La nueva película de Pixar es una oda a México y a su cultura. Los primeros segundos ya son una prueba de ello, cuando la tradicional música de la introducción de Disney es interpretada por mariachis. A partir de ahí, empieza una serie de tradiciones mexicanas, en las que la máxima expresión es el Día de Muertos. A través de la figura de un niño llamado Miguel, los directores Lee Unkrich y Adrián Molina no solamente han llevado a la pantalla grande un retrato real de la famosa festividad, sino que han conseguido transportar al cine de animación una gran representación de la cultura del país.

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Cuando se anunció el estreno del nuevo proyecto sobre Pixar basado en México, las alarmas sonaron en el país y muchos pensaron que se trataría de una película llena de clichés sobre la cultura mexicana. O sea, tacos, mariachis, tequila, y poco más. A pesar de que la música es el eje central del filme y también de la cultura en el país, los directores han conseguido ir mucho más allá.

Algunos detalles pueden ser conocidos por varios espectadores, como el papel picado. Al principio de la película, una fantástica animación con este material explica la historia de la familia. No es casualidad que la manera de introducir la trama sea a través de la decoración más importante en cualquier fiesta mexicana. Por otro lado, uno de los puntos más representativos del lenguaje mexicano (y de otros países de América Latina) es la utilización del diminutivo. Por ello, no está nada lejos de la realidad que la abuela de Miguel le achuche mientras le llama "Miguelitititito".

Desde que los mariachis anuncian el inicio de la película, empieza una serie de figuras y matices que convierten a Coco en una de las películas más mexicanas y representativas de Pixar.

Las flores que guían a los muertos

Coco

En una de las escenas del filme, vemos a la madre de Miguel haciendo un camino de cempasúchil, la flor de día de muertos, desde la calle hasta el altar montado en la casa familiar. La escena no dura más de unos segundos y es un simple detalle aunque el recorrido es muy representativo en la tradición del Día de los Muertos en México. La cempasúchil es conocida por guiar a los muertos desde el inframundo hasta sus seres queridos.

Este símbolo cobra después especial relevancia en la película cuando Miguel se adentra en el Mundo de los Muertos y ve el precioso puente de flores cempasúchil que muestran el camino a los que ya no están hasta sus familias.

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De unas pirámides aztecas salen fuentes de la flor naranja que iluminan el Mundo hasta ese momento desconocido por Miguel pero que le llevará a encontrarse con sus antepasados más inesperados.

Ecatepec, el paisaje del Mundo de los Muertos

Tomás Chávez Hurtado

El Mundo de los Muertos es uno de los paisajes más impresionantes de 'Coco'. Los colores de las casas amontonadas en las laderas de las montañas y el teleférico como medio de transporte muestra un mundo que podría parecer de fantasía, aunque puede estar basada en numerosos pueblos de México.

Hay un lugar en particular que recuerda especialmente al plasmado en el filme de Lee Unkrich y Adrián Molina. Ecatepec, ubicado en el Estado de México, inauguró en octubre de 2016 el llamado "Mexicable", un teleférico que transporta a los habitantes del pueblo de San Andrés La Cañada a la vía Morelos del municipio.

El paisaje que se puede ver en el trayecto podía recordar bastante al Mundo de los Muertos de Coco: Casas de colores montadas en las montañas y con un funicular como medio de transporte.

Xoloitzcuintle, el guía espiritual

Frida Kahlo y Diego Rivera criaron a varios perros de esta raza azteca que tiene una antigüedad de 3.000 años. Según la leyenda, el Xoloitzcuintle viajó a Mictlán, el inframundo mexica y regresó vivo. Por lo tanto, este perro era el escogido para guiar a las almas hasta el mundo de los muertos por el difícil camino. La tradición mexica marcaba que los Xoloitzcuintle debían ser sacrificados y enterrados junto a los humanos.

No es casualidad que sea el can de esta misma raza, Dante, quien acompaña a Miguel en su aventura. En varias escenas se denomina al amigo de Miguel como "el guía espiritual" en relación a la tradición mexica que convirtió a los Xoloitzcuintles en una de las razas más complejas e interesantes.

