Elon Musk ha pasado en muy poco tiempo -se podría hablar incluso de meses- de ser visto por muchos como el genio del futuro, el inventor del siglo XXI que iba a procurar un mejor horizonte para la humanidad, a representar lo que para otros tantos es un millonario con ínfulas de notoriedad. Un personaje que se ha comido a sí mismo, y que está preso de su propio ego.

Un relato de los últimos titulares que ha generado dan muestra de ello. Hasta hace poco más de un año Musk aparecía en portadas como las de las revistas TIME o Rolling Stone bajo letras que lo engrandecían como una de las personas que “modelarán el futuro”, mientras que hoy, las noticias que más peso tienen en la hemeroteca al buscar su apellido cuentan historias como la del día en el que se le ocurrió llamar pedófilo a un rescatista en el dramático suceso de los niños atrapados en una cueva tailandesa; aquel otro día en el que se puso a fumar marihuana durante una entrevista en directo o, cuando finalmente fue obligado a apartarse de la presidencia de Tesla por la autoridad bursátil tras tuitear mensajes que podían hacer fluctuar la cotización de sus acciones.

¿Empieza a ser Elon Musk un problema para Tesla?

Musk es un enfant terrible, un genio soñador, y ha demostrado ser también un bocazas inabarcable. La historia del sudafricano es una de esas que algún día -según cómo acabe todo- inspirará una película. Fundador de Paypal para idear nuevas transacciones, de Tesla para empujar la transición eléctrica del vehículo, de Space X para llevarnos a las estrellas, o de The Boring Company para construir túneles subterráneos que nos libren de los atascos. Y todo ello regado con multitud de apuros cercanos a la bancarrota, de inversiones millonarias y, en definitiva, de una continua montaña rusa de la que parece que él no está dispuesto a bajarse.

Musk es carne tanto de fan-boy como de críticos. De gente a la que le encanta que los líderes innovadores de la sociedad sean impredecibles y de otros a los que esto les aterra. Y esa es en gran medida la dicotomía y evolución que también ha tenido Musk como inspirador de personajes en el cine, donde ha pasado de inspirar al Tony Stark de Robert Downey Jr. a servir como referente para el típico villano multimillonario obnubilado por su creación.

Cómo Musk inspiró el Tony Stark del UCM

Elon Musk en su cameo en Iron Man II

Es conocido que en el momento de la preproducción de Iron Man (2008), la primera película que dio el pistoletazo de salida al Universo Cinematográfico de Marvel que hoy ha generado taquillas millonarias y más de veinte películas, su director Jon Favreau y su protagonista Robert Downey Jr. se basaron en Musk para crear a un Tony Stark moderno. Su conexión quedó aún más patente en 2010, en Iron Man II, donde el propio CEO de Tesla hace un cameo en el metraje. Sin embargo, esta alianza iba más allá de una simple aparición y una breve inspiración.

Según escribe Ashlee Vance, periodista de Bloomberg y autor de un libro sobre Musk, la conexión entre Stark y el millonario comenzó bastantes meses antes del rodaje. Favreau había alquilado unos antiguos hangares en Los Ángeles que habían pertenecido a Howard Hughes, el magnate, autodidacta y director de cine al que interpretó Leonardo DiCaprio en El Aviador (2004). El director de Iron Man pensaba que aquel lugar podía servir de inspiración como la obra de un millonario que fue mucho más que eso, pero también se lamentaba de que en los tiempos actuales no existieran hombres del renacimiento tan carismáticos y con tanta repercusión como Hughes. Más adelante, un día escuchó hablar de un ingeniero que a solo unos kilómetros de allí había formado su propia base industrial para lanzar naves privadas al espacio. La empresa se llamaba Space X y, obviamente, aquel tipo era Elon Musk.

Musk en ese momento era conocido por haber fundado Paypal, pero su nombre y su rostro no eran ni de largo tan conocidos como ahora. Para hacerse una idea, en 2008 se acababa de entregar con retraso el primer Tesla Roadster y Space X aún realizaba pruebas con un primigenio Falcon I. Favreau y Downey se sintieron no obstante interesados por un tipo capaz de entregarse a una empresa tan visionaria (y aparentemente poco rentable) y acudieron a su fábrica en El Segundo, donde recibieron una ruta privada de la mano de Musk. Al parecer, Downey Jr. y Musk acabaron teniendo una buena relación que fructificó en la película con la aparición de un Roadster en el despacho de Tony Stark. El propio actor contó años después que “quería simbolizar que el Stark del cine y Musk eran contemporáneos, y que fruto de esa relación Stark poseía uno de los primeros Tesla salidos de fábrica”.

