niños felices sin materialismo

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Un rápido vistazo a la cartera y muy seguramente casi todos darán el mismo veredicto: no tiene dinero en efectivo. Llegado el momento, otros tantos han rechazado consumir cualquier cosa porque el establecimiento en cuestión no aceptaba pago digital. Y es que el uso de este mecanismo de pago, aunque plenamente implantado desde su nacimiento hace casi 2.600 años en Asia Menor, debería ir dejándose a un lado.

Es en este momento cuando saltan las voces que niegan una desaparición efectiva. Si bien es cierto que será un proceso largo y costoso, no es imposible. El caballo de batalla de la economía sumergida es uno de los bastiones a sortear, las altas comisiones bancarias que se imponen a los comercios por el uso de sus dispositivos de pago o la lentitud con la que las tecnológicas llegan a los bancos con su pago móvil –pongamos el caso de Apple en España, que sólo opera con Banco Santander–, son elementos que retrasan su desaparición. Sin embargo, de la lista, lo que más ha traído de cabeza es la integración de los menores en un sistema sin dinero en efectivo. Lo cual es curioso porque, precisamente ellos, son los que más integrados están en el mundo digital.

En cualquier caso, en el estado actual de las cosas, muchos se pensarían dos veces el hecho de entregarle a un niño una tarjeta. Ya sea de crédito o débito, el miedo a que el gasto sea desorbitado o que les roben sigue estado ahí. Desde Londres, pero con con cobertura en Estados Unidos, Current, una startup del famoso y controvertido sector fintech, ha ideado un sistema para paliar este problema. Su sistema parte de la idea de encontrar una manera para que los padres puedan dar la paga a sus hijos sin necesidad de darles dinero y que estos puedan ahorrar su dinero. Otra forma de decir adiós a las huchas de toda la vida. A través de una aplicación móvil, los padres pueden establecer tareas que luego se compensarán, seguimientos del gasto y gestionar la administración del dinero de sus hijos. Y lo más importante: anular las cuentas si ocurre algún problema.

Ante los gastos inapropiados o "prohibidos", los padres pueden incluir límite o bloqueo de cierto tipo de gastos asociados a esas tarjetas. A través de la aplicación pueden prohibir gastos en casinos, bares o líneas aéreas o, si lo consideran oportuno, gastos en tiendas puntuales. Si sus hijos están castigados sin videojuegos estos no podrán comprarlos con esa tarjeta. Por otro lado, también pueden establecer límites de gasto diario o para sacar de un cajero, porque a pesar de todo, el efectivo sigue siendo más fácil de sortear.

Todo este sistema tiene un origen similar al resto de las startups del mundo: solucionar una necesidad personal. Fundada en 2015, sus fundadores buscaban mejorar la relación financiera entre ellos y sus hijos, ya no sólo por el control, también por la educación en el valor del dinero. Desde su creación han conseguido levantar 3,6 millones de dólares en una ronda con cuatro inversores.

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