"Un sueño realizado". Así describió la NASA el lanzamiento de Robonaut 2, el primer robot humanoide en llegar al espacio. Sucedió el 24 de febrero de 2011, cuando la agencia consiguió enviarlo a bordo de la misión STS-133, la última del transbordador espacial Discovery. El objetivo era que el robot ayudara a los astronautas de la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) durante la realización de sus tareas cotidianas, como la limpieza, mientras era dirigido desde la superficie terrestre. Pero algo falló estrepitosamente.

En un principio, Robonaut era tan solo un torso con una cabeza protegida por un llamativo casco dorado y unos brazos articulados. Tres años después de su lanzamiento, la NASA decidió llevar a cabo una maniobra arriesgada: añadir unas extensiones en forma de piernas al robot humanoide para facilitar su desplazamiento a través de los diferentes espacios de la ISS. La plataforma de movilidad, como se denominó a las extremidades inferiores de Robonaut, llegó en el mes de abril a bordo de una sonda de SpaceX. La reconfiguración del hardware se realizó inicialmente durante una especie de operación que duró unas catorce horas en el Centro Espacial Johnson de Texas.

La segunda parte de la actualización del hardware de Robonaut tendría lugar en la Estación Espacial Internacional. La NASA había planeado que la intervención durase unas veinte horas, pero los astronautas tuvieron que emplear el doble del tiempo previsto a lo largo de varias semanas entre el 16 de julio y el 28 de agosto de 2014. Poco después, los ingenieros que dirigían al robot humanoide se dieron cuenta de que algo había fallado: experimentó diversos fallos en los sistemas de comunicación y en los sensores, las piernas no se movían correctamente y el procesador se bloqueaba, como informa IEEE Spectrum.

Los astronautas de la ISS, en colaboración con los ingenieros que habían diseñado a Robonaut, trataron de reiniciarlo en múltiples ocasiones durante los siguientes meses. Pero su objetivo resultó imposible ya que, según vieron después, el robot acumulaba demasiada potencia en algunos actuadores y poca en otros. Los fallos estaban, literalmente, matando el proyecto en el que la agencia espacial norteamericana trabajaba desde mediados de los noventa. Desde el año 2015, el robot humanoide no servía para las tareas para las que fue diseñado, por lo que la NASA ha ordenado a su tripulación que empaquete al viejo Robonaut y lo envíe en la próxima misión para devolver diversas cargas al planeta Tierra. Se termina así su viaje, con la duda de si la agencia volverá a intentar de nuevo una iniciativa similar.

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