Hubo una época en la que Galaxy S era sinónimo de palabras como “cutre” o “ineficiente”. Hablamos de la ventana entre 2010 y 2014, cuando la gama Galaxy intentaba abrirse hueco en el mercado y la dominancia del iPhone, en términos meramente cualitativos, resultaba indiscutible. Nueve años después de aquel primer modelo, afortunadamente, la situación es radicalmente diferente. El nuevo heredero de la corona es una obra de arte repleta de fortalezas, elogiables innovaciones y un sentido del gusto que, por momentos, parecía imposible de conseguir en Samsung.Con el S8, Samsung consiguió algo bastante espectacular. Desterró elementos básicos de interacción, reconstruyó los fundamentos de su producto estrella y creó un nuevo acabado exterior sorprendentemente atractivo, vanguardista y llamativo.

Fue tan bueno el resultado que, para este S9, no parecía necesaria una revolución conceptual. Una nueva gama de colores y algunas pequeñas modificaciones eran más que suficientes para seguir en lo más alto del sector.

La diferencia menos apreciable es la reducción del borde inferior del teléfono, que varía escasos milímetros y aumenta la compactación del conjunto.

La diferencia más apreciable (y quizá la única por la que se pueda diferenciar fácilmente un S9+ de un S8+) es la nueva posición del lector de huellas dactilares. Pasa a estar bajo la cámara principal, justo en el centro del teléfono, y es infinitamente más cómodo de utilizar. Se acabaron los esguinces de falange que sufrimos con el S8 y S8+.

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No obstante, si el lector de huellas dactilares es algo demasiado old fashioned, el S9 también presenta mejoras en el resto de sistemas de autenticación biométrica. Resumidamente:

- Escáner de iris más veloz y versátil. La autenticación por iris del S9 resulta sorprendentemente rápida e invisible, y ya comienza a ser un método válido para el día a día. Sigue teniendo cierta fricción, pero la mejora es abismal respecto al modelo previo.

- Un nuevo método de desbloqueo inteligente. Combinando la información del rostro y del iris, Samsung ha desarrollado un nuevo método de desbloqueo denominado “escaneo inteligente”. Funciona muy rápido, pero resulta menos seguro que la huella o el iris. Nada que ver, por lo tanto, con Face ID (que sí combina velocidad con seguridad).

En mi tiempo con el S9 configuré los tres métodos biométricos (huella, iris y escaneo inteligente), y he de reconocer que el más cómodo de todos resultó ser el nuevo sistema inteligente. Apenas genera fricción y permite acceder muy deprisa al contenido del teléfono.

El precio a pagar, eso sí, es una mayor vulnerabilidad de los datos, algo que no todo el mundo está dispuesto a entregar “a la ligera”. Por eso, poco después de concluir el experimento, decidí dar marcha atrás y volver a la seguridad y robustez del iris y la huella dactilar.

Preparado para todo

Como ya es tradición en Samsung, su mayor caballo de batalla presume del mejor juego de armas del mercado. Muy resumidamente:

- La mejor pantalla del sector. Es grande, atractiva y ofrece de una calidad de imagen increíble. En exteriores se ve de forma excepcional, y, objetivamente, es la mejor pantalla que jamás se ha montado en un smartphone. Eso sí: desactiva el modo active display si quieres que la representación de color sea lo más fiel a la realidad posible. Tanto el modo cine como el modo foto son buenas opciones.

- Mejoras sustanciales en audio. El S9 estrena altavoces duales, presume de sonido envolvente Dolby Atmos y conserva el polémico jack de auriculares. No es el teléfono con mayor nivel de volumen, ni tampoco el que mayor riqueza de sonido ofrece; pero, a diferencia del S8, este S9 sí ofrece una experiencia sonora acorde a los casi 1.000 euros que cuesta. Adiós al sonido “de lata”.

- Excepcionalmente autónomo. La batería, con una capacidad de 3.500 mAh, es capaz de ofrecer una autonomía más que suficiente para el uso cotidiano habitual (WhatsApp, e-mail, navegación web, fotografía, etc.). En esos términos, es ligeramente mejor que su predecesor y oscila los mismos niveles que la última generación de iPhone, cuya autonomía ha sido muy elogiada.

- Sin sustos. Aunque no hay novedad en este plano, es imprescindible mencionar y destacar la inclusión de un sistema de carga rápida e inalámbrica en el Galaxy S9+. Si el transformador de red es compatible, basta situar el S9 sobre la base de carga Qi para que comience a nutrirse de electrones a velocidad acelerada. Un paso más hacia el futuro frictionless.

- Mejor experiencia en labores cotidianas. El S9 monta un procesador Exynos 9810, con unas capacidades superiores a las del S8 y cercanas a las del iPhone X. No obstante, lo más importante de esta mejoría es que, gracias al mayor jugo por núcleo, la experiencia de uso de aplicaciones básicas y cotidianas (como Twitter o Chrome) se ha visto muy mejorada. El scroll es ahora más suave y el teléfono es mucho más responsivo que modelos anteriores. Los más perfeccionistas (como yo) agradecerán enormemente esta mejoría.

La vida en cámara superlenta

Uno de los principales argumentos de venta del Galaxy S9 es la grabación de vídeo en cámara superlenta, algo que solo Sony había integrado en sus teléfonos hasta ahora.

El funcionamiento es bastante simple: presionas el botón de grabación y, cuando el teléfono detecta el movimiento clave, graba durante 0,2 segundos a 960 FPS. Reproducido a velocidad normal, esos 0,2 segundos se convierten en hasta 6 segundos de vídeo en cámara superlenta.

