El viernes 16 de febrero a las 17:40 h (hora local), un terremoto de magnitud 7,2 sacudió de nuevo México. El sismo tuvo su epicentro en Pinotepa Nacional, en el estado de Oaxaca, a una profundidad de 12 kilómetros. Por el momento no se han registrado víctimas mortales ni heridos, aunque el temblor se ha dejado notar tanto en el centro como en el sur del país.
Durante las horas siguientes, el Servicio Sismológico Nacional detectó 1977 réplicas posteriores al terremoto de magnitud 7,2. La más grave inicialmente sucedió con epicentro en Santiago Jamiltepec y tuvo una magnitud de 5,8, de acuerdo con el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés). Posteriormente, la región vivió la réplica más fuerte, el sismo de magnitud 6 detectado el lunes 19 de febrero de nuevo en Pinotepa Nacional. ¿Qué ha provocado este nuevo terremoto y por qué se han registrado tantas réplicas después? ¿Tiene alguna relación el temblor con los sismos que golpearon a México en septiembre?
Las causas del sismo de 7,2 en Oaxaca
Oaxaca es uno de los estados con mayor sismicidad de la República de México. Según datos del Servicio Sismológico Nacional, esta región registra aproximadamente el 25% del total de terremotos que sufre el país. ¿Cuál es la razón? El motivo de las ocurrencias de tantos temblores es el contacto entre dos importantes placas tectónicas, cuya interacción tiene lugar en la costa del Pacífico desde Chiapas hasta Jalisco.
Las placas tectónicas son las porciones en las que se divide la litosfera terrestre y que se desplazan como bloques rígidos sobre el manto superior del planeta. Su movimiento se asemeja al que haría una "galleta" (placa) sobre unas "natillas" (manto). Estos bloques rígidos, que pueden acercarse, alejarse o moverse en paralelo, explican la gran sismicidad en México. Numerosas porciones de la litosfera terrestre interactúan en territorio mexicano, aunque en el caso del reciente sismo, destaca el desplazamiento de dos de estos bloques.
El terremoto de magnitud 7,2 ha sido provocado por el acercamiento entre la placa de Cocos y la placa de Norteamérica, dos porciones que se desplazan siguiendo un movimiento convergente. Según la información facilitada por el Servicio Sismológico Nacional, el mecanismo focal muestra una falla de tipo inverso en la cual un bloque sube por encima de otro. Este tipo de falla se relaciona precisamente con los contactos convergentes entre dos placas tectónicas. En efecto, en esta región la placa de Cocos se introduce por debajo de la placa de Norteamérica a un ritmo de 60 milímetros al año, como explica el Servicio Geológico de Estados Unidos.
Cuando sucede un terremoto de tan elevada magnitud, es normal que se produzcan numerosas réplicas en las horas siguientes. Tal y como explica el Servicio Sismológico Nacional, tras un sismo de este tipo, las rocas que se encuentran cerca de la zona de ruptura deben reacomodarse de nuevo, lo que puede generar una serie de temblores posteriores a los que denominamos réplicas. El número total puede variar desde decenas hasta centenares durante los siguientes días o semanas. Por desgracia, aún no se ha podido desarrollar un sistema para anticipar cuándo sucederá el próximo terremoto, aunque México ha sido pionero con su sistema de alerta sísmica, también conocido como SASMEX.
El sismo registrado hace unas horas en Pinotepa Nacional no guarda relación con los temblores que afectaron al país en septiembre. El terremoto del 19 de septiembre, con epicentro en Morelos, fue un sismo intraplaca, es decir, sucedió dentro de la placa de Cocos, mientras que en esta ocasión se ha debido al desplazamiento convergente de esta primera porción de la litosfera terrestre por debajo de la placa de Norteamérica, también llamado movimiento de subducción. Cuando sucede un gran sismo es frecuente que aumenten los terremotos y las réplicas posteriores, aunque en este caso el origen de ambos temblores sea diferente.