¿Qué sería la vida sin robots? En muchas áreas podemos encontrar robots de todo tipo, algunos haciendo desde ya trabajos que antes hacían los humanos (otros más a punto de sustituirlos) y otros apoyando en labores repetitivas o muy pesadas para las personas. Incluso se está hablando ya sobre la creciente preocupación por la fabricación de robots de guerra o automatizados para fines bélicos. Sin duda vivimos en una época en la que los robots forman parte de nuestro día a día.
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Por otro lado, cabe preguntarnos si todos entendemos lo mismo por el término "robot" y lo cierto es que parece que estamos lejos de llegar a una definición única. Algunos expertos opinan que robot "es toda aquella herramienta que nos ayuda con las tareas físicas" o bien que "es algo que detecta su entorno y actúa en consecuencia". Podemos decir, entonces, que la simpleza o complejidad de un robot dependerá de las tareas para el que sea diseñado. Otra definición dice: Máquina o ingenio electrónico programable, capaz de manipular objetos y realizar operaciones antes reservadas sólo a las personas.
Ahora bien: ¿qué sería la ciencia ficción sin robots? Por supuesto que es difícil imaginarnos este panorama, sobre todo porque la ciencia ficción es muy importante para la cultura y la tecnología. También porque fue en este género, específicamente en la literatura, en donde nació el término "robot" y de donde se tomó para su múltiples aplicaciones, tanto en la ficción como en la vida real.
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Una obra de teatro que lo cambió todo
R.U.R. (Rossum's Universal Robots) —en checo, R.U.R. (Rossumovi univerzální roboti)— es una obra de teatro de Karel Čapek de 1920 y estrenada en 1921. En dicha obra se introduciría el término "roboti" para designar a ciertas "personas artificiales" que laboran en una fábrica al servicio de los humanos. Es verdad que los "roboti" son distintos a lo que hoy entendemos como "robot", pues estos estaban constituidos por materia orgánica sintética, algo así como lo que hoy conocemos como androide.
Čapek, además, utilizó a estos personajes en otra de sus obras más famosas "Guerra con los Newts", en donde los roboti convierten a los humanos en sus sirvientes. R.U.R. pronto alcanzaría fama, en 1922 se estrenaría en Nueva York, en 1923 en Londres y, para este mismo año, la obra de teatro ya había sido traducida a treinta idiomas. El éxito de R.U.R., así como de estos "roboti", fue aliciente para que muchos otros autores desde entonces crearan sus propios robots. Integrando así otras características a los mismos y, sobre todo, trayendo a la mesa un montón de temas éticos, de esos que hacen que la ciencia ficción sea tan fabulosa.
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Se dice que si bien Karel Čapek fue el primero en utilizar "robot" para designar a estos personajes de la ficción, ahora parte de la vida real, fue su hermano Josef el que acuñó el término. Karel no estaba convencido del nombre que tenía para estos humanoides mecanizados: "laboři" (del latín labor, trabajo). "Robota", por su parte, significa literalmente: trabajo duro o labor y figuradamente "trabajo duro" en checo y muchas otras lenguas eslavas.
Después: Asimov
El gran escritor Isaac Asimov acuñaría en su momento la palabra "robótica" para describir el campo de estudio de los robots. En 1942 publicó "Círculo Vicioso" (Runaround, en inglés) en donde dio a conocer sus famosas Tres leyes de la robótica, normas que vemos constantemente en sus novelas y cuentos y que han influido a la ciencia ficción por completo.
No debemos olvidar que esta atracción de los seres humanos por dar vida o conciencia a artefactos u objetos inanimados ha estado presente desde lo inicios de la historia de la humanidad: como cuando se ponía fuego en los ojos de esculturas de dioses para aparentar que estos tenían movimiento, así como los muchos autómatas que se confeccionaron en siglos pasados, como el famoso "El turco", al autómata ajedrecista.
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Luego de estos precedentes, la ciencia y la tecnología avanzarían de tal forma hasta llegar a estos tiempos en los que se busca regular los alcances de los robots y, sobre todo, protegernos, más que de ellos, de lo que los humanos hagan a su misma especie con esas máquinas. El sencillo origen del término "robot" nos recuerda que es muy cierto eso de que todo invento y avance tecnológico fue, en un inicio, sólo un sueño, una idea descabellada que, con el tiempo y los avances científicos, se volvieron posibles. Es aquí donde debe entrar en juego el sentido común de los humanos para que los robots se utilicen para fines benéficos para la humanidad y no ser el inicio de las trágicas historias de ciencia ficción donde las máquinas se levantan contra sus creadores.