Con el paso de los años, los teléfonos nacidos de unión de Lenovo y Motorola han ido perdiendo la magia del Moto G de 2013. A la vez, sus competidores más cercanos les han ido alcanzando o incluso superando, pero eso puede volver a cambiar si el Moto G5 Plus cumple lo que promete.Que los Moto G by Lenovo no han logrado mantener el lugar en el mercado que Motorola se granjeó con el Moto G 2013 es una evidencia. Se puede decir que, prácticamente, han continuado con la peor de las prácticas de la antigua empresa estadounidense, la racanería en componentes, han dejado intactas algunas de las buenas, como es el utilizar una capa de Android muy cercana a la de los Nexus, y han perdido alguna de la que les encumbró, como fueron las actualizaciones rápidas.

Y el mercado ha castigado en consecuencia. Además del avance de los rivales clásicos, Huawei y Honor están dando más guerra que nunca, tomándose muy en serio la gama media en cuanto a optimización en software y a adecuación en hardware. Si acaso se les puede achacar que en lo primero mantengan EMUI, eso que cada vez se parece más a Android pero que sigue sin serlo si ese nombre se usa para el software que lleva el Google Pixel.

Los Moto G by Lenovo se han quedado, pues, viviendo de la renta. Y la buena noticia es que esa renta es bastante grande si se tiene en cuenta que, exceptuando a algunos fabricantes menos relevantes, son la única compañía (a la espera de Nokia) que ofrece Android puro, y eso es algo que, pese a ser una característica de nicho, cambia la relación del usuario con su terminal. Al menos, a servidor se la cambia y le hace desear esta experiencia en todos los terminales del mercado.

Esa renta no fue suficiente en la gama alta. ¿Lo es en la media?

A diferencia de lo que Lenovo hizo el año pasado con los G4, este año G5 y G5 Plus llegan diferenciados por tamaño y componentes. Este Moto G5 Plus presenta una parte trasera de aluminio, un frontal con Gorilla Glass 3 y unos bordes laterales plásticos con una pequeña banda metálica. Frente a lo que podía encontrarse, y teniendo en cuenta que el precio sólo es 10€ superior a su predecesor, se agradecen las mejoras en materiales y comodidad en mano, así como su reducción de tamaño.

La parte frontal es la que más discrepancia genera: su ratio de pantalla/superficie es menor que en el anterior modelo y no se acompaña al (fantástico) lector de huellas de botones en sus laterales, con botones de multitarea y volver, sino que es el propio botón el que mediante gestos hacia izquierda y derecha puede ejecutar esas acciones. Su altavoz de llamadas es el único del terminal, y se emplea también para música y notificaciones. Sin dejar el volumen de lado, su respuesta es muy plana, pero al menos no queda tapado al dejarlo sobre una mesa.

Mantener el puerto microUSB empieza a ser un aspecto muy criticable en 2017.

En pantalla es difícil destacar en 2017, pero tampoco es necesario: lo estándar es suficientemente bueno. El papel de su panel 1080p IPS es, sin embargo, más que satisfactorio. En cuanto a brillo máximo, está por encima de 550 nits sin mostrar más reflejos de lo normal, lo que le pone por encima de algunos gama alta (aunque su brillo automático deje que desear. En representación de color es simplemente correcto, con un tono frío en el blanco que también es común entre sus competidores. En todos estos aspectos no está al nivel del A5 2017, pero también resulta más económico.

La mejora en especificaciones, que puede parecer ínfima, no lo es tanto. El Snapdragon 625 de este Moto G5 Plus es un chip muy superior al 617 del año anterior. No sólo aporta un rendimiento energético como pocos gracias a sus 14 nanómetros, sino que tiene un desempeño abriendo y moviendo aplicaciones que supera por bastante a los de su gama (Galaxy A5 2017) y, en lo primero, ligeramente al mismísimo iPhone 6s Plus, cuyo A9 es sobre el papel bastante más potente.

Y en juegos se nota. Pese a que el Snapdragon 625 se desenvuelve sin apenas problemas en ellos, cuando se le exige, se calienta considerablemente. A percibir este hecho ayuda, sin duda, la parte trasera de aluminio, pero tampoco es grave. Si hay que elegir una familia de chips para terminales de esta gama, 625 y 626 son apuesta segura.

