¿Recuerdas a qué suena el silencio? En los últimos cincuenta años, el sonido, el ruido, la música... todo ha aumentado su intensidad. Tanto que a día de hoy nuestros oídos están sufriendo los efectos. Los casos de pérdida auditiva son mucho más frecuentes y severos. En consecuencia, oímos menos y peor. Pero la tecnología está ahí para resolver este problema. No solo para solucionarlo, sino para alcanzar cotas increíbles. Así es cómo se hacen los "super oídos".

¿Cómo afecta la vida moderna a la salud de tus oídos?

Según la Organización Mundial de la Salud, "360 millones de personas en todo el mundo padecen pérdida de audición discapacitante, de las cuales 32 millones son niños". Aunque en muchas ocasiones las causas son genéticas o accidentales, el 60% de las pérdidas en los más pequeños, indican los expertos, son prevenibles.

En palabras de la OMS, 1.100 millones de personas de entre doce y treinta y cinco años están en riesgo de padecer pérdida de audición por su exposición al ruido en contextos recreativos. Por desgracia, estas cifras han aumentado en los últimos años. ¿Qué estamos haciendo mal?

Para poder comprenderlo mejor, Hipertextual se ha puesto en contacto con Carmen García Jerónimo, directora técnica y audióloga de AudioFiv, en Madrid, quien nos ha hablado de su dilatada experiencia tras años tratando la pérdida de audición. "Sí, hemos empeorado nuestra salud auditiva en las últimas décadas. Generalmente no prestamos demasiada atención a nuestros oídos, seguramente por desconocimiento del tema", comenta.

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Fuente: Unsplash.

La razón, explica Carmen García, es que usamos mucho más los oídos que antes. "Vivimos en un mundo ruidoso, el sonido nos hace compañía, muchas personas llegan a casa y encienden la tele o la radio solo por oír algo. O por miedo al silencio. Muchas personas abusan del uso de auriculares, hablamos constantemente por teléfono, no nos protegemos del ruido en ambientes laborales..."

"El paso del tiempo machaca nuestros oídos y siempre pasa factura. También es cierto que vivimos más años. La esperanza de vida se ha prolongado en las últimas décadas y el sentido del oído se deteriora. De hecho, el 90% de las personas mayores de 65 años tienen pérdida auditiva en mayor o menor grado", afirma.

"Por otra parte, muchas veces tampoco somos conscientes de que sufrimos una pérdida auditiva, ya que esta suele ser progresiva y nos vamos habituando poco a poco, acomodando nuestra vida a nuestra forma de oír. Acudimos a un profesional cuando ya es evidente que tenemos un problema de audición y aun así, muchas personas lo siguen retrasando el tratamiento o, incluso, negando el hecho de tener un problema auditivo", señala.

Cómo cuidar nuestros oídos

Pero antes de que los problemas sean tan graves que haya que solucionarlos, los profesionales de la salud auditiva abogan por la correcta prevención. "La protección es la mejor herramienta que tenemos para prolongar una buena salud auditiva durante el mayor tiempo posible de nuestra vida", confirma con rotundidad la experta. Según nos explica, es importante protegernos de los ruidos fuertes.

"Proteger nuestros oídos en ambientes laborales ruidosos, de ruidos de más de ochenta decibelios, proteger los oídos de posibles infecciones, sobre todo en verano y en personas con tendencia a tener otitis externas... Es vital. No hay que hacer nada especial, nuestro sistema auditivo tiene una serie de defensas naturales", destaca García.

Entre ellas, nos informa, están el cerumen y los músculos tensores en la cadena de huesecillos que amortiguan sonidos de alto impacto. "Pero estar sometidos a mucho ruido durante muchas horas al día es casi siempre el mayor de los problemas". Aun así, si nuestro cuidado no ha sido suficiente, puede que nos topemos con una pérdida auditiva significativa, ¿qué soluciones existen entonces?

¿Cómo son los audífonos modernos?

Todavía se pueden ver en teletiendas y similares el mítico "sonotone". A pesar de que esta es la forma comercial de un producto concreto, a día de hoy la Real Academia de la Lengua Española reconoce la palabra sonotone como un sinónimo de audífono. Pero desde que se presentó este dispositivo hasta los audífonos modernos, la cosa ha cambiado muchísimo.

