Bethesda, en su lado publisher, sigue con la apuesta por títulos de corte tradicional, centrados en modos para un jugador. A los recientes y más que notables Dishonored 2 (y su expansión) y PREY se les une The Evil Within 2. Esta vez con Mikami abandonando el puesto de director, ¿estará a la altura del primero? ¿Mejorará sus defectos? Analicemos el survival horror de Tango Gameworks.En plena ebullición de la polémica sobre el futuro (o ausencia del mismo) de los videojuegos singleplayer, encontrarse con proyectos como The Evil Within es doblemente extraño ya que, mal que nos pese a los fans del género, lo del survival horror de corte tradicional es algo que, poco a poco, vamos dejando de ver. Cierto es que gracias a proyectos de talla mediana hemos disfrutado de grandes experiencias como SOMA, Layers of Fear o los dos Outlast pero las grandes compañías parecen haberse olvidado del terror puro y duro.

Con todo, a principios de este mismo año tuvimos la suerte de disfrutar de Resident Evil 7, algo así como una vuelta modernizada a los orígenes, si eso pudiera ser, mezclando pilares de las primeras entregas de la franquicia con una perspectiva en primera persona y una jugabilidad y ritmo más ágiles. Y es que, pese a grandes tropiezos como Resident Evil 6, la primera entrega de la franquicia sigue siendo el tótem del género en el que casi cualquier aspirante se mira.

Por ello, entre otras muchas cosas (Vanquish o Devil May Cry no son moco de pavo), Shinji Mikami es uno de los grandes referentes de la industria del videojuego y, por ende, su retorno al terror más visceral, de la mano de The Evil Within, acaparó la atención de todo el mundo hace ya tres años. Era el primer trabajo de su nuevo estudio, Tango Gameworks, y llegaba de la mano de Bethesda. La historia de Sebastián Castellanos comenzaba por aquel entonces y, pese a sus graves imperfecciones técnicas, nos encontrábamos ante un contendiente más que digno dentro del survival horror de corte más clásico.

Parece que, además de a la crítica, la primera entrega también convenció al público y Bethesda decidió invertir en el The Evil Within 2 que llegó hace unos días a las tiendas. Ahora, eso sí, llama la atención que el papel de Shinji Mikami ha pasado a ser el de supervisor mientras que ha sido Johan Johanas el director del proyecto. Es posible que veamos nuevos proyectos de Tango Gameworks en un futuro no muy lejano pero, hasta entonces, hablemos de The Evil Within 2.

Si hay una cosa que hay que aplaudir es que, desde luego, no hablamos de una secuela por compromiso o regida por la ley del mínimo esfuerzo. En casi cada apartado se le notan a TEW2 las ganas por retocar, añadir y mejorar en base a lo que vimos en la primera entrega y lo más evidente, desde el primer vistado, es su aspecto técnico. El margen de mejora era muy amplio pero esta segunda entrega es mucho más competente tanto a nivel técnico como gráfico; los frames por segundo ya no son una tortura adicional y los modelados, efectos de partículas, la iluminación o la recreación de los distintos escenarios rayan a un muy buen nivel y, además, decimos adiós a las barras negras (hay un gracioso easter egg relacionado con ellas). Se agradece, además, que la frialdad del primero, donde el metal y el cemento tenían un gran peso, dejen paso a entornos algo más “amables” y apreciables.

Ahora bien, seguimos topándonos con texturas demasiado pobres y, quizá lo más importante, a nivel de animaciones el juego es un tanto extraño. La tosquedad del primero deja paso a un gameplay mucho más fluido y suave pero sigue habiendo situaciones un tanto incómodas cuando las coberturas entran en juego y, en general, son muchas las animaciones que parecen no demasiado pulidas y un tanto antinaturales. Un trabajo bastante mejorable a este respecto.

Pero entrando en lo verdaderamente importante, también nos topamos ante cambios de peso a nivel estructural y mecánico. Llamará la atención que la estructura eminentemente lineal del primero deje paso a secuencias, sobre todo en los dos primeros tercios del juego, en las que recorreremos secciones abiertas de respetable extensión que guardarán distintos secretos, coleccionables y tareas secundarias. De hecho, varios de los mejores momentos del juego podrán ser totalmente ignorados por los jugadores menos dados a explorar.