La popularidad de Musk subió tras el estreno de la película como la espuma. Pasó de ser uno de los innovadores de referencia de Silicon Valley o simplemente el cofundador de Paypal, a ser comparado con la prensa como el Tony Stark real y ahí, en cierto modo, comenzó su faceta como hombre público por la que hoy es más conocido. Según contó él mismo, su vida después de Iron Man II se dividía “entre un 90% de ingeniero y un 10% de playboy”. Hoy seguramente los porcentajes estarían invertidos.

De héroe al villano de Venom

Carlton Drake (Venom)

Sin embargo, todas estas comparaciones hoy han quedado en un segundo plano, hasta el punto que muchos críticos han resaltado el evidente parecido entre Musk y Carlton Drake, el villano de Venom (2018) interpretado por Riz Ahmed. Drake es un multimillonario dueño de la Fundación Life, una corporación que busca la forma de encontrar cómo mandar los humanos a otros planetas debido a la convicción de su jefe de que el planeta está colapsando.

En Venom, Drake se enamora del descubrimiento de los simbiontes y planea cómo fusionarlos a toda costa con los humanos para cumplir sus propósitos. Un objetivo por el que romperá todas las barreras de la ética científica. Aunque el personaje de Drake a veces queda descuadrado por sus escasos matices (es la versión del siglo XXI del típico científico loco), su analogía con el ingeniero rico que pone por delante de todo su propia causa levanta paralelismos con la visión que se ha empeñado en dar Musk de genio perdido en sus propias batallas. Drake es la caricatura del Musk que se ríe de alguien en Twitter, que se siente superior al resto y con libertad para hacer lo que quiera tratando su compañía como su patio trasero.

El Lex Luthor de Jesse Eisenberg

Antes de Venom, también se encontraron similitudes con el histriónico Lex Luthor de Jesse Eisenberg, un joven elevado por su intelecto pero que también acaba perdiendo la cabeza en el Universo Extendido de DC. Pese a que estos personajes no pasarán a la historia de los grandes malvados del cine, sí que comparten algunos matices que los hacen distintos: ambos son tipos que persiguen sus ideas bajo un pequeño paraguas de cordura. Drake cree que el ser humano se está cargando el planeta y por eso debe salir al espacio, y Luthor ve a Superman como un peligro por sus poderes, infinitamente superiores a los de los humanos.

Pese a esto, en esta transición existen también referentes en el mundo de las series. Los showrunners de Elementary ya explicaron que en uno de sus capítulos de la cuarta temporada se habían inspirado en Musk para presentar a un villano de los coches autónomos que tiene un plan maléfico y quizá, el personaje que más ha calcado a Musk sea Dax Minter, en la serie Sucesor Designado, un ingeniero de una empresa de coches eléctricos que comienza como aliado de los planes del Presidente y que tiene una evolución en la segunda temporada que evitaremos nombrar para prevenir spoilers.

El personaje de Dax Minter (derecha) en Sucesor Designado.

El recorrido que ha tenido Musk a ojos de la opinión pública, e incluso de todas las empresas tecnológicas, es paralelo al de los personajes que ha inspirado en la gran y pequeña pantalla. En 2008, el año del estreno de Iron Man, Estados Unidos y el resto del mundo iniciaba una gran recesión que puso en jaque algunas industrias como la construcción o la banca. Por el contrario, las tecnológicas como Facebook, Google, Apple y Silicon Valley en general se percibían como unas enormes minas de talento, creatividad y libertad. El mito de la invención y el garaje contra las corbatas y los despachos oscuros. Hoy, la banca no ha mejorado la percepción que se tiene de ella, pero las tecnológicas tampoco se han salvado tras los escándalos de filtración de datos de Facebook. En el mismo sentido, Musk ya tampoco es solo el creador de utopías que quería revolucionar los coches eléctricos (aunque también), si no que este carácter se mezcla con un tipo bocazas que cada vez parece más descontrolado.

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