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Crédito: ESO/C. Malin.

En la llanura chilena de Chajnantor, a 5.000 metros de altitud, sesenta y seis antenas de alta precisión observan el universo. Juntas funcionan desde hace siete años como si fueran un telescopio gigante, de dieciséis kilómetros de diámetro. En pleno desierto de Atacama, el telescopio ALMA ha sido uno de los proyectos astronómicos más ambiciosos y caros de la historia, con un coste superior a los 1.000 millones de euros. La enorme inversión ha fructificado en grandes avances científicos. El último, publicado hoy, consiste en el descubrimiento de tres planetas recién formados.

Dos grupos independientes de científicos han empleado una novedosa técnica para observar el trío de planetas jóvenes, que orbitan a la estrella HD 163296. El astro es dos veces más masivo que el Sol, pero cuenta con una edad de cuatro millones de años, una milésima parte de la de nuestra propia estrella. Su localización, en la constelación de Sagitario, sitúa a HD 163296 a 330 años luz de la Tierra. Una distancia que no ha impedido las investigaciones publicadas hoy por el equipo de Christophe Pinte y de Richard D. Teague en la revista Astrophysical Journal Letters.

Los científicos han estudiado el gas del disco del astro, en lugar de observar su interior —como habían hecho en anteriores ocasiones—. El movimiento del gas en una estrella normalmente sigue un patrón muy simple y predecible, a no ser que se vea perturbado por la presencia de objetos masivos. Eso fue precisamente lo que ocurrió en este caso. Para sorpresa de los investigadores, al analizar el monóxido de carbono (CO) repartido por el disco, vieron un movimiento extraño que parece corresponder con la presencia de tres planetas recién formados. Según las estimaciones, estos mundos estarían situados a 12.000, 21.000 y 39.000 millones de kilómetros de la estrella y contarían con masas similares a las de Júpiter.

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Crédito: ESO, ALMA (ESO/NAOJ/NRAO); Pinte et al.

"Medir el flujo de gas dentro de un disco protoplanetario nos proporciona mucha más seguridad sobre la presencia de planetas alrededor de una estrella joven", asegura en un comunicado Christophe Pinte, de la Universidad de Monash (Australia) y autor principal de uno de los dos estudios. “Esta técnica ofrece una prometedora nueva vía para comprender cómo se forman los sistemas planetarios”, defiende el científico. Hasta la fecha no ha habido detecciones claras de planetas recién formados —conocidos también como protoplanetas—, ya que los métodos usados para descubrir exoplanetas no sirven en este caso.

Richard Teague, astrónomo de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) e investigador principal del segundo artículo, señala que el nuevo enfoque "podría descubrir algunos de los planetas más pequeños de nuestra galaxia". Según defienden ambos equipos, su técnica —parecida en cierta medida a la usada para avistar Neptuno en el siglo XIX— pone al telescopio ALMA a la vanguardia de la detección de nuevos planetas.

Los resultados publicados hoy por el telescopio ALMA llegan unas semanas después de que el interferómetro de Atacama captara las primeras estrellas del universo. Nunca antes ALMA había conseguido observar planetas recién nacidos, aunque no sea la primera vez que se captan mundos justo después de que se hubieran formado. Hace dos años, el instrumento Karl G. Jansky Very Large Array (VLA) había logrado detectar un protoplaneta alrededor de la estrella HL Tau. Posteriormente, el Very Large Telescope inmortalizó los discos alrededor de estrellas jóvenes, unas fotografías que nos permiten comprender cómo pudo ser el sistema solar hace millones de años y cómo se crean los planetas.

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