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Mantenernos día a día atentos, concentrados, sin procrastinar y, además, productivos, parece una tarea casi imposible. Sin embargo, sí que podemos echar mano de varias estrategias para mantener un ritmo sano o por lo menos en ruta para no caer en jornadas desgastantes. Aquí hemos repasado algunas, como la estrategia de La princesa prometida o cómo estructurar una rutina matutina para comenzar mejor el día. Pero acá hablaremos de una actividad que ha demostrado ser sumamente efectiva y benéfica para quienes la practican: la meditación.

No culpes solo a internet de tu procrastinación: la evolución también tuvo que ver

Es cierto que existen mitos e ideas equivocadas sobre la meditación, estas no son más que una barrera para acercarnos a ella y, por tanto, nos impiden sacar provecho de sus beneficios. Se piensa que es una actividad muy difícil, casi imposible para personas de a pie o tal vez sólo para monjes y ermitaños. Nada más alejado de la realidad. De hecho veremos a continuación cómo hacer una pequeña meditación que se pueden realizar durante la jornada laboral.

Pequeña meditación para un día complicado

Uno de los mitos más extendidos sobre la meditación es que sólo puede hacerse en un ambiente silencioso, y aunque sí necesitamos evadir las interrupciones, sólo será para que la técnica, por obvias razones, funcione. Para esta pequeña meditación necesitaremos no más de 5 minutos, así que, conforme a tu espacio de trabajo decide si lo haces justo donde estás, en el piso, en el baño o en algún lugar en el que puedas estar libre durante este tiempo.

Los pasos son los siguientes:

  • Fija el tiempo, pon una alarma. Ya sea que uses alguna de las muchas aplicaciones para meditar que existen, como un simple reloj que te indique cuando hayan pasado 5 minutos. Esto es una pequeña trampa para tu mente, para que no estés pensando durante la meditación si llevas mucho o poco tiempo o si crees que te quedarás dormido. Ahora bien, no olvides poner una alarma suave, lo que menos queremos es un sobresalto.
  • Cuida tu postura. No, no necesitas sentarte en posición de loto para meditar, ni nada parecido. Lo que sí es que debes estar cómodo y puedas relajar tus extremidades. No olvides mantener la barbilla alineada, es decir, ni apuntando hacia arriba o hacia abajo, pues estas posiciones pueden hacer que te de sueño. Recuerda, estarás relajado pero alerta.
  • Cierra tus ojos o relaja tu mirada. Las meditaciones no necesariamente se hacen con los ojos cerrados, esto es uno de los muchos mitos que existen, de hecho muchos monjes budistas meditan con los ojos abiertos, observando la imagen de sus maestros o de un altar. En nuestro caso podemos mirar un punto fijo al frente o en el piso, relajar la mirada y dejar caer un poco los párpados.
  • Concentrate en la respiración. Esto es todo lo que necesitas para comenzar a meditar: estar atentos a la respiración, cómo entra el aire, como se siente al entrar en el cuerpo y como sale. Enfócate en las sensaciones: el aire fresco o cálido del ambiente, su paso por tu cuerpo, como se mueve el pecho o el vientre al respirar y cómo sale el aire por tus fosas nasales. Olvídate de la dichosa "mente en blanco", de hecho los pensamientos no se pueden detener, solo se les podrá "bajar el volumen", y es todo lo que necesitamos.

Beneficios de la meditación según la ciencia

¿Así de "fácil"?

Natalia Figueredo / Unsplash

Sí, así es de sencillo. Puede parecer muy simple pero se trata de una técnica muy recomendable. De hecho todos los meditadores, todos, comenzaron así. La pequeña meditación para un día complicado es eficaz para darnos un descanso en el trabajo y una especie de "recarga" de atención. Al volver a las tareas estarás más tranquilo y concentrado, listo para dar lo mejor de ti. Por otro lado, si poco a poco extiendes el tiempo de meditación encontrarás mayores beneficios y cada vez menos obstáculos en tu práctica.

Te dejamos un video en donde se explica cómo la meditación literalmente puede cambiar tu cerebro:

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