Existe el rumor de que tener los ojos claros es sinónimo de mayor riesgo para tu salud ocular. Pero, ¿qué tiene de cierto? En realidad no es ningún mito. Los ojos claros son más propensos a sufrir lesiones y problemas relacionados con el cáncer. La relación se debe a los melanocitos y la capacidad de nuestro cuerpo de absorber la perniciosa radiación ultravioleta sin sufrir daños. Esto es lo que sabemos sobre la relación existente entre los ojos claros y el cáncer.

¿Qué tipos de cáncer de ojo existen?

Existen diversos tumores que pueden afectar a nuestros ojos. Estos pueden aparecer en los párpados, en alguna parte propia del ojo, como la coroides o la conjuntiva, o en la órbita, que es la cavidad que alberga al ojo. Los dos tipos de cáncer de ojos más comunes son el melanoma, cuya manifestación es muy similar al melanoma tumoral de la piel, y el retinoblastoma. Este último se debe a causas puramente genéticas, heredándose de los padres y afectando a los niños. También existen los hemangiomas de coroides, que es un tipo de tumor benigno y raro, y los tumores orbitarios, que provocan el crecimiento del tejido en la cuenca del ojo, cosa también mucho más rara. Como vemos, los más comunes son los melanomas y los retinoblastomas. Y estos últimos no están directamente relacionados con la luz ultravioleta. Por tanto, sólo hablaremos de los melanomas oculares, lo que nos ayudará a entender mucho mejor por qué los ojos claros son más propensos a padecerlos.

En qué se parecen los ojos a la piel

En los ojos existen también melanocitos. Los melanocitos son células especializadas en colorear los tejidos produciendo pigmentos, como la melanina. En el iris, estos melanocitos, grosso modo, son los encargados de darle color a los ojos. De hecho, cuando nacemos nuestras pupilas son grises debido a la inmadurez de estas células. Con el tiempo, este tejido, el iris, es el encargado de absorber el exceso de luz y proteger al ojo contra la los dañinos rayos ultravioletas. Ahora imaginemos nuestra piel. Estamos tomando el sol y de pronto vemos un lunar bastante inquietante que no habíamos visto nunca antes.

año de la retina

La luz ultravioleta genera una serie de daños celulares, tanto en el propio ADN como en las herramientas encargadas de repararlos. Los pigmentos oscuros producidos por los melanocitos son la primera línea de defensa contra dichos daños. Estas células los producen para poder absorber una mayor cantidad de radiación, protegiendo al resto de la célula del ataque de la luz UV. Sin embargo, a veces los melanocitos son dañados y se estropean, proliferando sin control ni misión. Esto provoca el crecimiento del lunar de manera desmedida. Es aquí cuando aparece el tumor. Aunque los melanomas no son el tipo de cáncer de piel más común, sí que consisten en los más agresivos y letales.

cremas solares
Fuente: Pixabay.

Esto también puede ocurrir en los ojos. El cáncer de ojos intraocular, producido por culpa de un crecimiento anormal de los melanocitos presentes en el iris, puede provocar un peligro extremo en los que lo padecen. El problema no es sólo el tumor generado en el mismo ojo, sino la gran posibilidad de metástasis, es decir, que el tumor se extienda. Pero, como decíamos, los melanocitos emplean pigmentos para evitar la acumulación de errores genéticos debidos a los rayos ultravioletas. Cuantos más pigmentos, más capacidad de absorción. Y cuanta mayor absorción por parte de los pigmentos, menos daños sufren las células. Lo que lleva a la conclusión obvia: cuantos más pigmentos, mas oscuros son los tejidos, inclusive el iris del ojo; y también protegen mejor contra la luz.

¿Se puede prevenir?

gafas de sol

Por desgracia los tumores son a veces inesperados y muy agresivos. Pero podemos poner todo lo necesario por nuestra parte para evitar estos problemas. Para ello lo que podemos hacer, al igual que hacemos con la piel, es proteger los ojos. Para ello hemos de utilizar gafas de sol. Pero no cualquier tipo de gafas. Han de ser de una calidad mínima, capaces de absorber la luz ultravioleta, protegiendo a nuestros ojos. No importa realmente el tintado de las gafas en cuanto al tipo de protección. Lo importante es que sean verdaderamente capaces de absorber o proteger de la radiación dañina. Para eso lo mejor es asegurarnos de que las gafas están certificadas por algún organismo oficial que acredita su utilidad. Y esto, por cierto, no importa tanto si tenemos los ojos marrones como los ojos verde claro. El sol y su radiación puede jugarnos una mala pasada en cualquier momento. Y aunque no es el causante único de todos los tipos de cáncer de ojos, es importante, al igual que ocurre con la piel, que nos protejamos adecuadamente para evitar un problema muy grave.

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