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Asimismo, dicha novedad empasta a la perfección con el también mejorado sistema de progresión y mejora de Sebastián Castellanos; mediante distintos objetos y materiales, como piezas de armas, pólvora o los geles verde y rojo, podremos mejorar a nuestra medida tanto el armamento de nuestro protagonista como sus distintas aptitudes relacionadas con la salud, la energía o el lado más ofensiva. Funciona e incita a investigar hasta el último rincón a la vez que permite escoger cómo jugar.

Quizá uno de los problemas que puedan haberse derivado de los citados cambios, más o menos grave dependiendo de cada jugador, es la más que notable pérdida de tensión, nerviosismo y ese miedo que transmitía tanto el primero como cualquier buen survival horror que se precie. Sí, es cierto que en un buen puñado de secciones (de nuevo, algunas de ellas totalmente omisibles por el jugador) recuerdan a lo visto en la entrega anterior pero, por norma general, podemos borrar la etiqueta de survival horror y, más allá de eso, anunciar un giro relativamente pronunciado hacia la acción.

Lo que sí viene totalmente heredado y es parte inherente de este terrorífico género es la ambientación y los derroteros por los que nos llevará la historia en ciertas fases: seres aberrantes, localizaciones opresivas y oníricas y terroríficas villanos se dan cita a lo largo de los diecisiete capítulos del juego y, en general, se agradece lo imaginativo que se torna, en momentos puntuales, a la hora de presentar nuevas zonas, ciertos recuerdos o según qué objetivos. Ahora bien, casi siempre a costa de la coherencia interna y aprovechándose de la carta blanca que supone volver de nuevo a recorrer un mundo ficticio obra del STEM. Primera de muchas decisiones cuestionables de The Evil Within 2, por cierto.

Y es que desde el primer momento, desde la premisa básica que desencadena la aventura de Castellanos, se advierte una alarmante falta de ideas y una hoja de ruta tópica en principio y aparentemente inexistente en un final. Lo que cuenta The Evil Within 2 casi nunca es importante, casi siempre parece ilógico pero, sobre todo, no deja nunca de estar mal contado. A nivel narrativo y, sobre todo, en la calidad de los diálogos, esta segunda entrega es un absoluto despropósito.

Quizá el cénit de esta gran defecto está precisamente en el último acto. Tras múltiples etapas del título donde lo que se nos presenta parece carecer completamente de sentido (incluso dentro de la lógica interna de un dispositivo como el STEM) y de seguir una progresión un tanto extraña, presentándonos distintos personajes que parecen de suma relevancia pero terminan siendo despachados sin demasiada ceremonia, los últimos tres o cuatro actos son toda una escalada de incongruencias y sinsentidos. Además, cuando el juego parece poner los pies en la tierra y optar por un desenlace relativamente comedido y coherente, cae en tópicos y estructuras formulaicas, y vuelve a perder las riendas de una historia que, después de todo, no parece más que una excusa.

Conclusión

The Evil Within 2 es un intento loable por poner al día y modernizar la estructura del survival horror clásico que seguía la primera entrega. En una industria donde, parece, los juegos para un jugador van a perder progresivamente el peso de antaño es lógico que lleguen elementos como las zonas abiertas o el mayor peso de la progresión y personalización. De hecho, tanto eso como el más que agradecido y necesario lavado de cara es lo mejor que tiene que ofrecer esta secuela.

Por desgracia, el plano narrativo es un auténtico disparate desde el primer segundo de juego y, por desgracia, ni siquiera atina a contar con una narrativa interesante y, de hecho, TEW2 presenta algunos de los peores diálogos que hemos visto esta generación. Quizá no sea la mejor opción para el que busque una historia interesante y bien narrada o grandes dosis de terror pero, pese a sus importantes defectos, es una experiencia digna y disfrutable.

Pros

  • Técnicamente ha mejorado notablemente. Se ve mucho mejor que el primero.
  • Los sistemas de progresión y mejora. Más profundos y satisfactorios.
  • Las zonas abiertas le sientan buena a la fórmula. Aire fresco.

Contras

  • Apenas puede calificarse como survival horror. Acción, acción y más acción.
  • El guión y los diálogos son un auténtico desastre.
  • La recta final: una escalada de despropósitos que rompe el clímax.
  • Pese a haberlas renovado, sigue arrastrando animaciones incómodas y antinaturales.

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