El Surface Book 2 ya es una realidad en 13,5 pulgadas, y lo que es más importante, llega a España. Hemos podido probarlo y las sensaciones que deja son, con matices, excelentes. Lo que a buen seguro no ayudará en un mercado como el nuestro será el precio de lanzamiento.En los últimos 6 años, *Microsoft ha ganado una experiencia tremenda diseñando y fabricando "ordenadores". Tras unos comienzos un tanto decepcionantes por la falta de experiencia y lo ambicioso de ser pioneros en convertibles o 2 en 1, la compañía ha dado con la tecla pretendida. Actualmente, nadie discute que toda la industria mira a los de Redmond para saber qué camino seguir en diseño de este form factor*.

Microsoft ha demostrado que el mundo del PC necesita disrupciones aunque parezca muerto, y poco a poca ha ido uniendo sus novedosos conceptos con lo más tradicional. Siempre desde una nueva perspectiva, se han ido dando cuenta de que lo que el público desea en muchas veces es un PC "a la antigua usanza" con más versatilidad. Es lo que vimos en el Surface Studio o en el primer Surface Book, que se alejaron de ideas rompedoras para, simplemente, intentar hacer mejor lo que lleva décadas en manos del consumidor.

La Surface Pro tiene limitaciones que la Surface Book 2 solventa.

En la "gama media", el Surface Laptop ha sido la respuesta a los que pedían un portátil Surface, es decir, un dispositivo táctil que aunara la ligereza y el factor de los Surface Pro con la comodidad de un portátil convencional. El Surface Book 2 intenta lograr todo eso sin sacrificar el modo tablet. Veamos si logra hacerlo con la misma soltura de su hermano pequeño.

El hardware: la madurez de Microsoft aún tiene retos

En el análisis de la Surface Pro dije que pese a que se trataba de un gran producto, no podía considerarse un PC en todas las situaciones. La diferencia que establece la Surface Book 2 es que puede usarse como tablet, pero en modo portátil convencional no tendremos los problemas de estabilidad y ergonomía que sí tenemos en los 2 en 1. Si no te lo dicen, puedes llegar a pensar que estás ante un portátil con una bisagra fuera de lo común, pero ya está.

La construcción en aleación de magnesio es muy buena, similar a la del Surface Pro. La particular bisagra parece estar preparada para mucho trote, y los movimientos con ella, aunque algo limitados en ángulos, son muy fluidos. Hablando del modelo de 13,5 pulgadas, tal y como dije de su hermana menor, admiras el punto al que hemos llegado: un ordenador completo, con cuatro núcleos relativamente potentes que caben en el cuerpo de una tablet corriente y con una autonomía decente lejos de la base.

La parte superior, donde encontramos la pantalla, resulta impecable respecto a las Surface normales. Es cierto que para 2018 hablamos de marcos generosos, pero tampoco es algo grave teniendo en cuenta que en algún momento podemos querer agarrarla como tablet sobre la que hay que ejercer fuerza. Además, no hay compromisos en la posición de la cámara y el equipamiento de Windows Hello, cosa que sí está ocurriendo en competidores. La bromearía funciona de forma excelente, haciendo que insertar el PIN vuelva a parecer algo de otra época.

El panel de 13,5" pulgadas y resolución 3000 x 2000 píxeles es fantástico, sobre todo comparado con la Surface Pro, que sigue presentando problemas de fugas de luz. Aquí hay que fijarse mucho para ver algún defecto, y lo que resalta es lo bueno: todo es muy nítido a 267 píxeles por pulgada, la calibración es muy precisa y ofrece colores muy ricos. La experiencia multimedia es genial, aunque esperaba más de los altavoces, que están limitados al espacio de la pantalla y carecen de graves. Volviendo al panel, quizá podríamos esperar más brillo para un ordenador de este precio, pero salvo Apple, la industria tampoco ofrece mejores soluciones. En negros también es correcto, y sin duda, el mayor defecto que tiene son los reflejos en exteriores. Tampoco es demasiado destacable la detección de luz ambiental, que obliga a ajustar manualmente el brillo con frecuencia.

La parte inferior es la que hace "portátil" a la Surface Book 2, y en ella encontramos un teclado retroiluminado que incluso mejora la experiencia de los buenos teclados alcántara de sus hermanos. Acompaña, por supuesto, un touchpad que no tiene que envidiar nada a los de Apple salvo el tamaño, pues aquellos aprovechan mejor el espacio. Aquí "te quedas sin espacio" de movimiento mucha freciencia. Es cuestión también de tocar en los ajustes de velocidad y aceleración del cursor en ajustes.