"Cuando las personas piensan en audífonos, la idea que tienen es la del aparato del abuelo, de color carne que, pita constantemente y que le da todo tipo de problemas", nos comenta Carmen, hablando de su experiencia como audioprotesista. "Afortunadamente la tecnología ha hecho avanzar mucho a nuestro sector, ya no sólo en la miniaturización, sino también en la calidad de los componentes electrónicos"

Fuente: Wikimedia.

En la actualidad, los audífonos dispositivos son máquinas de precisión capaces de ofrecer la mejor calidad de sonido en todo tipo de situaciones. Eso requiere de un hardware y un software punteros. "Tenemos que tener en cuenta que un audífono es un dispositivo de alta fidelidad miniaturizado, y sometido a unas condiciones agresivas, llevamos el audífono en contacto con el cuerpo, le afecta el sudor, la humedad ambiental...", explica Carmen.

Los audífonos son en realidad amplificadores selectivos por frecuencias que amortiguan las señales de ruido y dan preferencia al patrón sonoro de la voz humana. El objetivo es reproducir un audio "normal". Y esto lo hace sin estar conectado a ningún ordenador. Su tamaño y forma también son muy importantes, ya que el factor psicológico es crucial. Y es que, según los expertos, el concepto de un audífono torpe, grande y obsoleto todavía ronda la mente de la sociedad.

Fabricando un súper oído

Manuel Yuste, jefe de producto del Grupo GN, una de las marcas más grandes dedicadas a la fabricación de audífonos en las que se incluyen Beltone, Jabra o ReSound, explica para Hipertextual qué son y cómo se crean los audífonos modernos, auténticas maravillas de la técnica. "Lo primero que se hace es el microprocesador", nos explica. "Esta es la parte más compleja y supone el 'cerebro' del audífono. Por otro lado se hace el software, cuyo desarrollo lleva en torno a los dos o tres años".

"Después se hace el hardware: auriculares, micrófonos, el diseño en plástico... Todo eso, más tarde, se ensambla, se integra el software y se sueldan los micrófonos, auriculares y demás partes en la carcasa". Dependiendo del tipo de audífono, si va detrás del oído o dentro del mismo, la carcasa usará un modelo 'estandar' o un diseño realizado con impresión 3D. En esta situación hay que "meter a presión" todos estos componentes en la carcasa a medida.

La intención, finalmente, es crear un dispositivo capaz de "imitar" a un oído sano. En palabras de los expertos, recrear la capacidad auditiva de un normoyente en la medida de lo posible. Pero, aunque parezca sencillo, esto no se limita a poner un amplificador en la oreja y ya está. El procesamiento de datos, la selección de la fuente, la coordinación entre los audífonos y el sonido... todo esto ocurre de forma sincronizada en el audífono.

Fuente: Beltone

"A día de hoy, nosotros comenzamos a llamar a los audífonos 'sistemas de comunicación'. ¿Por qué? Porque las personas no solo nos comunicamos por voz. Nos comunicamos con la tele, con el teléfono, con las redes sociales... Lo que pretendemos es solventar más necesidades de comunicación con estos dispositivos". Actualmente, los audífonos más modernos, como los de Beltone, van dotados de dos antenas.

"Una antena de radiofrecuencia, a 2,4 Ghz, y una antena de Bluetooth. Con la de radiofrecuencia nos comunicamos con distintos accesorios y en función de las necesidades del usuario, se le da este accesorio para conectarlo a la tele o al ordenador". De esta manera, los audífonos se convierten en un reproductor ecualizado según la pérdida auditiva del usuario. "El resultado es que la persona está escuchando la televisión a su volumen y el resto de la familia a otro distinto". Esto convierte a los audífonos en un auténtico super oído, capaz de escuchar, ecualizar y dirigir el sonido de forma más eficiente y a pesar del ruido existente.

La conectividad por encima de todo

Además de la posibilidad de escuchar el ambiente o la televisión, los audífonos de última generación son dispositivos diseñados para ofrecer muchas más posibilidades, según nos comenta Carmen Jerónimo: "Pueden conectarse directamente con el teléfono móvil, con la televisión, con un micrófono remoto... están pensados para hacer la vida más fácil".

Gracias a ambas antenas y aplicaciones dedicadas, el audífono se conecta con todo tipo de accesorios. "Esto mismo lo usamos con un micrófono remoto, de manera que podemos escuchar una obra de teatro, una película o una conferencia usando un micrófono que pasa el sonido directamente a los audífonos, filtrando el ruido ambiental".