Los resultados son súper atractivos, y la implementación es mucho más simple que la de Sony. El potencial creativo de la nueva función es tremendo, y, si se promociona de la forma correcta, puede levantar todo un fenómeno de cámaras superlentas en las redes sociales.

Eso sí: la resolución máxima a la que se pueden grabar estos vídeos es “solo” 720p, lo que contrasta con la ultraresolución QHD de la pantalla del S9. Asimismo, cuando la luz decae y el entorno es algo más oscuro de lo habitual, los resultados finales son mucho más pobres de lo que quizá se esperaba.

La estrella absoluta

La cámara es, con total seguridad, lo más destacado del Galaxy S9. Además de mejoras en los algoritmos de procesado y la reedición del sistema de cámara dual —que ya vimos en Note 8—, Samsung ha integrado una nueva variable en su ecuación fotográfica: la apertura variable mecánica.

Cuando la escena es muy oscura, el S9 cambia automáticamente a f/1.5 para conseguir que entre la mayor cantidad de luz posible.

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Cuando la escena es más clara, el teléfono cambia automáticamente a f/2.4 y mejora el nivel de detalle de los objetos.

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En el Mobile World Congress ya tuve la ocasión de jugar con este sistema, pero los beneficios aparentes eran relativamente escasos. No obstante, tras varios días con el teléfono en el bolsillo, he de reconocer que la contribución del f/2.4 ha sido mayor de lo esperado. En escenas particulares, mejora algo la nitidez de los detalles; y, si sabes utilizar el modo profesional de la forma correcta, puede dar mucho juego creativo.

Dicho esto, sí es cierto que el tremendo marketing construido en torno a esta nueva característica no hace justicia con la realidad. Las fotografías son algo mejores, sí; pero no es la revolución que Samsung intenta hacernos creer.

Más allá de la apertura dual y en términos más generales, la cámara del Galaxy S9 va directa al podio del 2018. En pequeñas píldoras:

- Capta mucha luz. Samsung ha incrementado la apertura hasta f/1.5, algo que ningún otro fabricante había hecho hasta ahora. Esto le permite captar más luz en entornos extremadamente oscuros. Y se nota.

- El procesado sigue suavizando mucho. Cuando la luz comienza a escasear, Samsung aplica un software propio que elimina el ruido y suaviza las texturas de la imagen. Esta técnica es muy habitual en la industria, pero el nivel de agresividad (y suavizado) de Samsung es un poco mayor de lo ideal.

- El modo retrato evoluciona, pero sigue teniendo margen de mejora. El sistema live focus madura, y ahora detecta mejor los bordes, capta menos ruido y genera mejores imágenes. El único problema sigue siendo la progresividad del blur, donde el iPhone es el rey indiscutible.

La cutrez de turno

Samsung no puede ser Samsung si no mete la cutrez de turno en el producto más redondo y refinado de su historia. Este año la protagonizan los AR Emojis, que no son más que una versión propia de los exitosos Animojis del iPhone X.

Más allá de lo ridículo motivos que han llevado a Samsung a hacer este software, lo terrible de este software es el funcionamiento de los mismos. No reconocen con precisión los movimientos faciales, las texturas de los emojis / avatares son algo pobres y quedan congelados con más frecuencia de lo ideal.

Para pasar un rato con los amigos y hacer la gracia de turno con el teléfono recién sacado de la caja, están bien. Son divertidos y dan juego (especialmente los GIFs que genera de forma predeterminada con tu cara).

Bixby sigue en standby

El asistente virtual de Samsung estrena mejoras en este Galaxy S9. Ahora es capaz de aportar información calórica de los alimentos que se muestran en la cámara y guiar al usuario hacia nuevos lugares a través de la realidad aumentada, entre otros.

No obstante, su papel en el teléfono, a diferencia del año pasado, parece haber quedado relegado a un segundo lugar. No solo por el menor empuje promocional que Samsung le ha dado, sino también por la particular situación que sufre en el sector del asistente virtual, donde Alexa y Google Assistant le comen la tostada a cualquier sistema que intenta ponerse en su camino.

Conclusión

El Galaxy S9 no es la revolución conceptual que vimos el año pasado con su predecesor. El diseño es similar y los fundamentos básicos del producto se han visto casi inmóviles respecto a lo que conocimos hace justo un año.

En esta nueva edición, los cambios han ido en otro sentido. Se ha prestado atención a esos pequeños detalles que tanta relevancia cobran en la alta gama del sector; se han emprendido nuevos caminos expansivos; y se han vuelto a afianzar los sólidos pilares que han definido la familia Samsung durante años.

Con eso, el S9 ya lo tiene todo para coronarse como el mejor smartphone de la primera mitad del año. Tampoco necesitaba mucho más para conseguirlo. La base de la que partían ya era excelente, y con solo algunos reajustes ya pueden volver a ser los líderes de la batalla.

Pros

  • Pantalla excelente. El OLED del S9 alcanza un nivel cualitativo sorprendente. Un perfeccionamiento inédito en el sector.
  • Cámara vanguardista. Aunque no es la revolución que Samsung nos hace creer, la cámara del S9 es realmente buena.
  • *Diseño sexy.* Cómodo, compacto, atractivo. El S9 es un refinamiento de lo que ya conocíamos. Y eso es positivo.

Contras

  • Desbloqueo inteligente. No deja de ser un quiero y no puedo. Funciona realmente bien, pero la falta de seguridad juega en su contra.
  • Bixby y los AR Emojis. Samsung sigue teniendo trabajo por delante en ese campo. No constituyen pilares de producto, pero lanzar este tipo de características "a medio gas" devalúan su imagen.

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