En 1974, tres años de que la peli que revolucionaría el cine comercial y la ciencia ficción llegara a los cines, George Lucas terminaba el primer borrador de lo que terminaría convirtiéndose en Star Wars. Como buen borrador, y más en una obra tan ambiciosa, éste sería revisado múltiples veces, evolucionando y cambiando aquí y allá, hasta su estreno en 1977.

Cierto es que ya en ese primer guión original podemos encontrar elementos clave que llegarían a la obra final como un joven aprendiz de Jedi, un versado mentor, una princesa en apuros y un Imperio malvado. Por suerte, gracias a la dimensión y relevancia de la franquicia Star Wars, estos borradores e ideas abocetadas no cayeron en el olvido y, de hecho, en 2013 se transformaron en cómic, bajo el nombre de The Star Wars.

El guionista J.W. Rinzler fue el encargado de trabajar con las tempranas ideas de George Lucas para darles forma y llevar al papel, con pequeños retoques, la visión original del creador. Así, durante ocho números somos espectadores de una historia en la que se evidencian todavía más las siempre reconocidas influencias de Lucas a la hora de desarrollar la historia: desde el serial de Flash Gordon hasta los films de Akira Kurosawa (La fortaleza perdida, principalmente) y la filosofía oriental son pilares claves de la que hoy es la mayor marca del entretenimiento mundial.

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Esas mismas influencias se verían rebajadas, o más bien disimuladas, con el paso de los años y la historia tomaría una mayor entidad propia, ajena a referencias, pero ya desde esa versión primigenia encontramos personajes bautizados como Luke Skywalker o Darth Vader. Ahora bien, esta serie de ocho cómics muestra un Luke muy diferente y que ni siquiera es el verdadero protagonista: lejos de ser un granjero a punto de comenzar el viaje del héroe, nos topamos con un respetado general Jedi que realizará la labor de mentor sobre el protagonista original de la aventura: Annikin Starkiller.

Por todos es sabido que ese fue el apellido original que Lucas pretendía darle a la familia protagonista y sobre el nombre, no hace falta decir mucho más. Eso sí, esta versión apenas tiene relación con el Anakin que veríamos en la Star Wars cinematográfica y, como decimos, su papel en la historia es más semejante al del Luke Skywalker que todos conocemos; siendo, eso sí, mucho más ducho en el uso de la fuerza gracias a los entrenamientos de su padre, Kane. Y no, este joven héroe no terminaría siendo Darth Vader.

De hecho, este mismo Lord Sith ya existe, representado con un traje muy semejante aunque carente de la mítica máscara, y ejerce como brazo ejecutor de un emperador muy lejos del Palpatine cinematográfico y sumamente cercano, en lo visual y narrativo, al Ming de la ya mencionada Flash Gordon. Los Sith, de hecho, trabajan como una secta radical que busca aniquilar a todo maestro Jedi viviente. Por el camino se visita un planeta Alderaan que hace las veces de Yavin IV y, aunque parezca confuso, un planeta bautizado como Aquilae que refleja lo que termina siendo Alderaan. Además, no deja de ser llamativo ver cómo los mismos Jedis utilizan sables láser de color rojo o conocer un Han Solo muy diferente (mucho) del que todos conocemos.

Pero tampoco queremos desvelaros las muchas y muy curiosas diferencias y semejanzas con la obra que todos conocemos. Sin duda, The Star Wars es una serie de cómics con un claro valor para los aficionados de la franquicia y, además, se trata de una aventura especial sumamente entretenida que cualquiera podría disfrutar. Una curiosidad que nos permite conocer, con todo lujo de detalles, qué pudo haber sido.

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