El cierre de la historia de Nathan Drake dejaba la puerta abierta a más Uncharted y, cuando el juego número cuatro de la saga llegó a las estanterías lo hizo con la promesa de un DLC que ampliase la historia del juego. Las ambiciones de Naughty Dog de dar una vuelta de tuerca a ese DLC se les fue de las manos en algún lado, así tal como confirmó la compañía, lo convirtieron una expansión standalone del juego principal. Al fin y al cabo, lo que venían a aportar era una una historia nueva, diferente, por lo que el asunto estaba más o menos claro.

La fórmula del Uncharted funciona en la misma medida que empieza a mostrar síntomas de agotamiento. La gallina de los huevos de oro de Naughty Dog y de Sony ha envejecido de forma magistral, pero sin duda, ha envejecido, por ello no estaba de más darle un punto y final. Al final, el punto y final ha llegado en forma de juego independiente que ha venido a consolidar, en un espacio reducido de tiempo y precio, lo mejor de Uncharted 4, con una perspectiva distinta.

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Uncharted: The Lost Legacy funciona como juego independiente con todas las letras. En este caso, cambiamos a Nathan Drake y Sully por Chloe y Nadine, que hemos visto en las entregas anteriores y en Uncharted 4 respectivamente, con algún otro personaje adicional. La fórmula es la misma, solo cambian los personajes. Si bien es cierto que Nathan Drake es la seña de identidad de la franquicia, la nueva pareja también funciona de forma muy positiva, aunque no sabemos si esta unión artificial sería suficiente como para una saga completa. Eso sí, como protagonista, Chloe funciona, y aleja el tópico de princesa en apuros que venía mostrando Uncharted en algunos tramos de sus entregas anteriores.

Quitando el desarrollo de la historia y la inclusión de una nueva trama, todo sigue igual en Lost Legacy: la jugabilidad es exactamente la misma que vemos en Uncharted 4, y el apartado gráfico sigue siendo el mismo. Es lógico pensar que el hecho de ser una expansión del juego la introducción de nuevas mecánicas no debería ser un requisito fundamental, pero es algo que siempre es bienvenido.

No obstante, la parte más interesante de Lost Legacy es como se desarrolla el juego en sí. Aquí si hay un cambio en la forma de jugar a Uncharted. Si la cuarta entrega ya introdujo espacios más abiertos que daban más pie a la exploración, en Lost Legacy está mecánica se ha convertido en una seña de identidad. La primera mitad del juego es, en sí, un mini sandbox que nos da total libertad de movimientos y exploración e, incluso, se atreve a introducir una serie de misiones secundarios (sí, con su mapa incluido) para conseguir un objeto que nos puede hacer más sencilla la búsqueda de coleccionables, pero que no es necesario para el desarrollo de la historia.

En sí, Lost Legacy ha cambiado el hecho de viajar por todo el mundo para concentrar toda la acción en un mismo mapa y dar libertad al jugador, al menos en la primera mitad larga del juego. Si bien el protagonista de este mapa abierto es el coche como en los episodios de Madagascar de Uncharted 4, sí que es un enfoque interesante, que además ofrece al jugador un sinfín de opciones para enfrentarse a las misiones, tanto de la historia como la opcional (compuesta de varios desafíos con sus puzzles), dentro eso sí de las dos posibilidades que ofrece el juego: sigilo o armando el caos.

Una cosa muy interesante de Lost Legacy es que, en las poco más de 6 horas que dura, un poco más si vamos a por los coleccionables, hay más puzzles que en todo Uncharted 4, o al menos esa es la sensación que ofrece el juego. En casi todo momento hay puzzles relacionados con el entorno que, además, mantiene todo el momento el nivel en un mix de velocidad y habilidad.

Poco más de novedoso en este Lost Legacy. Hay algunos elementos nuevos como por ejemplos cofres de armas para los que tendremos que usar la ganzúa, ahora la dinamita se ha cambiado por el C4 y hay nuevas armas a nuestra disposición pero, en términos generales, sigue siendo Uncharted 4 con un nuevo sombrero, un nuevo escenario y en general, un poco más de pulimento.

Pero estamos hablando de Uncharted, y como es lógico, su expansión pese a ser una repetición de la formulación sigue siendo espectacular en todos los sentidos. Lost Legacy no pierde absolutamente nada respecto a Uncharted 4 y sigue estando muy por encima de la mayoría de los juegos del mercado: sus nuevos protagonistas funcionan igual de bien que Nathan y Sully, con sus diferencias, y el nuevo desarrollo más abierto aportan todo lo que echamos de menos en el cuatro, pese a ser un contenido descargable.

Naughty Dog ha seleccionado lo mejor de su saga: el tren del dos, el espacio abierto del cuatro, el desarrollo del tres, y los tiroteos erráticos del uno. Por eso funciona tan bien. Y si este es un adiós para siempre a la saga, solo nos queda decir que ojalá todos los reciclajes (y ya no digamos expansiones) sean la mitad de buenos que es Uncharted: The Lost Legacy.

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