Tal y como el propio Steve Jobs recordó en más de una ocasión, los productos de Apple se conciben para ofrecer la mejor experiencia posible. La compañía, salvo contadas excepciones como el iPhone SE, no está interesada en jugar la guerra de precios bajista que otras empresas llevan a cabo en los segmentos medios y bajos del mercado. Apple busca el beneficio y la excelencia, y eso pasa por productos de precio alto.

Pero con los últimos movimientos que ha hecho con el iPad, Apple, de forma indirecta, está iniciando ese juego que parecían haber obviado con los MacBooks: el segmento de menos de 1.000 euros. El iPad ya no es un simple juguete de 500 euros limitado al consumo multimedia; empieza a ser un portátil (con todo lo que esa palabra conlleva). Y eso, para el consumidor, significa que ahora puede obtener un equipo de Apple por “solo” 399 euros.

Tanto por hardware como por software, el iPad ya es un reemplazo válido de un portátil tradicional, sobre todo para las personas que no necesitan un software profesional avanzado.

Desde el punto de vista del hardware, la conclusión es evidente: el iPad está a la altura. Pero, para no dejar lugar a dudas, comparemos directamente con dos portátiles de precio similar que están entre los más vendidos en Amazon España: Lenovo Ideapad 310 y ASUS K541UA-GQ1285T.

Las características principales del portátil de Lenovo son:

  • AMD Radeon R5 M430
  • AMD A10-9600P

Las características principales del portátil de ASUS son:

  • Intel Core i3 6006U
  • Intel HD Graphics 520

Haciendo un repaso a pruebas de rendimiento sintéticos como Geekbench o GFX Bench encontramos lo siguiente:

El iPad más económico de todos (399 euros) está a la par de los portátiles de su precio en términos de rendimiento. En algunos aspectos les supera ligeramente y en otros se sitúa ligeramente por debajo. Pero en términos generales está ahí, en la lucha.

Más allá de GPU y CPU, el iPad también ofrece una mejor pantalla (en resolución y reproducción de color), mejor sistema de sonido, más autonomía, un sistema de cámaras duales, una conectividad más avanzada y, cómo no, un chasis infinitamente más delgado y portátil que todos los portátiles citados anteriormente. ¿El único aspecto negativo? Que, en caso de no ser suficiente el teclado virtual, el cliente tendrá que adquirir un teclado físico por separado.

No hay duda: el hardware del iPad más económico es superior a portátiles de precio similar

En el software, la conclusión no es tan evidente, pero la llegada de iOS 11 constituye un paso importante y hace progresar al iPad como equipo de producción de contenido. Mejoras como el dock, el sistema de archivos, las mejoras en multiventana o el drag & drop dan una segunda vida al iPad y ayudan a que una persona que no demande un software profesional pueda sentirse cómoda utilizando el tablet de Apple como equipo principal.

Todo ello, unido a las ventajas que ya aportaba el sistema iOS frente a los tradicionales de escritorio (seguridad, interfaz adaptada a pantallas táctiles, sencillez de uso, etc.) suman mucho a favor del iPad. Solo la ausencia de algunas características o software muy específico de Windows puede generar dudas en la transición.

La transformación del iPad

El iPad, tal y como fue ideado en 2010, está ya muerto. La definición de “dispositivo ideal para e-mail, contenido multimedia y navegación web” fue insuficiente para mantener el flujo de dinero entrando en las arcas de Cupertino. Y la razón no es otra que la expansión de sus dos gamas de producto más próximas: el Mac y el iPhone.

El iPad siempre ha estado entre ambos, y eso no era un problema. Cuando llegó a las tiendas en 2010, cada una de las gamas de producto tenía una porción del pastel. El iPhone era válido para X escenarios, el iPad para Y y el Mac para Z. Todo era paz y armonía.

El gran reto de Apple: hacer que la gente cambie su percepción del iPadPero con el crecimiento del teléfono móvil (en tamaño y prestaciones) y el adelgazamiento y aumento en versatilidad de los MacBooks, el iPad comenzó a sufrir asfixia. El número de escenarios en los que usar un iPad frente a un Mac o un iPhone se redujo, y con ello las razones para invertir 500 euros en el producto.

Para sobrevivir, el iPad necesitaba pivotar. Era imprescindible dejar atrás la connotación de juguete caro y buscar una nueva identidad que le permita convivir con el Mac y el iPhone, dos de los pilares inamovibles —a corto y medio plazo— en la estrategia de la compañía.

Tras casi tres años de transformaciones, Apple parece haber encontrado esa nueva personalidad para el iPad, y lo mejor es que puede ser suficiente para hacerle recuperar el brillo financiero que ha perdido consecutivamente durante los últimos trimestres.

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