A día de hoy, solo una compañía tecnológica puede presumir de contar con un ecosistema perfecto entre hardware y software, una simbiosis entre dos partes que se entienden a la perfección aportando numerosas ventajas al usuario hasta en los aspectos más nimios de la cotidianidad. Hablo, claro, de Apple. La gran empresa que ha hecho de Cupertino su casa lleva años remando en esta dirección, obteniendo como resultado una envidiable solidez que forma parte del argumentario de venta de sus dispositivos.

El producto de la infinidad de pequeños factores que dan esa sensación de "interacción sin acción" de Apple ha reinado durante años, como decía, sin nadie a la vista que pudiera hacerle sombra. Pero algo está cambiando. La otra gran empresa que tenía a su alcance todos los engranajes para crear una maquinaria que produjese una experiencia como la de la compañía de la manzana mordida por fin está uniéndolos, engrasando el motor y adecentando la chapa. Si había alguna duda al respecto, Google las despejó todas el pasado martes: en Mountain View ha llegado la hora de pensar en el ecosistema.

Más que hardware

Los nuevos Pixel 3 y Pixel 3 XL, junto con la Pixel Slate y el Home Hub han sido las últimas tres puntillas a una estrategia que Google lleva desarrollando durante el último lustro, pero que no ha sido hasta hace bien poco cuando los esfuerzos han comenzado a consolidarse. A los nuevos dispositivos, que dan relevo a anteriores en el caso de los teléfonos y abren nuevas puertas en el de la tableta y el altavoz inteligente, hay que sumar también la herencia que tienen detrás y los otros terminales que comercializa la empresa actualmente, donde ya se adivina la intención de ser algo más que productos inconexos.

Pero la parte más importante de todo esto no son los dispositivos –aunque cuenten con un enorme peso, como es natural–, sino el trabajo que pueden hacer junto a un software propietario y una tecnología que sirve para redondear todo lo anterior y de la que Google, gracias a su posición privilegiada, dispone. Buena parte de esto último lo hemos podido ver en la evolución de Assistant y la inteligencia artificial que Google ha ido implementando, muy especialmente en el último año, en ocasiones con resultados sorprendentes.

Google Pixel 3 y Pixel 3 XL: la magia vuelve a estar en el software

Atacar diferentes líneas de producto con terminales de calidad, como es el caso, supone el primer paso para poder ofrecer un ecosistema de calidad donde el usuario sienta que no le falte de nada y no tenga que recurrir a terceros para suplir las carencias que alguno de ellos presente. Aún queda para eso, por supuesto, pero el camino a seguir ya se vislumbra.

La empresa californiana aún se puede considerar novata en el territorio del hardware y pasarán algunos años más hasta que la apuesta se consolide, algo que saben y por lo cual han efectuado movimientos como la compra de buena parte de HTC en un intento por reducir ese espacio temporal a base de experiencia ya ganada. Los resultados del conjunto de bagaje sobre el terreno y la unión de fuerzas será algo que comience a verse en las generaciones de productos venideras.

Una jugada lógica

Para una empresa como Google es un paso lógico querer contar con un ecosistema no solo que ofrezca más sino, como mencionaba, que "ate" al usuario, tanto por necesidad como por capacidad. Apple ha sido extensamente criticada a lo largo de los años por ofrecer unas opciones muy determinadas y concretas y por intentar cercar determinados aspectos tanto de su hardware como de su software para crear una experiencia cerrada, pero muy cuidada, lo cual ha quedado patente que ofrece mayores ventajas que inconvenientes para quien no le importe centralizar su actividad tecnológica en un modelo específico.

Que, en cierta medida y salvando las distancias, Google quiera patear la ruta hacia el ecosistema tiene todo el sentido del mundo si se considera que es la única que cuenta con los recursos para llevar tal misión a buen término. A su largo recorrido fabricando software solo queda añadir una gama de dispositivos lo suficientemente buenos como para desterrar a las múltiples opciones que existen por parte de otras firmas que hacen uso de Android y Assistant para dar un golpe sobre la mesa que, a todas luces, terminará por llegar más pronto que tarde.

El aderezo final vendrá de las funciones exclusivas que Google implemente, ayudando a decantar la balanza a favor de lo manufacturado por ellos porque, en general, el sumatorio de los pequeños detalles acabe por compensar. Se trata, ni más ni menos, de estar en tu bolsillo, sí, pero también en tu casa, en tu trabajo y en el conjunto de las acciones diarias. Se trata, ni más ni menos, del ecosistema.

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