La parte más polémica vuelven a ser los puertos que encontramos en la base. Microsoft ha escuchado a los usuarios incluyendo USB-C, algo que está muy bien, pero cuya implementación es algo pobre. En primer lugar, el protocolo del puerto es USB 3.1 Gen 1 y no Thunderbolt 3, algo indispensable en la gama alta. Pero es que incluso en USB es lento, pues está limitado a 5 Gbps como ordenadores de hace años, y los 10 Gbps de la Gen 2 ni están ni se les espera.

Por otra parte, no permite cargar, algo que queda relegado al por otra parte brillante conector magnético de alimentación. Al menos sirve como salida de vídeo, aunque hará falta un dongle extra. En la parte completamente positiva, se agradecen los dos puertos USB-A y, sobre todo para profesionales, el lector de tarjetas SD, que poco a poco se va extinguiendo en el resto.

Separar ambas partes no es tan sencillo como ocurre en las Surface convencionales, pues lo agarres son mecánicos y no magnéticos. Así, cada vez que queramos separar pantalla de cuerpo, tendremos que pulsar un botón situado en la parte superior derecha del teclado, que mediante un led verde o rojo nos indica si podemos separar o no las dos partes del equipo. Como sabemos, ambas partes cuentan con componentes esenciales. La pantalla aporta todo lo básico para funcionar y GPU integrada, y la base añade GPU dedicada, batería y da alas al rendimiento, gracias a alcanzar velocidades de reloj más altas.

Antes de pasar a hablar de rendimiento y autonomía, merece la pena mencionar de lo que nos transmite la forma de su cuerpo más allá de lo visual. La sensación es que, incluso valorando la versatilidad que puede dar en unión con el Surface Pen cuando se separa la pantalla de la base, no tenemos, y podríamos tener, la comodidad del Surface Laptop. Es cierto que para ser un "13 pulgadas", el hardware está bien, pero muchos usuarios no desean desembolsar tanto por un diseño que, si bien es bueno, podría ser incluso más fino, y que por tratarse sólo de una generación "1.5", no ofrece todavía una madurez que sí tienen los ultrabooks o portátiles equivalentes.

El Surface Book 2 es la mejora que se le pide a una Surface Pro, pero no el equivalente al Surface Laptop en gama alta o el Surface Studio en portátil. Pese al logro técnico que supone, no deja de verse algo tosco que se evitaría en un verdadero competidor, por forma, de los MacBook Pro o los Dell XPS.

La experiencia en el día a día

**El salto de potencia que ha dado la Surface Book 2 sobre sus predecesores, incluido el modelo de 15", es muy significativo. Las mejoras se deben a que de 2 núcleos de la anterior generación, la sexta de Intel en el caso del equipo de 15, pasamos a un i7-8650U de cuatro núcleos**. Es un cambio que los que preferimos equipos de 13" llegamos años esperando, porque el gap de potencia entre los distintos tamaños era dramático.

En tareas cotidianas cualquier equipo reciente con SSD se siente rápido, y el Samsung NVMe que Microsoft ha elegido aquí llega a los **3000 MB/s en lectura, por lo que incluso aunque Windows 10 tenga muchos procesos en segundo plano tirando de disco, no notaremos ninguna ralentización. En navegación web, redes sociales y en visionado de contenidos de muy alta resolución, la experiencia es similar a la de una Surface Pro, sin embargo, cuando la carga de trabajo entra en escena, la cosa cambia**.

Las mejoras de rendimiento son muy palpables en benchmarks, pero también en tareas exigentes.

Lo indican tanto benchmarks como pruebas de rendimiento en aplicaciones exigentes. Por ejemplo, en Cinebench R15, uno de los tests que más demandan en CPU, el equipo, con la base conectada consigue 662 puntos en la prueba multinúcleo, por 324 puntos del i5-7200U del Surface Laptop. Una gran mejora que se plasma en un ahorro de tiempo considerable en taras como unir 28 archivos RAW en Photoshop o convertir archivos de vídeo 4K con Handbrake. Utilizando un sólo núcleo, la diferencia es menor, y se reduce a 50 puntos, algo común entre generaciones teniendo en cuenta que, además, hablamos de i5 vs i7.

Haciendo comparaciones con mi equipo de sobremesa, que cuenta con un i7-3770 de cuatro núcleos, la Surface Book 2 sorprende. Es cierto que se trata de un procesador viejo, pero hasta hace poco ganaba por goleada a equipos de esta categoría. Ahora, en los test que señalaba arriba, la diferencia puede ser de más de dos minutos en cada tarea a favor del equipo de Microsoft. El único programa que he notado raro, incluso con los ajustes de rendimiento seleccionados para rendir al máximo, ha sido Adobe Lightroom. Editando archivos fotográficos en RAW no he conseguido la fluidez que sí consigo en el sobremesa y en Photoshop en Camera RAW. Entiendo que es un problema de optimización de Lightroom Classic CC, que se actualiza constantemente.

