Dear White People

Dear White People acaba de estrenar su primera temporada en Netflix. Los primeros 10 episodios ya están disponibles para los suscriptores de este servicio de streaming. Su llegada a las pantallas está rodeado de polémica, sin embargo, demuestra que la calidad de la televisión ha alcanzado niveles inimaginados, que la crítica social es más que necesaria en todos las manifestaciones de la cultura, además pondrá a prueba a todo aquel que se sienta libre de perpetrar algún tipo de discriminación.

Vayamos por partes. Esta serie es la adaptación televisiva de la película homónima de 2014. Su creador, Justin Simien es un joven cineasta que sorprendió a la crítica con su película satírica y ahora presenta su serie bajo el sello "Original de Netflix". "Dear white people" es una frase que Simien utilizó en su cuenta de Twitter para hablar de esas manifestaciones racistas a las que se enfrentan día a día las personas de color. Más tarde armó el guion de su divertida cinta.

Lo que consigue la serie de Netflix supera con creces la película. No en diversión y crítica pero sí en la oportunidad de profundizar mucho más en estas y en los personajes. La historia se centra en una chica llamada Sam White (la ironía de su apellido se cuenta sola) que tiene un programa de radio en la universidad en donde manifiesta los actos racistas que sufren los estudiantes afroamericanos y que, obviamente, son incomprensibles o negados por los perpetradores.

No sólo conocemos a Sam y su lucha (ella es una activista empedernida de las causas sociales de los afroamericanos) sino a un pequeño grupo de amigos que nos contarán desde su punto de vista sus dramas personales y cómo viven los problemas que se viven en la universidad. Estos problemas se deriven de la tensión racial que se respira en esa escuela de élite predominantemente blanca y que llevará a los alumnos a radicalizar sus posturas.

Dear White People

"Dear white people", con esta frase condescendiente inicia Sam su programa de radio. Los estudiantes la escuchan y muchos ruedan los ojos, otros asienten, otros se enojan y otros no se interesan en sus acusaciones porque viven su propia forma de discriminación sistemática. La serie nos llevará por estas posiciones irreconciliables con gran humor y una carga de ironía impresionantes.

Cada capítulo se trata de un personaje y vemos desde su punto de vista lo que está ocurriendo. También, como decíamos, nos muestra sus propias luchas que tiene cualquier estudiante universitario: la sexualidad, la vocación, las expectativas familiares, el amor, las relaciones románticas, las de amistad. La forma en como se presenta cada episodio es con un narrador en off omnisciente y, además, muy divertido. Este nos revelará detalles muy reveladores de los personajes y sus anhelos más secretos.

Nadie está a salvo

Dear White People

"A Gabe Mitchel no siempre le gustaba ser el blanco de un grupo negro en un sitio abrumadoramente blanco". Así comienza uno de los capítulos dedicado a este personaje. La serie nos demostrará con este y los 10 episodios que conforman la temporada que nadie está a salvo: el que cree no ser racista o misógino o clasista; en fin, todo aquel que jamás comete actos discriminatorios o que niega las ventajas que le dan sus privilegios. Dear White People es mordaz y profunda, pone en boca de los más variopintos personajes los discursos de moda sobre la igualdad, el feminismo, el veganismo y muchos otros temas. Luego los critica en todas direcciones.

No es, por otro lado, condescendiente con la comunidad afroamericana o con las mujeres (son muy importantes sus personajes femeninos) al contrario: satiriza cada una de las posiciones pero con un fin de análisis crítico. Esto hace que la serie se muy divertida y rica. Habla por ejemplo de la hipersensibilidad de la corrección política y cómo la creencia de haber superado ciertas problemáticas como la misoginia o la discriminación racial sólo habla de nuestra burbuja de privilegio y no de una realidad generalizada.

Las barreras culturales

Si algo puede dificultarnos disfrutar la serie es la barrera cultural, incluso si tomamos en cuenta que la cultura estadounidense la consumimos todo el tiempo. La realidad de los personajes es completamente estadounidense y esto, al ser un tema muy importante y criticado, nos deja fuera a muchos que no pertenecemos a esa cultura. Eso sí, no nos serán ajenas las reflexiones sobre muchos otros temas y esto es lo destacado. Esta barrera se reciente un poco más en los primeros episodios, luego vamos agarrando ritmo. (Esta fue mi experiencia personal, habrá público que la supere con facilidad).

A pesar de lo anterior, una vez inmersos en el ambiente de la serie, los personajes se van redondeando y se vuelven muy entrañables e interesantes. El ritmo de los capítulos se mantiene a lo largo de la temporada, seguramente porque estamos acompañando a un personaje distinto cada capítulo, con lo que la historia toma muy buena pinta y, además, los episodios nos resultan frescos y muy, muy divertidos.

Dear White People

Dear White Peopel se convierte, pues, en una opción muy recomendable del catálogo original de Netflix. Una divertida propuesta de sátira y humor negro. Sus personajes son jóvenes universitarios, millenials en formación para la nueva generación con todos sus problemas de jóvenes pero con un sentido social y crítico que quitan el aliento mientras nos tumban de risa.

La serie es profundamente conmovedora y amena. Su estructura nos será muy simpática. Tiene gran calidad en sus secuencias, en la producción, en el diseño y en la edición. Ah, y algo importantísimo: la música. Dear White Peopel es una de esas series que nos incita a buscar su soundtrack desesperadamente. En fin, un acierto más de Netflix.

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