Las consecuencias del anuncio de la multa de 4.340 millones de la Unión Europea a Google por abusar de posición dominante en el mercado común no se han hecho esperar. Sundar Pichai, CEO de Google dentro de Alphabet, defiende en una carta que la mayoría de usuarios instalan alrededor de 50 aplicaciones por su cuenta, como alternativas a las preinstaladas, que según él son 40 contando con las opciones de operadoras, fabricantes y la propia compañía de Mountain View.

La acusación de la Unión Europea es que para poder contar con el Play Store, el elemento más atractivo de Android, se obliga a los fabricantes a preinstalar aplicaciones como Chrome o la búsqueda. Picha defiende que se puede eliminar, deshabilitar y sustituir por una alternativa una aplicación preinstalada, pero no argumenta de forma directa contra la acusación, que afirma que el usuario recibe ciertos servicios sin haberlos demandado, y que no pueden desistalarse ni ser evitados de antemano por los fabricantes. El gif con el que se defiende es esperpéntico, pues en el se ve que las opciones que la UE defiende no existen.

Así defiende Google que en Android existe libertad total para hacer y deshacer.

No es algo nuevo, recordemos el caso de Microsoft e Internet Explorer, que llevó a los de Redmond a pagar cuantiosas multas y a ofrecer alternativas a su navegador al iniciar el sistema. Otro argumento de Sundar Pichai es que Android ha permitido más opciones que nunca, no menos, pues existen millones de dispositivos con mucha diferenciación y un gran punto en común, el Play Store. El problema es que, claro, la parte abierta de Android, que sigue igual de abierta que siempre, ya no recibe novedades importantes, pues pasaron al Play Store, por lo que hacer uso de esa base, sin contar con la tienda tiene muy poco sentido a día de hoy.

Pichai comenta que "los fabricantes tienen libertad total para elegir qué apps propias instalan", y que incluso "pueden decidir si incluir los servicios de Google", pero la libertad no es tan si casi todo lo bueno de Android se saca de su núcleo. Advierte que es lanzar un mensaje a favor de las plataformas cerradas sobre las abiertas, pero obvia el hecho de que Android ya es propietario si se sale del Android Open Source Project. Google no cobra por Android como tal, pero sí por incluir sus servicios, algo que podría cambiar a todo de pago si desde dentro de la compañía perciben que la inversión que Pichai menciona, con la que Google obtiene beneficios indirectos, deja de ser suficiente para pagar un sistema operativo para el uso de otros.

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