Otro aspecto que valoro mucho de este equipo, y que no podía ser menos con su precio, son los 16 GB de RAM. Usando macOS en el día a día, puedo decir que la gestión de memoria de Windows, al menos en la práctica que observo, es mucho mejor que en el sistema de Apple. Con 4 GB pude trabajar bien en verano, cosa que me sería imposible en Mac. 16 GB parecen inagotables, y en ningún momento, incluso con absolutamente todo lo que tengo instalado abierto, he sentido congestión o ralentización en el sistema.

En este espacio se encuentra lo que hace diferente al equipo, una GTX 1050.

El rendimiento, eso sí, baja notablemente cuando separamos la pantalla de la base, incluso en máximo rendimiento. Perdemos la Nvidia GTX 1050 y pasamos la integrada de Intel. Perdemos aproxiamadamente un 20% de rendimiento en CPU y más de un 50% en GPU, con el añadido de que, al no tener ventilador la pantalla, el rendimiento se reduce bastante cuando pasa un rato y el procesador se calienta. El silencio suele imperar en sesiones con la Surface Book 2, pero la GPU no es nada silenciosa cuando se le demanda. Y ojo, no es poco, pues no son muchos los equipos que cuenan con un chip de ese nivel en este tamaño.

Por último toca hablar de autonomía, y sólo cabe alabarla. Acostumbrado a 3 ó 4 horas con brillo bajo en mi MacBook Pro, las 10 horas de la Surface Book 2 son una revelación. Obviamente, si el trabajo trasciende la navegación web y requiere edición de imágenes o audio, podemos perder 3-4 horas de autonomía. Pero si la referencia es la Surface Pro, hablamos de un producto que mejora exponencialmente. A ello ayuda la doble batería con la que se cuenta cuando ambas partes están unidas.

Conclusión

La breve experiencia con la Surface Book 2 deja muy buenas sensaciones. El producto demuestra que Microsoft puede seguir mejorando sus propuestas, y sobre todo, que lo que lanza no son falsas promesas. Todo funciona según Panos Panay nos cuenta en sus presentaciones, por lo que la honestidad del producto no se puede poner en duda.

Respecto a otras Surface, se ha mejorado la pantalla, algo crucial para profesionales de la imagen, pero sobre todo el rendimiento. Los nuevos procesadores de Intel presentan, con un consumo ínfimo, una potencia equivalente a la que portátiles de 15" conseguían hace un par de generaciones. Y lo logran con un consumo muy reducido que aquí brinda una autonomía fantástica. La Surface Book 2 es, por tanto, un ordenador profesional con todas las letras, pero tiene sus peros.

La mayoría de usuarios que podrían adquirir este modelo no desean lo que ofrece. El poco interés que hoy en día suscitan los portátiles va más enfocado a lograr refinar una fórmula que lleva funcionando años. Microsoft ha demostrado que puede hacerlo con el Surface Laptop, y la Surface Book 2 es la prueba de que no hay impedimentos técnicos que impidan que los de Redmond traigan el mejor portátil del mercado, sólo motivos filosóficos.

Pese a estar totalmente recomendado, muchos no harán uso de las funciones que posibilita el diseño de la bisagra, por lo que el desembolso será el balde. Aun así, si la Surface Book 2 es el producto que necesitas, **lo recomendado es adquirir el modelo de 13.5" con i5, 256 GB y 8 GB de RAM, que sale por 1749€, pues a partir de ahí las cantidades se disparan hasta los 3449€ del modelo analizado**. No es sólo la política de Microsoft, el MacBook Pro con esas especificaciones tiene un precio similar. Por mucho menos, te llevas todo lo bueno del mundo Surface y mucho del mundo portátil con una configuración que rendirá muy bien en Windows 10.

Pros

  • Autonomía: la doble batería ayuda a tener uno de los equipos que más tiempo pueden pesar alejados del cargador.
  • Rendimiento: Windows 10 y las aplicaciones van como un tiro en este equipo, algo hasta hace poco inusual en este tamaño.
  • Conector magnético de carga: lo echamos de menos en los últimos MacBook Pro, y aquí se ve como es un must, por comodidad y seguridad.
  • Pantalla: por capacidades táctiles y calidad, un gran salto adelante para la familia Surface.

Contras

  • Conexiones: traer USB
  • C en la forma en que llega es algo indigno para la gama del producto. Además, no es fácil ni barato conectar dos pantallas.
  • Diseño: pese a ser un hito por capacidades, se siente algo tosco y verde frente a varias décadas de desarrollo de portátiles convencionales.
  • Precio: pese a estar en la gama alta, el precio resulta demasiado elevado para hacer el producto atractivo más allá de un nicho muy concreto.

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