Rebellion es uno de esos estudios que se siente a gusto y no deja de mejorar en el terreno de los considerados doble A, videojuegos lejos de las grandes superproducciones. Mucho, y muy bien, ha crecido su principal franquicia, Sniper Elite, y mientras tanto han salteado sus lanzamientos con proyectos como Battlezone o Zombie Army.

Su nuevo título en esta generación es Strange Brigade, una oda a las aventuras pulp y al cine de aventuras al más puro estilo Indiana Jones pensada para ser disfrutada en cooperativo con hasta tres jugadores más. Un videojuego que está lejos de evolucionar, y por supuesto revolucionar, el género pero que cumple y, sobre todo, sabe convencer a golpe de personalidad.

Lo mejor de Strange Brigade es su ambientación y cómo está tratada. Y no es poca cosa: a través de un narrador especialmente intenso (que puede ser algo pesado en según que momentos) y de potente acento británico, unos grafismos venidos del cine de aventuras en blanco y negro y, en general, un tono desenfadado y casi paródico hacen que sea fácil entrar en la propuesta de Rebellion.

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El videojuego no pierde demasiado el tiempo en lo argumental y se conforma, para bien, en elegir y explicar su contexto y, posteriormente, ir dando profundidad al trasfondo a base de textos coleccionables. En resumen, el objetivo del grupo de aventureros es frenar a Seteki, Reina Bruja que, tras haber sido borrada de la historia y enterrada en una deshonrosa tumba hace más de 4000 años, quiere desatar el caos en el Egipto de los años treinta.

Los aventureros que le tendrán que parar los pies son una indígena africana, un tirador (familiar del protagonista de Sniper Elite, pequeño guiño ahí), un cultivado profesor y un basto boxeador. Cada uno tiene una personalidad muy marcada y, en lo que a jugabilidad se refiere, el acceso a habilidades especiales (usables a través de talismanes que se rellenan con las almas de los muertos) del todo diferenciadas.

Y si hay cuatro personajes (más uno adicional, gratuito para los que adquieran pronto el videojuego) es porque Strange Brigade se nota pensado desde el inicio centrándose en el modo multijugador; es con amigos cuando la propuesta de Rebellion brilla: recorrer los extensos, y sorprendentemente bellos y detallados, niveles, acabar con decenas y decenas de enemigos venidos del más allá y recoger oro, reliquias y tesoros es más directo y divertido en compañía.

Tanto es así que, de hecho, Strange Brigade pierde muchos enteros jugando en solitario: es posible que algunos niveles, la mayoría, terminen haciéndose algo largos y, al no avanzar tan rápido, quizá la diversión de las que pueden llegar a ser demasiadas hordas de enemigos se termine convirtiendo en tedio. Y esto es algo que ocurre tanto en el modo historia como en los otros dos, la horda y el arcade.

Strange Brigade, después de todo, se sitúa en un escalón parecido a Sniper Elite: un videojuego con una idea muy concreta y diferente a lo que se suele ver en el género de la acción (allí controlar a un solitario francotirador, aquí vivir aventuras pulp) que no sabe llevar a la excelencia por defectos como, en este caso, un sistema de progresión y unas mecánicas jugables no del todo profundas y una acción en solitario algo descuidada pero termina compensando a golpe de personalidad. Si te apetece buscar tesoros con amigos, disfrutarás mucho Strange Brigade. Si eres un lobo solitario, hay muchas alternativas mejores.

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