Astrónomos han revelado detalles de la detección de señales misteriosas conocidas como estallidos rápidos de radio (FBR por sus siglas en inglés), uno de los fenómenos menos conocidos del Universo. Son capaces de generar en pocos milisegundos la misma energía que el Sol en 80 años.

Lo que es un enigma, hasta el momento, es qué tipo de fuente es capaz de generar ráfagas tan intensas. Se especula que su origen está fuera de la Vía Láctea. Hasta el momento se habían detectado unas sesenta emisiones de este tipo, pero ha sucedido algo sumamente inusual: una señal repetida, desde la misma fuente a unos 1.500 millones de años luz de distancia.

El evento se había detectado una sola vez en el pasado, por un telescopio distinto, desde su descubrimiento en 2015 por el radiotelescopio Arecibo en Puerto Rico. En su momento se teorizó que provenía de un magnetar en una galaxia enana a 3.000 millones de años luz de la Tierra.

Los nuevos estallidos rápidos de radio repetidos han sido detectadas por un grupo de científicos canadienses usando el radiotelescopio CHIME (Experimento Canadiense de Cartografía de Intensidad del Hidrógeno), ubicado en el Valle de Okanagan en la Columbia Británica, durante un periodo de observación de tres semanas durante el verano de 2018. Las conclusiones han sido recogidas en un par de papers publicados hoy.

CHIME cuenta con cuatro antenas semicilíndricas de 100 metros de longitud. En vez de partes mecánicas, usa software para asignar segmentos del cielo, con procesamiento digital de señales para "apuntar" al radiotelescopio y reconstruir el lugar desde donde proviene las ondas de radio.

FRB 180814

Las ráfagas repetidas se han bautizado como FBR 180814 y se calcula que se encuentran a 1.500 añoz luz de distancia con una característica importante: casi todas las las ráfagas nuevas —13 en total— se emiten en frecuencias más bajas que las descubiertas anteriormente, además se mostraron signos de "dispersión", sugiriendo que la fuente del fenómeno son objetos astrofísicos de mucho poder, como el remanente de una supernova o cercano al agujero negro central de una galaxia.

Estas dos condiciones hacen replantear las teorías de sus orígenes. Aunque sigue siendo un misterio, la detección de estas nuevas señales dan más pistas que podrían ayudar a entender su origen.

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