Al final de la película, Dante se acaba convirtiendo en otro gran símbolo mexicano, el alebrije. Las famosa artesanía mexicana es un laborioso trabajo realizado con la técnica de la cartonería para retratar a animales, tanto imaginarios como reales, en figuras que combinan varios aspectos físicos de cada uno. Estas figuras son conocidas por sus colores vivos y su creación se atribuye a Pedro Linares en 1936 en el Barrio de la Merced de la Ciudad de México.

El precioso arte de los alebrijes mexicanos

La representación de Frida en la obra de Kahlo

Frida Kahlo

Los reconocidos artistas Frida Kahlo y Diego Rivera fueron unas de las primeras personas en tener interés en las figuras de los alebrijes. Su visión artística tanto para reconocer el talento como para plasmarlo en sus obras los convirtieron en dos de los artistas más importantes del siglo XX.

En Coco, dos de los personajes más icónicos de la cultura mexicano no podían faltar. Diego Rivera aparece en una de las escenas pintando a una mujer "desnuda" (en realidad es simplemente un esqueleto). Esta imagen hace referencia a la fama de mujeriego de Rivera, quien solía pintar a mujeres sin ropa y, en la mayoría de los casos, acababa seduciéndolas.

Con Frida Kahlo, los directores han ido mucho más allá y han logrado un análisis de la obra de la pintora. En la película, Kahlo prepara una performance para el cantante Ernesto de la Cruz. En ella, de una papaya salen decenas de pequeñas "Fridas" que acaba subiendo hasta un cactus, que tiene la silueta de la pintora mexicana.

Esta anécdota muestra uno de los aspectos más relevantes de la obra, en la que en muchos casos la misma Kahlo se representa a sí misma como símbolo de sus sueños, miedos y frustraciones. "Me pinto a mí misma porque soy a quien mejor conozco", explicó Kahlo.

Las dos Fridas, El venado herido y La columna rota son algunas de las obras más representativas de la artista.

El 'chanclazo' justiciero

Pocas personas en México habrán podido evitar el famoso 'chanclazo' cuando eran niños. Muchas madres y abuelas siguen utilizando este método para poner límites a los más pequeños. La abuela de Miguel no podría ser la excepción y cuando descubre a su nieto hablando con un mariachi, la prohibición de la música en la familia se antepone ante todo y acaba propiciando unos buenos 'chanclazos' tanto al mariachi como a Miguel.

A pesar de que este método se ha puesto en duda en la actualidad por el uso de cierta violencia, lo cierto es que es una autoridad dentro de las familias mexicanas para regañar a los niños ante malos comportamientos.

El 'chanclazo' de la abuela paterna de Miguel también es un aspecto relevante porque muestra una estructura familiar muy común en el país en la que domina el matricardo y el peso de las figuras femeninas.

Los puestos en los conciertos

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Cuando Miguel está a punto de interpretar una canción de Ernesto de la Cruz en un concurso musical del Mundo de los Muertos, un puesto ambulante vende camisetas sobre el evento y sobre el famoso cantante basado en la figura de Pedro Infante. El reconocido músico es un ícono para los mexicanos pues fue un exponente en la época del cine de oro mexicano.

Este minúsculo detalle es algo sumamente representativo de la vida en México. Después de cada concierto, sea cual sea, a las puertas de la sala se encuentran varias personas vendiendo el merchandising del grupo o músico.

Los puestos ambulantes son una de las realidades del país y el sustento de muchas familias. Además de vender tacos, quesadillas o cualquier otro tipo de comida mexicana en las calles de ciudades y pueblos, los barrios cuentan con un mercadillo semanal, llamado tianguis, en el que venden desde ropa hasta maquillaje o alimentos.

Este tipo de aspectos de la vida cotidiana de México pone de relieve el esfuerzo de los directores y productores de Coco por entender la cultura mexicana más allá de los clichés. El proceso de producción de la película de Pixar ha durado más de cinco años, en los que el equipo ha viajado por diferentes partes del país para conocer la forma de vida, las costumbres y tradiciones como la del Día de Muertos. El resultado ha sido, indudablemente, un éxito para los creadores de esta película tan bien ambientada y documentada sobre una de las culturas más ricas.

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