismos perceptivos que anticipan amenazas y eventos peligrosos (efectos nocebo) y promueven comportamientos de apetito y seguridad (efectos placebo)”.

Es necesario destacar las razones por las que empezamos a prestar mayor atención a las señales de nuestro cuerpo. Existen muchas personas que mantienen una actitud de negación ante síntomas muy graves y evitan las consultas médicas por miedo a descubrir una grave enfermedad o lesión en su cuerpo.

Por otro lado, están aquellos que una vez conscientes de su afección, se esfuerzan por determinar los momentos o entornos en los que esta se activa o se agrava. De esta forma, pueden tener mayor sentido de control y también pueden evaluar la eficacia de su tratamiento.

Tenemos pues, que aunque es muy importante tener conocimiento sobre la forma en que se contraen algunas enfermedades, sus síntomas y su tratamiento, resulta muy necesario hacerlo de manera equilibrada. Dawn C. Buse, profesora clínica que trabaja con pacientes de migraña en el Colegio de Medicina Albert Einstein de la Universidad Yeshiva, recomienda a sus pacientes tomárselo con calma.

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