Hoy en día existen un gran número de actividades dedicadas a dar a conocer la ciencia a los niños y despertar vocaciones científicas entre ellos. Este tipo de talleres o charlas se suelen realizar en colegios, teatros, museos o incluso a pie de calle. Pero, ¿qué ocurre con los pequeños que por desgracia deben pasar buena parte de su tiempo hospitalizados?

La extraordinaria liga de la ciencia: la divulgación científica que se colecciona

Ellos son precisamente la mayor preocupación de los miembros de Cienciaterapia, una iniciativa inaugurada en 2013 por unos cuantos estudiantes de la carrera de química, que a día de hoy ya ha llevado la ciencia hasta más de 4.000 niños ingresados en nueve hospitales de España.

En Hipertextual hemos podido charlar con su fundador, Jesús Gómez, quien nos ha hablado sobre este bonito proyecto, que convierte la divulgación científica en una necesaria labor social.

Objetivo: divulgar la ciencia en los hospitales

El objetivo de los cienciaterapeutas, como se hacen llamar los voluntarios de esta iniciativa, es llevar experimentos científicos sencillos hasta las aulas infantiles de los hospitales, con el fin de ayudar a los niños a desconectar durante un tiempo de la enfermedad que les tiene allí ingresados. Además, también proporcionan un respiro para los familiares, que pueden aprovechar ese ratito para tomar un café, dar un paseo o, simplemente, descansar. Finalmente, como el resto de actividades similares destinadas a un público infantil, buscan despertar vocaciones científicas entre estos niños. Pero, ¿cómo lo hacen exactamente?

Los talleres duran aproximadamente una hora y media, durante la cual se realizan varios experimentos, normalmente de física, química o biología. Los materiales y reactivos empleados son todos caseros, ya que se pretende demostrar tanto a los niños como a sus familias que la ciencia es algo cotidiano, según ha contado Gómez a este medio:

“Queremos que los pacientes y sus familiares vean que la ciencia es algo cercano y accesible y que no hay que esperar a la noche de los investigadores para verla de cerca”.

Cada experimento va acompañado de explicaciones sobre el fenómeno científico implicado, pero siempre desde un punto de vista sencillo, con ejemplos cotidianos. “Por ejemplo, explicamos las fuerzas de rozamiento fabricando un aerodeslizador con un disco de música, un globo y un tapón dosificador de lavavajillas”, ha explicado el fundador de Cienciaterapia.

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Finalizada la construcción de este juguete, solo queda probarlo sobre una mesa y comprobar qué niño consigue llegar más lejos.

Crédito: Cienciaterapia

Un proyecto en crecimiento

A día de hoy, los talleres se realizan en dos hospitales de Huelva, uno de Badajoz, uno de Murcia y cinco de Madrid. Más de doscientas personas de otras ciudades de España han solicitado ser voluntarios del proyecto. Sin embargo, durante un tiempo se han visto obligados a echar el freno, con el fin de buscar vías de financiación que les permitan seguir llegando a más hospitales.

“No tenía sentido seguir abriendo talleres en otros hospitales si más tarde tendríamos que cerrarlos por falta de financiación”

Todas estas vías se pueden consultar en su página web. En general, quien quiera colaborar puede hacerlo inscribiéndose como socio, con donaciones económicas periódicas, o a través de la realización de eventos solidarios.

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Por ejemplo, se pueden sustituir los recordatorios típicos de bodas y comuniones por pulseras y tarjetones personalizados para los invitados, en los que se habla del trabajo de Cienciaterapia. A cambio, los responsables de la celebración hacen una donación con la que contribuyen a su desarrollo.

Según ha explicado Gómez a Hipertextual, en unos meses esperan poder comenzar a abrir talleres en nuevos hospitales, con ayuda de los voluntarios que se encuentran en espera. En cada ciudad debe haber un grupo de cinco miembros. Una vez que se hayan apuntado como cienciaterapeutas, el equipo se desplaza hasta allí para darles una formación, durante dos o tres días. En esta, no solo se enseña a realizar y explicar los talleres, sino que también se da apoyo psicológico a los voluntarios para prepararlos para tratar con niños enfermos.

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No hay nada más bonito en el mundo que hacer sonreír a un niño y si el pequeño en cuestión está pasando por una situación tan delicada como el ingreso por una enfermedad grave, la recompensa es aún mayor. En Cienciaterapia, además, lo hacen a la vez que ayudan a generar vocaciones científicas. La ciencia no es solo cosa de académicos encerrados en laboratorios, también es una forma de solidaridad y son las personas como Jesús y el resto de cienciaterapeutas quienes lo demuestran cada día.

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