Parece que la alarma por infestación de Angiostrongylus cantonensis se está extendiendo rápidamente: a tenor de diversas fuentes estadounidenses, este nemátodo, un tipo de gusano microscópico, ha aparecido en los análisis efectuados en diversos animales y suelo en Luisiana, California, Alabama y Florida, tras declararse varios casos de encefalitis eosinófila, causante de meningitis. Esta enfermedad puede resultar muy peligrosa, llegando a ser letal en un alto porcentaje de las ocasiones. El parásito no infecta a humanos de manera común sino que aparecería como consecuencia de consumir caracoles o ranas, entre otros animales.

Cinco ingresados por Angiostrongylus cantonensis

Según informan las autoridades, cinco personas han sido ingresadas y confirmadas de padecer una infección de Angiostrongylus cantonensis. Otro número indeterminado de pacientes con meningitis son sospechosos de padecer encefalitis eosinófila provocada por esta "lombriz de los pulmones" como se conoce en inglés. El parásito es típico de zonas tropicales y su ciclo de vida, como el de muchos otros parásitos, pasa por diversos animales. Este comienza en los pulmones de las ratas, que actúan de reservorio, ya que aquí coloca los "huevos" que darán nuevas lombrices. Estos huevos eclosionan y las larvas salen del hospedador mediante las heces del roedor. Una vez fuera, los caracoles o babosas pueden entrar en contacto con las heces, haciendo de hospedadores intermediarios. Las larvas maduran en los moluscos, pasando a la última etapa del ciclo. De los caracoles, mediante heces, de nuevo, o por consumo de otros animales, el parásito puede pasar a otros hospedadores intermediarios: desde gambas a calamares, pasando por las ranas. Finalmente, las ratas volverán a ser los receptores, donde comenzará, en sus pulmones, el ciclo de nuevo.

Como vemos, el ser humano no entra dentro de los hospedadores intermediarios comunes del Angiostrongylus cantonensis. Sin embargo, el consumo de ranas, caracoles, camarones y otros animales infectados, cuando no han sido debidamente cocinados, puede ser peligroso. Una vez en el cuerpo de un ser humano, el parásito es transportado por la sangre hasta el sistema nervioso central. En ese momento comienza a manifestarse la sintomatología que incluye fiebre, vómitos, malestar, desmayos... y va empeorando según aumenta la infestación. Finalmente, el parásito se extiende por el sistema nervioso provocando una meningitis que puede acarrear severas consecuencias: desde lesiones cerebrales irreversibles a la muerte. Este no es el primer brote de Angiostrongylus cantonensis en Estados Unidos (o Asia). El parásito es extensamente conocido como uno de los helmintos más típicos en la infestación humana.

¿Qué hacer para evitar infectarse?

caracol

Estos parásitos son típicos de aguas cálidas y zonas tropicales. La primera medida que se puede tomar para evitar el parasitismo es no comer alimentos poco cocinados. Estos nemátodos mueren fácilmente con el calor, así que tanto el agua hervida como los caracoles, gambas, ranas u otro animal bien cocinados deberían ser seguros para consumo. En el caso de sospecha de estar infectado se ha de recurrir de inmediato a los servicios sanitarios ya que la infestación requiere de un tratamiento inmediato con antibióticos especializados para el parásito. Cuanto antes se trate el problema, más posibilidades hay de que el tratamiento sea efectivo.

El calentamiento global ayuda a los parásitos

Como decíamos, este parásito es común de zonas tropicales, normalmente encontrado en el sureste asiático y en la cuenca del pacífico. Sin embargo, con el calentamiento global progresivo que venimos viviendo en las últimas décadas, el área de expansión de este nemátodo parece haber crecido sobremanera. Por ahora, esta lombriz no parece haberse extendido a nivel mundial y apenas hay casos documentados en Europa o alrededor del mediterráneo, por ejemplo. Sin embargo, con la globalización y la facilidad de transportar especies como las ratas a través de los mares, unido a las mayores temperaturas, hacen sospechar que este parásito alcanzará muchos más lugares en los próximos años. Por el momento las autoridades estadounidenses ya están dando la voz de alarma para prevenir a la población. Todos los países de latitudes meridionales, especialmente en Latinoamérica, también deberían estar atentos a posibles infestaciones. Pero más allá de estas localizaciones todavía no hay nada que temer del Angiostrongylus cantonensis.

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