La llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos ha puesto patas arriba la política local e internacional. Por un lado, algunos miraban atónitos el hecho de que una broma planteada ante el anterior presidente del país, Barak Obama, se convirtiese en una realidad a los pocos meses. El resto prefería no creérselo o asumir que, pese a todo, los puntos extremistas de Trump no llegarían a término por presión de los diferentes lobbies que operan en las altas esferas. Pero lo cierto es que todo lo ocurrido ha supuesto un golpe de realidad para medio mundo.

Entre otras muchas medidas que pasan por construir un muro que separe México de Estados Unidos y mandar de vuelta a migrantes al país vecino o el intento de eliminar el ObamaCare. Pero su mayor hito, que no quiere decir esto que sea positivo, se firmó el 27 de enero de 2017 a las 4:22 p.m hora local de Washington. La Orden Ejecutiva 13769, basada en el odio, dejaba claro que las poblaciones musulmanas del mundo no eran bienvenidas en territorio estadounidense. De forma "sutil" se les invitaba a no entrar en el país incluso a aquellos que estaban apunto de aterrizar en el momento de entrada en vigor de dicha norma. Con este panorama, y a punto de cumplir sus primeros seis meses de gobierno, Donal Trump tiene los peores índices de popularidad de todo el histórico de presidentes del país. Un dato ganado a pulso, todo sea dicho.

En cualquier caso, todo esto ha traído algo positivo. En el mismo momento en el que se hacía oficial el odio a los musulmanes sobre los papeles del capitolio, un movimiento en contra surgió de forma casi espontánea. De la mano de la ACLU (American Civil Liberties Union) miles de ciudadanos estadounidenses tuvieron, y tienen, la posibilidad de unirse en contra de algunas de las decisiones tomadas por el presidente. De forma simultánea se ha visto otro efecto rebote: un día después de la firma, esta organización registró un total de 24 millones de dólares de 356.306 donaciones para luchar en contra de la desigualdades sociales. Un aumento del 7.000% respecto a los datos previos. Y no sólo ellos; la mayor parte de las asociaciones sin animo de lucro del país que tienen como objetivo contrarrestar el efecto de las decisiones de Trump vieron incrementados sus ingresos en una suerte de fiebre revolucionaria. Es el caso de Planned Parenthood, por ejemplo, se registraron 80.000 nuevas donaciones.

Entre todo esto, algunas organizaciones están temiendo que el efecto sea temporal. Producto de una reacción que tiene su pico en el momento de la noticia, pero que se va dejando de lado. El tema del olvido ya fue abordado por Perry Chen, en 2014, con Dollar a Day, una plataforma de open source que buscaba socios que, por pequeñas cantidades de dinero diarias, se pudiesen donar a causas dispares.

Con esta idea, un grupo de empresarios de lo más variopinto y entre los que se encuentra Emmett Shine, Samantha Orley, Mat Kliegman, Heems y Dmitri Vassilev y Hugh Francis han tomado la versión abierta de Chen para canalizar el boom de donaciones que crecen en el país norteamericano. Give One, que así es como se llama la iniciativa, quiere luchar de 25 en 25 centavos contra las devastadoras decisiones de Trump. Parten de la base de que grandes cantidades de dinero sostenidas en el tiempo de trabajadores con un sueldo medio en el país es algo imposible; por eso buscan que con la aportación de montos entre 25 centavos y dos dólares al día, lo cual a final de mes sigue siendo algo asumible, se logre esa perpetuación. De forma automatizada y efectuando el pago a final de mes para evitar las comisiones del banco, el donante sólo tiene que elegir el objetivo de sus fondos: educación, artes, medio ambiente, falta de vivienda y pobreza, igualdad, salud, violencia o maltrato.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: