Apple se enfrenta a un problema de complicada solución en China. El que un día fue el mercado más prometedor para la gigante tecnológica parece haberle dado la espalda en los últimos años por un cúmulo de situaciones que a Tim Cook y compañía les va a costar sudor y lágrimas revertir. De la posición privilegiada con la que contaban en el mercado chino no quedan sino los rescoldos, ocupando en la actualidad el quinto lugar en cuanto a comercialización de dispositivos se refiere, superados de manera holgada por fabricantes locales que han conseguido lo que en ocasiones llegó a parecer una misión imposible.

Hubo un tiempo en que China esperaba los nuevos modelos de iPhone con inusitado entusiasmo, por ejemplo, en 2014 y 2015. La llegada del iPhone 6 y 6 Plus supuso un punto de inflexión para Apple en muchos aspectos y en el país asiático directamente sirvió para catapultar las ventas y que la empresa californiana vendiese un mayor número de iPhone en China que en Estados Unidos por primera vez en la historia. Todo apuntaba a que el principal mercado había cambiado de continente y no había vuelta atrás. La hubo.

El pasado año comenzaron a verse los primeros síntomas de recesión en un periodo en el que Apple no consiguió entusiasmar de manera global como lo había hecho en el pasado con sus nuevos teléfonos, comercializando el iPhone 6s la mayor parte del año y el iPhone 7 en el último cuarto. El varapalo fue especialmente duro en China. Las ventas cayeron un 22 por ciento en 2016, situándoles en las 44,9 millones unidades vendidas y estableciendo un claro contraste frente a una Oppo que consiguió hacer crecer sus ventas en 35 millones (109%) de un año para otro, alcanzando los 78,4 millones de dispositivos distribuidos.

2017 y las malas noticias

Si las cifras de 2016 en China ya eran bastante preocupantes, los primeros resultados trimestrales del mercado chino de este 2017 ratifican que la pasión por Apple está en sus horas más bajas. Las ventas no solo han seguido descendiendo, sino que mandan a la compañía afincada en Cupertino a la quinta posición en las acumuladas por fabricante. La palma se la lleva Huawei con 23 millones de unidades vendidas, seguidos por Oppo (21M), Vivo (16M) y Xiaomi (15M).

El camino para Apple es más tortuoso que nunca, teniendo que hacer cuanto sea necesario para no salir del “Top 5” de fabricantes con mayor volumen de ventas del país, pues entre ellos se reparten cerca del 75 por ciento de las ventas del territorio. No es fácil en un momento en el que las compañías locales han aumentado su presencia con más puntos de distribución física de sus terminales, haciéndose fuertes a base de lanzar teléfonos con unas cada vez mejores especificaciones y un precio sustancialmente más contenido que los de Apple.

Pero el dinero no ha sido problema en el pasado a la hora de comprar un iPhone en China, ¿por qué ahora sí? La realidad es que ahora tampoco lo es. Uno de los puntos sobre los que gira este repentino cambio de roles es que, como se mencionaba unas líneas más arriba, ni el iPhone 6s ni el iPhone 7 han logrado captar la atención como sí lo hicieron el iPhone 6 o el 5c. La razón es simple: no hay una modificación estética que denote a primera vista que has cambiado tu anterior iPhone por el modelo más reciente.

Fuera de China esto no es tan relevante para los usuarios de iPhone en un mercado que está muy polarizado: Android o iOS; iPhone o todos los demás. En estos casos muchas ventas se rigen por querer tener el dispositivo más novedoso, sí, pero también en función del sistema operativo que ejecuten. La población china, sin embargo, es agnóstica en lo referente a sistemas operativos. Lo que de verdad resulta determinante para ellos y su día a día es la aplicación WeChat y, sorpresa, esta funciona en cualquier dispositivo sin importar el sistema operativo. Ben Thompson refleja muy bien en Stratechery por qué esto es así.

No hay nada en ningún otro país que sea comparable: ni Line, ni WhatsApp, ni Facebook. Todas ellas se centran en la comunicación y pasar el rato: WeChat es eso, pero también es para leer noticas, pedir taxis, pagar las comidas, para acceder a recursos gubernamentales, para los negocios. A todos los efectos, WeChat es tu teléfono, y en China más que en ningún otro lugar, tu teléfono lo es todo.

La luz al final del túnel

Pese a todo esto y lo feo de la situación para Apple, todavía hay esperanza en lo que pueda suceder este año. En los últimos resultados provistos por la compañía el descenso de ingresos en China cae un 10 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado, pero Tim Cook, el Consejero Delegado, matiza que esto es debido a las fluctuaciones en las divisas. Cook afirmó que se sentían animados con los resultados y que la variación de un año a otro es prácticamente nula, llegando a experimentar incluso un ligero crecimiento de no ser por las causas anteriormente expuestas.

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Considerando el cambio de aspecto físico del teléfono como fundamental para incentivar la compra en China, quizá 2017 sea un buen momento para volver a recuperar el terreno perdido. El próximo modelo de iPhone se espera que ofrezca un cambio estético como hace años que no se ve, volviéndolo a poner así en el radar de este mercado asiático que tendrá la última palabra para decidir si la retirada de confianza hacia Apple ha sido momentánea o seguirá extendiéndose en el tiempo.

Hace unos días se veía prácticamente confirmado el aspecto que ofrecerá la parte frontal del siguiente iPhone, siendo casi todo pantalla y reduciendo los marcos del dispositivo a la mínima expresión. Gracias a esto el aspecto del terminal supondrá una diferencia lo suficientemente importante en el apartado físico como para que muchos de los que han pasado los últimos dos o tres años sin sentirse atraídos por los smartphones de Apple vuelvan a hacerlo. A fin de cuentas, es el cambio que se deseaba ver sí o sí este año.

La hipótesis de que muchos usuarios que compraron un iPhone 6 o 6 Plus en su día están esperando al nuevo modelo para renovar sus terminales ilumina las previsiones para el final de año. Tanto es así que se espera ya un incremento en las ventas tras el lanzamiento de dicho dispositivo, aumentando de 8.790 millones a 9.960 millones dólares.

Estas previsiones se ven alentadas por los mencionados resultados trimestrales ofrecidos por la compañía, en los que se adivina un gran optimismo de cara a los ingresos de los meses venideros, apuntando a una excepcional recepción del nuevo terminal. Parece correcto aventurar que el resurgir de Apple en China será con el iPhone 8 o no será. Solo queda esperar.

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