A 10 años del estreno de Wall-E (Wall-E: batallón de limpieza en España), la cinta animada dirigida por Andrew Stanton sigue en los corazones de muchas personas, no sólo de los niños (que luego de una década ya dejaron de serlo) sino de un gran público adulto. Esta cinta de la dupla Disney - Pixar sigue siendo una joya en muchos sentidos y por eso repasamos algunos de los elementos por los que decimos que esta cinta es una "distopía suave".

El futuro indeseable

En el año 2115 la Tierra se convirtió en un enorme basurero, enorme en verdad, de tal forma que sus habitantes tuvieron que abandonarlo y correr un programa para limpiar el planeta mientras los humanos hacían un crucero estelar a bordo de naves lujosas e hipercómodas. Así, la historia de Wall-E comienza setecientos años después, en 2815, cuando la última unidad de los robots compactadores de basura, es decir los WALL·E (Waste Allocation Load Lifter - Earth class), seguía en funcionamiento.

Una distopía se puede describir como «una sociedad ficticia e indeseable en sí misma». De esta clase de historias encontramos una gran cantidad de títulos de ciencia ficción, algunas con corte ciberpunk, como sería Blade Runner; otros títulos se desarrollan como una ucronía; también hay muchos títulos young adult como The Hunger Games o Maze Runner. ¿Cuál es la característica en común? Que las sociedades como las conocemos sucumben ante el peso de la guerra, de la explotación de los recursos naturales, de la contaminación o desastres sanitarios y demás finales terribles para la humanidad.

En Wall-E los humanos que existen jamás se enfrentan al horror de la Tierra y los que lo vivieron ya habían desaparecido para el año 2815. Recordemos que el plan de limpiar el planeta falló a los cinco años pero esto era un secreto que se mantenía bajo una directiva denominada A-113 que solo conocían los pilotos automáticos de los cruceros. Aquí es donde nuestro héroe simpático y entrañable entra en juego, él junto a la bonita EVA se encargan de poner en marcha el plan que implicaba dirigir la nave hacia la Tierra para repoblarla.

La empresa malvada

Como toda distopía, en Wall-E hay una empresa, una corporación malvada que no sólo provoca la destrucción de la Tierra sino que saca provecho de esto y hace el negocio del siglo con sus cruceros estelares mientras limpia el planeta. Su nombre es Buy-n-Large (BnL), una compañía que comenzó vendiendo yogur y se convirtió en toda una megacoropaión que controlaba un sinnúmero de sectores como la alimentación, publicidad, moda, ingeniería, robótica, tecnología, medicina, construcción, medios de comunicación y demás. En fin, tal como dice el single de BnL: "Felicidad es lo que vendemos".

Las corporaciones más malvadas de la ficción

Robots e inteligencia artificial

Todos los robots que vemos en Wall-E son fabulosos, aunque BnL puede ser otra compañía malvada de la ficción, lo cierto es que sabía lo que hacía y se mantenía a la vanguardia en el área de la robótica. Entre la tecnología de Wall-E y EVA existe una gran diferencia, esto demuestra que los avances científicos no se detuvieron sino que continuaron.

La vida misma en los cruceros estelares lo demuestra pues los humanos eran felices a su manera, inútiles y superficiales pero felices, pegados a sus pantallas sin darse tiempo para entablar relaciones personales directas, cambiando su moda al ritmo de lo que se diga por medios virtuales y sorbiendo constantemente bebidas de moda. ¿Suena familiar? Lo es.

Distopía, pero suave

Así pues, con los humanos desperdiciando todo su potencial pero rodeados de comodidades y conectados a la vida virtual 24/7, con la inteligencia artificial tomando el control del destino de la humanidad y un planeta destruido por la ambición de unos cuantos, la historia de Wall-E logra ser una aventura divertida y entrañable, tanto que una cucaracha logra ser un personaje genial.

Wall-E es la clase de películas inteligentes y críticas en las que su fuerza y crítica radica en lo que no dice y, además, lo que dice es inteligente y sorprendente. Hay una escena en particular que pone foco en la curiosidad humana: cuando el capitán del crucero, B. McCrea, comienza a estudiar a fondo el archivo sobre la vida en la Tierra y descubre que los lugares, la cultura, el arte y todo lo que la conformaba eran fascinantes. Su asombro es tal que lo lleva a dejar su hasta entonces conocida y cómoda vida para aventurarse a una tierra inhóspita pero con grandes oportunidades. Según la animación en los créditos las cosas marchan bien para los humanos que regresaron a la Tierra, por lo visto la ciencia ficción no siempre es sobre panoramas distópicos sino utópicos, esto es lo fabuloso de la gran variedad de subgéneros de la ciencia ficción.

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Así pues, Wall-E cumple 10 años y la recordamos como una fantástica película animada que mantiene su frescura, su encanto; una distopía suave que sin duda nos llegó al corazón y de la que muchos tenemos escenas y personajes favoritos.

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