vacunas

Fuente: Pixabay

La Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a dos años de prisión a una pediatra que trabajaba en un centro de salud público de Carlet y en un hospital privado de Alzira por los delitos de estafa y falsedad documental. La facultativa inyectaba suero fisiológico a los niños engañando a sus padres, ya que fingía que eran novedosas vacunas contra la varicela, el sarampión o el virus del papiloma por las que les cobraba entre 60 y 1.200 euros.

La doctora, que ha reconocido los hechos en el acuerdo con la Fiscalía, ha sido identificada por la sentencia difundida por el Consejo General del Poder Judicial como Bernarda. La pediatra estafó a sus pacientes, la mayoría de ellos menores de edad, entre los años 2007 y 2011, suministrándoles el suero fisiológico —un producto inocuo— en lugar de las vacunas prometidas.

Según los hechos probados, Bernarda ofrecía las falsas medicinas a las familias a un precio inferior del que pagarían si tenían que adquirirla en una farmacia, abusando de la confianza que los padres tenían en la acusada como pediatra de sus hijos. La doctora obtuvo la cantidad total de 12.743 euros mediante sus engaños y argucias. En 2012 y 2013, la pediatra ingresó 11.420 euros en la cuenta del Juzgado, un importe económico que cubría la totalidad de las cantidades que no habían sido expresamente renunciadas por los afectados y que fueron entregadas a los mismos como indemnización por los perjuicios causados.

La facultativa no entrará en prisión al haber sido condenada a dos años de cárcel y no tener antecedentes penales, como suele ocurrir en España, donde una condena de dos años no determina la entrada en prisión en circunstancias generales, pero una condena de dos años y un día de cárcel sí supone la pena de privación de libertad. Bernarda ha sido inhabilitada para ejercer cualquier profesión relacionada con la medicina durante dos años y tres meses. El caso de la pediatra valenciana recuerda a un suceso similar ocurrido en Italia hace unos meses. Una enfermera de Treviso dejó sin inmunizar a centenares de niños de la región de Friuli al fingir que les vacunaba, aunque en realidad tiraba los viales a la basura.

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