El nuevo objetivo de DJI no es fijar un nuevo record en autonomía, velocidad máxima o transmisión de vídeo. El centro de su diana va justo en la dirección opuesta: unir todo lo que ha logrado con productos como los Phantom en un paquete más pequeño, económico, accesible y manejable. El resultado de esa apuesta es el DJI Spark, y este es su análisis a fondo.En mi reseña del Mavic Pro, la conclusión fue que DJI había hecho el drone universal y accesible. Su excelente autonomía, portabilidad y funciones autónomas le convertían en un drone que cualquier persona podía manejar con relativa facilidad —a diferencia de otros productos como el Phantom o el Inspire—.

El problema de aquella apuesta y ese objetivo era el precio por el que se comercializaba —y se sigue comercializando— el equipo: 1.199 euros. Esa etiqueta, aunque justificada, aleja la gama Mavic del consumidor más común, ese que siente interés por los drones pero cuya disposición a desembolsar grandes sumas de dinero es bastante baja.

Ante esta situación, **DJI lanzó en mayo el Spark, un drone mucho más accesible que los Phantom, Inspire y Mavic, pero equipado con gran parte de sus tecnologías. Se puede adquirir desde 599 euros en la tienda oficial, y, esta vez sí, promete hacer el concepto de drone más mainstream que nunca.

¿Cómo ha logrado DJI bajar el precio en 600 euros respecto al Mavic Pro? Mediante recortes.

Para lograr un precio tan bajo, DJI ha tenido que recurrir al arma favorita de Mariano Rajoy: recortes. La versión más económica incluye en la caja el drone, un set de hélices, una batería y un cargador. El pack “Spark vuela más”, cuyo precio es de 799 euros, incluye más componentes: drone, set de hélices, dos baterías, un cargador, cable microUSB y lo más importante: un controlador remoto.

Los que se hagan con el pack más económico **se verán obligados a controlar el drone desde la aplicación DJI Go, para móviles y tablets. Esta aplicación se conecta con el drone mediante Wi-Fi y permite operar casi en su plenitud el Spark.

Para mover el drone, la aplicación muestra dos joysticks virtuales sobre la pantalla, ambos configurables en funciones y sensibilidad. La precisión de los mismos es sorprendentemente buena, y la alimentación háptica —que hace uso de los motores de vibración del teléfono— proporciona un buen feedback en todo momento.El problema de este modo son las limitaciones que impone. Al operar sobre Wi-Fi (2.8 y 5 GHz), la distancia máxima de vuelo se ve limitada hasta 100 metros y 50 de altura. Con el controlador remoto conectado, en cambio, el Spark es capaz de alejarse hasta 2 kilómetros, una distancia más que considerable para su diminuto tamaño.

Lo mismo sucede con la velocidad máxima, que pasa de algo más de 10 km/h a unos 50 km/h con el controlador remoto. Eso sí, para alcanzar esa cifra máxima también *es necesario activar el modo Sport***, que deshabilita todos los sistemas de detección de obstáculos y permite sacar todo el partido del Spark.

El nuevo drone de DJI muestra más agilidad y dinamismo que sus hermanos, pero también es más sensible a las ráfagas de viento.

En ese modo de vuelo, por cierto, el nuevo drone de DJI muestra una agilidad y dinamismo superior a sus hermanos. El reducido tamaño y peso del Spark hacen que responda con mayor eficacia y que sea extremadamente divertido de volar. Eso sí: hay que ser extremadamente cuidadoso con el entorno en el que se utiliza este modo, pues cualquier obstáculo que aparezca en su camino no será detectado por sus sensores.

También hay que ser especialmente cuidadosos con el viento. El reducido tamaño y peso del Spark hace que sea mucho más susceptible a las ráfagas de viento, perdiendo la estabilidad con mayor facilidad que el Mavic Pro o el Phantom 4 Pro. De hecho, cualquier ráfaga de viento relativamente notable hace que volar el Spark con precisión sea casi imposible —incluso con el modo Sport desactivado y todos los sistemas de detección de obstáculos habilitados—.

Dicha sensibilidad al viento afecta mucho al control por gestos que DJI estrena en el Spark. Este modo permite dirigir el drone, hacer fotografías y aterrizar/despegar la aeronave mediante gestos con las manos, haciéndote sentir en una película de Star Wars. El problema aparece cuando las ráfagas de viento inciden sobre el drone, causando que la estabilidad no sea absoluta y, por consiguiente, el drone encuentre más dificultades para detectar correctamente las manos y sus respectivos movimientos.

El viento afecta mucho a la eficacia del control por gestos.También sucede algo parecido cuando la luz incide de forma directa sobre la zona frontal del Spark (cegando por completo la cámara e inhabilitando la detección de las manos). No obstante, esta última situación es muy poco probable dada la inclinación natural de la cámara del Spark.

Cuando las condiciones son ideales y ni el viento ni la luz influye en los sensores y la cámara del Spark, el control por gestos funciona sorprendentemente bien. Con la palma de la mano puedes dirigir el drone en cualquier dirección, y con el uso de las dos palmas puedes hacer que se aleje, se acerque o que tome una fotografía. Para hacerle despegar, basta con pulsar dos veces el botón de encendido y esperar a que detecte nuestra cara; para hacerle aterrizar, sitúa la palma de la mano debajo del Spark y automáticamente comenzará a descender sobre tu mano. Eso sí: interpretar correctamente las indicaciones que emite por luces y los diferentes gestos que reconoce requieren cierto aprendizaje previo.

