El estrés, los salarios bajos, la explotación laboral y la pobreza son algunos de los temas centrales de Tiempos Modernos (Modern Times) la película de Charles Chaplin en la que interpreta a un trabajador de una fábrica durante la Gran Depresión en Estados Unidos que acaba volviéndose loco y en la pobreza. A pesar de los tintes cómicos de la película, esta puso de relieve muchas de las problemáticas de la primera mitad del siglo XX. Este 3 de febrero fue el aniversario del estreno de Tiempos Modernos y, 82 años después de que la película se proyectara en la pantalla grande, muchas de los retos y problemas siguen estando presentes en la sociedad actual a través de las nuevas tecnologías.

La pobreza durante la Gran Depresión y la desesperación para encontrar un empleo puede recordar a lo que algunas personas han afrontado por una crisis económica mundial la cual, salvando las distancias, ha vuelto a poner estos conflictos en el punto de mira. Más allá de esta situación, las consecuencias de Chaplin como trabajador de la fábrica y como parte de la cadena de producción en masa es una de las críticas más férreas al sistema. Con el paso de los años y las innovaciones tecnológicas parece ser que, lejos de conseguir cambiar estas prácticas, se ha cambiado de método pero no de condiciones.

Charles Chaplin vive una situación de estrés tan brutal en su trabajo que finalmente acaba siendo víctima tanto de cansancio físico como psicológico y acaba perdiendo la cabeza. El actor y director quiso hacer, a través de Tiempos Modernos, una crítica a una manera de trabajar mecánica que acaba deshumanizando a los trabajadores. El jefe de Chaplin en la fábrica es un claro ejemplo de eso y, mientras el protagonista se toma un descanso en el baño y fuma un cigarrillo, el directivo de la empresa aparece en una pantalla para ordenarle que vuelva al trabajo.

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El ritmo frenético acaba con Chaplin, quien no es capaz ni de tomarse unos minutos de descanso sin tener el control de su superior. En esta escena, la vigilancia de los jefes a través de la parodia muestra en realidad cómo las condiciones laborales han cambiado a través de la tecnología y cómo las innovaciones pueden ser un arma de doble filo. 82 años después, los avances tecnológicos han mejorado muchos aspectos de nuestra vida, también laboral. Sin embargo, Tiempos modernos cumple años en un contexto en el que muchas personas han puesto de relieve los peligros de la vigilancia que permiten estos avances pero que también hacen que la escena del baño sea algo menos inimaginable y menos distópico.

Las pulseras de Amazon

¿Una pulsera que sea capaz de rastrear los movimientos de los trabajadores? Ese podría ser el plan de Amazon con la compra de la patente para desarrollar esta pulsera, que permitiría conocer la ubicación de todos las personas que trabajan en la compañía y, en el caso de que cometan un error, sus superiores enviarán unas vibraciones.

Asimismo, esta pulsera sería la manera para que los jefes pudieran saber, entre otras cosas, cuánto tiempo han descansado los trabajadores. En este caso la cara del jefe no aparecerá en el baño, pero el resultado es el mismo: saber exactamente dónde se encuentran los empleados en todo momento y cuánto tiempo pasan fuera de su lugar de trabajo.

Estas prácticas que rozan la línea entre la privacidad y la seguridad han sido propuestas por Amazon para los trabajadores de la fábrica y, según la compañía, este método podría guiar al trabajador en el proceso de embalaje de los productos de la compañía. Así, pretenden ahorrar tiempo y completar los pedidos con más rapidez.

Black Mirror y la realidad de Chaplin

Si hablamos de futuros distópicos y de cómo la tecnología influye en nuestra vida diaria, es necesario hablar de la serie Black Mirror. La serie de Netflix ha tocado algunas de estas problemáticas a través de historias en futuros quizá no tan lejanos. En uno de los episodios, Nosedive, se plantea una realidad en la que las personas son calificadas por puntuaciones de cero a cinco según su comportamiento y relaciones sociales.

El capítulo protagonizado por Bryce Dallas Howard pone a su personaje, Lacie, en un contexto en el que todo el mundo comparte sus actividad diarias, las cuáles son calificadas junto con las interacciones sociales. Eso significa que todos los actos tienen un precio y una mala calificación tiene una consecuencia en situaciones cotidianas como encontrar un trabajo o pedir un crédito. La aplicación que recoge todas las valoraciones elabora un ranking de toda la población determinando el estatus social según la puntuación de cero a cinco estrellas.

La oscura razón que explica el título de ‘Black Mirror’

A nivel laboral, estas calificaciones son muy importantes para poder encontrar un empleo. Asimismo, una pelea con el superior o estar más rato de lo permitido tomando un descanso podría bajar las estrellas de la persona. Lo más seguro es que Charles Chaplin hubiera tenido obtenido una mala valoración después de fumarse un cigarro en el baño o de ralentizar el proceso de producción.

Por otro lado, otro capítulo de la serie titulado The Entire History of You expone una realidad en la que un dispositivo electrónico implantado detrás de la oreja registra todo lo que las personas hacen, escuchan o ven. La aplicación permite que, posteriormente, se reproduzca todo lo que ha grabado el implante o, lo que es lo mismo, que se visualicen todas las actividades y conversaciones.

En un proceso que en el episodio llaman "revisar", se reproduce todo lo que ha vivido la persona que lleva el implante. Esta práctica plasmada en Black Mirror sería la herramienta perfecta para que los directivos de las empresas pudieran saber exactamente qué han hecho sus trabajadores durante la jornada laboral, si han cumplido sus horarios y con los objetivos.

Esta realidad distópica de la serie de Netflix puede recordar a las pulseras de Amazon o a cómo el jefe de Charles Chaplin vigila a su empleado en 1936 a través de una cámara. Las innovaciones tecnológicas han mejorado muchos aspectos nuestra calidad de vida y han ayudado a garantizar derechos fundamentales. Sin embargo, el otro lado de la tecnología y un mal uso de la misma puede ser motivo de alarma para pensar que estas innovaciones también pueden acabar con otros derechos. Y, muchos antes de Netflix, de Amazon y de Black Mirror, Charles Chaplin supo plasmar a través del humor una de las principales inquietudes para al población en el siglo XXI.

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