El Moto G5 Plus, que lo monta junto a una memoria interna más rápida que la de sus competidores, lo aprovecha para mover el sistema con una soltura envidiable (perceptiblemente mejor que modelos de gama alta como el S7 Edge), sólo mostrando problemas en aplicaciones que siguen sin estar optimizadas para todos, como Google Chrome o Google Photos. Por otra parte, los 3 GB de RAM han dejado de ser suficientes para usos exigentes, y con cierta frecuencia hay recargas en las aplicaciones. En el apartado de lo que hay que celebrar tenemos la llegada de NFC, con lo que por fin podremos pagar y transferir archivos. En el de lo imperdonable, la carencia de brújula, elemento indispensable para situarse y moverse con precisión en una ciudad. Es una ausencia que se perdona en un Moto E de 2015, pero no en un terminal de 279€.

La cámara es el problema más grande que tiene el Moto G5 Plus en la búsqueda del sobresaliente, y probablemente es el más grande que tienen también sus competidores. En este sentido, la competición en la gama media es tremendamente floja. Todos los modelos, por mucho que prometan a nivel de especificaciones, fallan al compararse con modelos de hace dos, tres o incluso, a veces, cuatro años atrás. EL Moto G5 Plus alardea de tener 12 megapíxeles, apertura f1.7, dual pixels* para el autoenfoque y píxeles de 1.4 µm. Sí, sobre el papel es un "Galaxy S7 sin estabilizador" en el que, eso sí, no se entiende su bulto de cámara teniendo en cuenta su grosor general y la carencias respecto a otros terminales.

Abrir la cámara es tan fácil como hacer doble click en el botón de power, y comenzar la decepción. De día, como ocurre hace años en casi cualquier teléfono, permite tomar buenas fotos que hacen pensar que la diferencia con la gama alta es poca. Un balance de blancos adecuado, colores moderados, enfoque eficiente o disparo rápido son algunas de sus virtudes, pero incluso aquí tiene la cámara problemas. El Moto G5 Plus se sube al carro de los teléfonos que disparan por defecto en HDR (automático), pero su presencia rara vez se siente.

Así, las fotos diurnas tienden a salir poco equilibradas entre luces y sombras, con cielos complejos quemados en los que no se aprecia ni un intento de que aparezcan nubes. Además, el procesado resulta excesivo aplicando un filtro de nitidez artificial que se aprecia al ampliar la imagen en el borde de los objetos. En la parte delantera más de lo mismo, una cámara correcta que tampoco brinda un gran lujo de detalles, con un angular que permite fotos en grupo.

Y llega el clásico de los clásicos: "cuando la luz se reduce, el desastre entra en escena". No es que se le pidan milagros, simplemente, 4 años más tarde del Moto G original, cuyo gran defecto era su cámara, y tras cierto avance el los modelos siguientes, aquí vuelve a ocurrir lo mismo. Disparar con poca luz es hacerlo sobreexponiendo cuando hay luz artificial y perdiendo todo el detalle cuando esta falta, con un procesado que desde luego no ayuda. Observando ciertas fotos te preguntas realmente si la foto es tan mala o eres tú, que no has enfocado. La nitidez nunca se siente parte de la ecuación, y los colores se ven apagados y alterados.

En cuanto al software, poco hay que añadir a lo dicho en otras reseñas de Motos de Lenovo. La novedad es Android 7.0 Nougat, que no es la última versión pero sí es el último gran sistema operativo. Como se ha mencionado en la parte de rendimiento, el funcionamiento es perfecto, recordando en las tareas del día a día a terminales de tres veces este precio. Lenovo sigue dejando el software casi intacto visualmente, y optimizando el sistema al máximo.

Los principales cambios respecto a lo que se puede encontrar en un Pixel son los gestos del apartado Moto, que ahora también llegan al lector de huellas, como ha hecho Huawei con el P10 (deslizar a la izquierda para ir atrás y a la derecha para multitarea). En principio cuesta acostumbrarse y en semana y media se siguen produciendo errores, pero es mejor tener todas las funciones en un botón que activar los opcionales botones en pantalla, que se comen un espacio sagrado.

