Porsche no ha sido, ante el boom del eléctrico, muy proclive a dar el salto a gran escala o como otras grandes compañías de automoción. La razón en la que se ha escudado la compañía es que los coches eléctricos no pueden desarrollar el mismo nivel de prestaciones que un vehículo de combustión, por lo que era un mercado que no querían explorar al menos hasta ver las cosas más claras en términos de rendimiento e interés de mercado, al menos en lo que respecta al rendimiento que sus clientes premium esperan.

Aunque la compañía ya anunció su prototipo de eléctrico de alto rendimiento que se espera que entre en producción en algún momento de 2019, parece que conforme la tecnología de los eléctricos se vuelve más compleja y, el interés del mercado por este segmento empieza a despertar, el de Porsche lo hace en el mismo sentido. Tanto que, su CEO, Oliver Blume dice que la compañía espera que el 50% de su producción sea de coches eléctricos para 2023.

Es un paso más que importante desde el momento en el que es la primera de los grandes fabricantes de superdeportivos que quiere entrar con esa fuerza en el mercado de los eléctricos, manteniendo las señas de identidad y el rendimiento de sus vehículos, por lo que puede ser un adelanto más que interesante para una competencia que todavía no se ha pronunciado más que con palabras sobre el interés de empezar a atacar este mercado.

A día de hoy la compañía sirve cerca de 230.000 coches al año, una cifra nada despreciable si tenemos en cuenta que se trata de modelo de alto rendimiento y alto precio. Sobre esta línea, el CEO de la compañía ya adelantó que quiere sacar 20.000 unidades al año de este nuevo eléctrico, una cifra más que importante si tenemos en cuenta el total de unidades que fabrica la compañía.

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