"Fíjate hasta donde hemos llegado. Si un usuario normoyente usa sus cascos para escuchar música en estéreo", comenta Manuel, "un usuario de audífonos puede escuchar la música en dolby digital stereo de forma inalámbrica". Teléfonos, manos libres, televisión, tablet... las posibilidades son muchas, convirtiendo la relación con el audífono en algo mucho más interactivo.

Fuente: Beltone.

"También puedes usar tu teléfono en manos libres, llevando tu teléfono en tu bolsillo, o incluso ecualizar el sonido, ajustar los agudos, graves y medios, ajustar perfiles de sonido... con una aplicación, desde el móvil". Esta conectividad es un paso crucial, según nos cuenta el jefe de producto de GN, ya que sirve de acercamiento a los jóvenes.

"Esto hace que personas más jóvenes que hasta ahora ni se planteaban ponerse audífonos, aún teniendo pérdida de audición, vean en los audífonos algo muchísimo más atractivo". Esta pieza es fundamental, como decíamos, porque el 60% de la pérdida auditiva en niños podría ser prevenible o tratable. Pero antes, hay que solucionar algunos problemas. El primero, tal y como apuntan tanto Carmen como Manuel, es la baja aceptación social.

Oír sin barreras

Actualmente, el problema del rechazo social del audífono, comenta Manuel, es un hecho: "En estos momentos, el número de personas que usa audífonos con respecto a los que tienen pérdida de audición, no supera el 10%. Esto todavía se debe, principalmente, a una cuestión cultural", asegura. "Está claro que los audífonos actuales no tienen nada que ver con los que usaron nuestros abuelos hace treinta años", comenta Carmen.

Y es que aunque cada vez son más las personas que los usan, los audífonos se ven menos. Esto es parte del desarrollo de la tecnología asociada, cada vez más pequeña y eficiente. En estos momentos, explica Carmen, la última novedad está relacionada con Internet: "Podemos enviar una modificación en la programación a nuestro paciente según las indicaciones que nos haya dado, de manera remota".

Sonotone. Fuente: Wikimedia.

"En el mundo de los audífonos habría que destacar tres cosas. La primera es el audífono en sí mismo. Luego está la conectividad inalámbrica que incluye una mayor facilidad de configuración y también la posibilidad de conectar los audífonos con otros dispositivos electrónicos. Y el tercer punto es el elemento que estamos implementando ahora que es el uso de Internet en la audiología, que hasta ahora era el gran olvidado en el sector", explica Manuel Yuste haciendo referencia a Beltone Trust, una nueva tecnología.

Esta, como explicaba Carmen, permite al audiólogo controlar y ajustar los audífonos de manera remota, de forma que el usuario no tiene más que hacer una llamada telefónica o avisar por la aplicación y el experto realiza los cambios desde la clínica. Todo esto ayuda reformar la visión que tenemos sobre los audífonos. Pero ¿es suficiente?

¿Cuál es la vida media de los audífonos?

Hay quien se queja del precio de los audífonos, que puede llegar a varios miles de euros en el caso de la categoría superior. ¿Por qué? "Para que un audífono salga a mercado, detrás ha habido un equipo de ingenieros trabajando, al menos, durante tres años", nos explica Manuel. "También hay que entender qué va implícito en el precio del audífono".

"Unos audífonos suelen tener una vida media de cuatro o cinco años, dependiendo del uso y el cuidado que se tenga de los dispositivos", explica Carmen. "Generalmente, en nuestro país, el precio de los audífonos incluye el servicio de reajustes, y revisiones durante toda la vida de los audífonos. Aunque claro está, eso dependerá del lugar donde los hayamos adquirido y sus compromisos comerciales".

"Si te vas a un centro auditivo", continúa Manuel, "verás que el precio incluye las pruebas auditivas, más el asesoramiento y el análisis de necesidades, más la adaptación de los aparatos, más un servicio postventa que incluye ajustes y reajustes y el coste de las pilas durante cuatro o cinco años. Estás pagando un servicio integral".

Normalmente pagamos cuantiosas sumas de dinero por todo tipo de dispositivos: teléfonos, tablets, gadgets... y, sin embargo, pocas veces nos paramos a pensar en nuestra salud auditiva. Esto es importante, porque, como explicábamos, un gran número de casos podrían ser solucionados con prevención. Y en el resto, para evitar más daños, los audífonos son la solución. Unos dispositivos que permiten que aquellos oídos que estaban dañados sean capaces de escuchar aún mejor que unos sanos gracias a la tecnología.

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