Además del control por gestos y el control estándar, el Spark ofrece a los usuarios cuatro modos de vuelo extras:

  • QuickShot. Este modo hace que el drone opere de forma autónoma y grabe unos planos increíbles de cualquier sujeto. Podemos hacer que despegue y ascienda de forma precisa con rocket; que retroceda y ascienda en altitud de forma progresiva con la opción dronie; que gire en círculos sobre un sujeto con el modo circle; o que trace una espiral sobre un punto inicial con el modo helix.

  • TapFly. Mediante un simple toque en la pantalla, el Spark irá hacia el punto que seleccionemos en la imagen de forma autónoma. Nada de impulsar un joystick en la dirección deseada. Si quieres que vaya a una torre, simplemente tócala en la pantalla y él va de forma automática.

  • Tapfly. Muy útil para seguir a un sujeto de forma autónoma. En la pantalla, traza un cuadrado que cubra el sujeto que quieres seguir y el Spark lo hará en cuanto comience a moverse. Eso sí, la velocidad a la que este sujeto se desplaza no puede superar la de desplazamiento del drone o acabará perdiéndole de vista.

  • Tripod. Extremadamente útil para aproximarse a objetos determinados. En este modo la velocidad se reduce y la precisión de la detección de obstáculos aumenta.

Todos estos modos de vuelo se apoyan en los sistemas de detección de obstáculos, que en el caso del Spark están situados en la parrilla frontal y en el suelo del drone. Detrás, en los laterales y arriba carece de sensores que detecten obstáculos, a diferencia de otros productos como el Phantom 4 Pro. Esta limitación significa que el piloto debe tener especial cuidado cuando realiza movimientos en zonas densas, pues el sistema de detección de obstáculos es incapaz de ver cualquier cosa que no se encuentre frente al Spark.

El rango de dicho sistema de detección de obstáculos, según explicó Ferdinand Wolf (DJI) a Hipertextual, también es menor que en otros productos de la marca. Esto significa que, ante un obstáculo, el Spark tardará más en alertar al usuario que el Mavic Pro o el Phantom 4 Pro. Por esta razón, la velocidad máxima sin el modo Sport está limitada a solo 10,8km/h.

El Spark tarda más en detectar los obstáculos que sus hermanos mayores. Para contrarrestar este rendimiento inferior, DJI ha limitado la velocidad máxima del drone, de forma que el piloto podrá parar a tiempo su maniobra en caso de detectar un obstáculo.

La cámara del Spark también ha sufrido algunos recortes respecto a sus predecesores. El estabilizador es de “solo” dos ejes —algo que probablemente influye en la eficacia del reconocimiento de gesto—, mientras que Mavic Pro y Phantom 4 montan estabilizadores de tres ejes. Eso sí, el gimbal es más resistente y el sensor fotográfico es exactamente el mismo que sus hermanos mayores.

La calidad de la cámara es algo inferior al Mavic Pro tanto en nitidez como en rango dinámico y mediciones. No obstante, los colores del Spark suelen ser algo más naturales que los del Mavic Pro, que tiende a realzarlos para lograr un resultado más llamativo.

Para el público al que busca apelar, la cámara del Spark es muy válida: ofrece buenos resultados, graba vídeo en Full HD y el estabilizador de dos ejes es suficiente para mantener la imagen estable.

La transmisión de vídeo en tiempo real al mando se hace en 720p hasta un máximo de 2km de distancia —cuando el drone se controla con el controlador remoto—. El Mavic Pro, nuevamente, logra una mejor transmisión y puede alcanzar la resolución Full HD en algunas condiciones.

La autonomía es uno de sus puntos más débiles.La razón de estas ligeras inferioridades, además de la reducción de precio, es el tamaño del drone. Si el Mavic Pro supuso un gran progreso en términos de portabilidad, el Spark es la culminación de ese objetivo inicial. Cabe incluso en las mochilas más pequeñas y está listo para volar en cuestión de segundos.

Por último, el Spark monta una batería capaz de entregar energía durante 16 minutos, la cifra más baja de todos los drones de DJI y, probablemente, el punto más negativo del producto. Quien quiera exprimir al máximo el Spark tendrá que invertir en una segunda (o incluso tercera) batería.

Conclusión

A diferencia de otros, el Spark no tiene prestaciones de juguete. Este drone de "solo" 599 euros ofrece muchas de las tecnologías que DJI ha comercializado durante años por miles de euros. Y eso es algo que ni Parrot ni ninguno de sus rivales puede equiparar a día de hoy.

Si DJI hubiera resuelto mejor la sensibilidad al viento y la baja autonomía, el Spark sería prácticamente perfecto considerando su precio de venta. Pero, incluso sin lograr esa perfección, este nuevo drone de DJI logra coronarse como el mejor que puedes adquirir por menos de 800 euros.

Pros

  • Tamaño. El más versátil de todos. Cabe en el bolsillo interior de una mochila pequeña. Llevarlo no supone ningún compromiso, a diferencia de sus hermanos mayores.
  • Sencillez de uso. Es fácil de usar en cualquier modo de vuelo, y funciones como la vuelta a casa automática, la detección de obstáculos o el control por gestos resultan de gran utilidad.
  • Precio. Pese a partir de 599 euros, sigue siendo sorprendente la cantidad de tecnología que el Spark ofrece por ese precio. Sobre todo si se compara de forma directa con drones de precios similares.

Contras

  • Autonomía. 16 minutos de autonomía es muy poco y siempre deja con ganas de más.
  • Sensibilidad al viento. Su reducido peso y tamaño también se la juega con las ráfagas de viento: le afectan más y pierde estabilidad más fácilmente.

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