Otra cosa que este software aporta desde hace mucho tiempo es el gesto de levantar para ver notificaciones, y el gesto sigue funcionando muy bien aquí. El problema es que la información que muestra es muy limitada en cuanto a contenido. Los mensajes salen acortados, lo que obliga a tener que desbloquear para entender qué se nos quiere decir. Al final es una función que es mejor desactivar si prefieres aprovechar las notificaciones mejoradas (con respuesta rápida incluida) de Nougat.

Por último, llegamos al segundo aspecto más brillante del terminal, su autonomía. La magia del Snapdragon 625 no se queda en rendimiento, trasciende a la gestión de la batería. Si el Moto Z Play tiene una de las mejores baterías del mercado y llega fácilmente a las 10 horas de pantalla con ese mismo chip, aquí tampoco es difícil llegar a las 7-8 horas. En días exigentes, de fotos, navegación GPS andando por la ciudad, brillo alto para exteriores y navegación web y consulta de redes sociales, el Moto G5 Plus ha alcanzado sin problemas las 6 horas, lo que permite llegar incluso al día y medio con exigencia. Si algún día se necesita incluso más, su carga rápida estará ahí para levantar cualquier situación.

El problema que existe con las autonomías en los terminales Android es la inconsistencia. Tras conseguir algunos días cifras excelentes, otros, sin modificar los patrones de uso, o incluso exigir menos, el consumo se dispara en segundo plano sin saber muy bien por qué. No es un problema de este Moto G5 Plus, es algo que Google no acaba de mejorar, y debería ser prioritario.

Conclusión

Respondiendo a la pregunta, diré que sí, que las rentas del pasado de Motorola no sólo forman los grandes aspectos positivos en el terminal, sino que le valen para estar por delante de los terminales de su rango de precios. La competencia está más cerca que nunca. Por encima, opinarán otros. Pero bajo mi punto de vista, la experiencia es vital si todo lo demás está más o menos igualado. Y dado que lo está, los Motorola siguen siendo los reyes de la experiencia Android.

El Moto G5 Plus es la máxima expresión del rendimiento en un smartphone económico. La máxima expresión del hecho de poder bajar de un gama alta y no echar de menos demasiado y de no frustrarte por detalles tontos. Es también, sin embargo, la máxima expresión de que la gama media sigue y seguirá muy lejos de la alta en fotografía. Las cosas se han igualado o superado en autonomía, rendimiento, biometría o, incluso a veces, construcción. Pero la cámara sigue siendo un desastre pese al precio: el usuario quiere más, o algo más cercano a gamas altas recientes, sin tener que esperar un lustro.

El Moto G5 Plus no es smartphone para recomendar a quien desee un terminal barato, es un terminal para todo el mundo, menos para aquellos que quieran una cámara de verdad, en cuyo caso es mejor optar por viejas glorias como iPhone 6 Plus, Galaxy S6 o LG G4. Lenovo ha dejado de lado la racanería y dado por fin al Moto G la posición que merecía, y ese es el punto que, sin muchas florituras, sin grandes avances, le hace volver. Cómodo, rápido, eficiente y muy cumplidor. Apuesta segura que, de bajar 30€, volverá a ser uno de los reyes del mercado libre.

Pros

  • Autonomía y carga rápida: el milagroso Snapdragon 625 vuelve a hacer de las suyas para situar al terminal entre lo mejor del mercado.
  • Rendimiento y experiencia: las lecciones de los Moto G al resto de la industria siguen intactas, sin rival.
  • Sensor de huellas: como el Moto Z, muy rápido y preciso, y ahora con mayor funcionalidad.

Contras

  • Cámara: pese a estar en esta gama, teniendo el hardware que tiene, se tiene que esperar mucho más. El Moto G de la fotografía sigue sin llegar.
  • Puertos: tras dar el paso en Moto Z y Moto Z Play, el puerto USB
  • C tendría que ser obligatorio en 2017 para un terminal de 279€.
  • Botones: teniendo espacio para alojar botones hápticos a izquierda y derecha del lector de huellas, resulta frustrante tener que usar gestos como alternativa a los botones en pantalla.
  • Falta de componentes clave: la llegada de NFC al modelo europeo no hace olvidar a otra gran carencia: la brújula.

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