Hace ya más de un mes que las comidas y cenas navideñas terminaron. Y muchos se encuentran ya inmersos de lleno en la llamada Operación Bikini, ya que el verano está cada vez más cerca. Por eso, es época de que numerosas dietas afloren, ya sea en redes sociales o en el boca a boca entre quienes quieren tener el peso bajo control antes de la llegada del buen tiempo.

La dieta que parece estar de moda últimamente es la Pegan, una mezcla entre la Paleolítica y la alimentación vegana. ¿Cómo funciona exactamente? ¿Es saludable seguirla? En Hipertextual hemos hablado con una médico especialista en nutrición para saber más acerca de la dieta Pegan.

En este caso se puede decir que no se trata de una dieta milagro sino más bien como un estilo de alimentación. Aunque “si se sigue correctamente”, tal y como afirma el nutricionista Mark Hyman, creador de esta dieta, “la Pegan ayuda a perder peso, reducir el colesterol y prevenir el desarrollo de diabetes”.

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¿Qué es la dieta Pegan?

La dieta Pegan es la fusión entre dos tipos de alimentación: la paleolítica y la vegana. En ella se junta lo mejor de los dos mundos.

Por un lado, la dieta paleo se centra en comer carnes provenientes de la caza, pescados, huevos, frutos secos, frutas y verduras sin almidón y grasas buenas. Y por su parte, la vegana evita cualquier producto de origen animal, no solo carne sino también productos ovolácteos e, incluso, la miel. Eso sí, permite tomar granos, frutas, verduras, frutos secos y semillas. Se puede ver con esta primera lista que ambos tipos de alimentación coinciden en ciertos alimentos como los frutos secos, las frutas o las verduras.

No obstante, al unirse ambas dietas, además de estos elementos comunes, también se añaden las proteínas de la paleo y los granos de la vegana. Lo único que no se permite, por tanto, son los lácteos y el gluten, mientras se reduce al máximo la ingesta de azúcar ya que apenas se comen productos ultraprocesados porque son los más insanos.

Entre los alimentos permitidos están las legumbres, las grasas buenas como el aceite de oliva virgen extra o aguacate; los cereales integrales, carnes y pescados. No obstante, las carnes deben ser "en cantidades pequeñas" y nunca se deben consumir como un plato principal, tal y como señala Maria Jose Martinez Obiols, médico especialista en nutrición. En el caso de los pescados, estos deben de ser pequeños como las sardinas o las anchoas. ¿A qué se debe esto? Porque de esta forma se evita consumir "menos mercurio" porque los pescados grandes contienen más que los de menor tamaño.

Otra de las premisas de este tipo de dieta es que los alimentos tienen que ser "frescos, locales y orgánicos", una característica de ambos tipos de dieta.

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¿Es saludable?

Unsplash | Brooke Lark

Para la doctora Martínez este tipo de dieta tiene varios beneficios: al eliminarse los productos ultraprocesados, la carga glucémica es menor "porque contiene poco azúcar, harinas y carbohidratos refinados". Por otra parte, "solo se ingieren grasas saludables" y al tratarse de alimentos ecológicos y de proximidad "no contienen aditivos, ni conservantes, ni pesticidas", indica.

No obstante, la dieta, a pesar de ser bastante saludable al limitar el consumo de carne, azúcares y alimentos ultraprocesados, tiene una desventaja al prohibir los lácteos y el gluten: "No soy partidaria de eliminar lácteos si no eres intolerante, al igual que el gluten sino eres intolerante o celiaco". No obstante, la médico especialista en nutrición apunta a que, a pesar de esto, se trata de una dieta "saludable" y que, si uno quiere, puede "adoptarse de forma continuada". Pero siempre con el control de un especialista médico por si, por ejemplo, aparece falta de calcio al no tomar lácteos u otro tipo de déficit de vitaminas.