Hoy en día, 100.000 creadores de contenido usan Patreon para recibir donaciones de sus seguidores. Es posible encontrar a músicos, escritores, artistas visuales, fotógrafos y youtubers, todos ofreciendo obras para incrementar sus ingresos. Desgraciadamente, algunos usan la plataforma para distribuir discursos de odio, situación que ha generado gran preocupación a los responsables de la web.
El pasado 6 de diciembre, Patreon decidió frenar el antifeminismo con la expulsión de Carl Benjamin, un youtuber británico que regularmente causa polémica por sus declaraciones. También eliminaron la cuenta del blogueron Milo Yiannopoulos, quien constantemente se ha mostrado en contra del feminismo.
Patreon ha seguido la estrategia de otras compañías para deshacerse del discurso de odio, sin embargo, eso ha generado que diversos creadores abandonen la plataforma aunque no se encuentren involucrados. Sam Harris, ateo famoso por su podcast "Waking Up", se marchó expresando preocupación por las prácticas de "censura". Con el paso de los días varias personas se han unido a la protesta, destacando al libertario Dave Rubin y al conservador Jordan Peterson. Este último afirmó que "si esto continúa, todo discurso o comportamiento polémico pondrá al hablante o actor en riesgo de serias sanciones económicas y sociales, y los despojará de toda defensa"
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A diferencia de otras compañías como Facebook y Google, que utilizan algoritmos como su principal arma para detectar contenido que va en contra de sus políticas, en Patreon son humanos quienes se encargan de moderar todo. ¿Por qué razón? Siguen siendo una plataforma pequeña y hasta el momento no ha sido necesario implementar otro tipo de controles. Lo anterior deja claro que la empresa conoce muy bien a los conflictivos, muchos de los cuales habían sido expulsados de otras webs.
No todos los creadores se han mostrado en contra de estas decisiones. Algunos creen que los movimientos pueden ser ejemplo para crear un mejor ambiente en internet. Por otra parte, agradecen que los moderadores sean humanos y no sistemas automatizados que tomen decisiones tan importantes. Cuando se infringen las políticas de Patreon, es una persona quien se pone en contacto con el involucrado para indicarle cómo puede revertir la situación.
Jaqueline Hart, responsable de seguridad y confianza en la compañía, aseguró a The New York Times que su equipo está atento a cualquier queja por discurso de odio, incluyendo aquellas que se originan por contenido compartido en Facebook o YouTube, como fue el caso de Benjamin. Afirmó que no piensan prescindir de los moderadores humanos, ya que les da la oportunidad de interactuar y trabajar con cada uno de los creadores. "Es un modelo bastante exitoso", concluyó.
Seguramente los afectados por la expulsión buscarán otras alternativas para distribuir y monetizar su contenido. Los mismos Rubin y Paterson planean crear su propia plataforma, no obstante, otros han tenido un fracaso rotundo al intentar el mismo experimento. El caso más sonado es el de Hatreon, controlado por supremacistas que blancos. VISA les suspendió el servicio financiero con el que operaban y decidieron cerrar en noviembre del 2017.