Tiene toda la influencia de Netflix, pero llevado a la gran pantalla. Una idea con sentido, puesto que su fundador pasó por las filas de Netflix en 2003. Moviepass ha sido una de las compañías que más líneas ha ocupado en la prensa tecnológica de Estados Unidos y parte de Europa. Motivos no le faltan: estaba llamada a ser la heredera de Netflix en su versión para cines. Es decir, por un precio de 9,95 dólares al mes, los usuarios podrán ver una película al día en las salas de cine de Estados Unidos. Ahora, la tecnológica ha puesto foco en una nueva región: España. En la lista de nuevas regiones también se posiciona Colombia y Brasil.

Adelantado por Cinco Días, Moviepass y su polémico modelo de negocio aterrizará en 2019 en las salas de cine españolas.

La guerra del cine se desata en la cuna de Hollywood

Estas declaraciones se producen después de una de las peores crisis de la compañía. Muchas quinielas apuntaban a que el Netflix de los cines no sobreviviría al verano de este mismo año. ¿El motivo? Una grave crisis financiera que dejó las cuentas de Moviepass en un estado crítico causada por el modelo de negocio inicial de la compañía. Películas ilimitadas, rezaba el eslogan de la misma. El problema venía cuando un usuarios veía más de un título al día; por este motivo, y atendiendo al uso de la mayor parte de los afiliados, se decidió limitar el acceso a una película por día. Desde entonces, los 20 millones de dólares en pérdidas han ido decreciendo paulatinamente, hasta el punto de plantearse una expansión internacional. Ahora, y tras una ronda de financiación de 65 millones de dólares, la situación ha cambiado. Mejor para las cuentas de la tecnológica, pero no tanto para los usuarios. Una película por día de los títulos ofertados en la web de la misma y en las horas disponible: esas son las nuevas reglas de Moviepass y que ya han sido criticadas por muchos de los antiguos usuarios.

En el punto de mira de los estudios y de la audiencia

No queda clara la reacción de los diferentes players en España vinculados al negocio del cine, pero lo que sí está claro es que en Estados Unidos (la cuna de la compañía) no ha sido bien recibida por algunos de los estudios más populares. Desde su punto de vista, una bajada de los precios con una cuota mensual creará necesidades permanentes en los usuarios, lo cual generará un problema a largo plazo que, desde su posición, tendrá que ser soportado por los diferentes estudios. Para las salas de cine, por contra, no habría efecto rebote. Moviepass cubre el precio íntegro de la entrada a la sala en cuestión, por lo que su único resultado sería tener las salas de cine llenas.

Todo esto asumiendo, además, que los modelos de negocio de estas industrias están abocados al fracaso. Y no les faltaba razón: la crisis de Moviepass jugó con esa posibilidad e, incluso, meses antes tuvieron que replantearse el modelo de negocio pasando de los 50 euros de cuota a los 9,99. Eran los usuarios o los estudios. Se terminó optando por los primeros a riesgo de tener que aportar demasiado capital propio para cubrir los gastos de las entradas.

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