legends of tomorrow

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No cabe duda de que, con la serie Legends of Tomorrow (Greg Berlanti, Marc Guggenheim, Andrew Kreisberg y Phil Klemmer, desde 2015), las posibilidades de lo que se conoce como el Arrowverso, que adapta a la pequeña pantalla los comics de DC, se ha expandido hasta extremos en los que la imaginación de sus creadores es el límite. Se trata de una ficción televisiva enérgica, trepidante, grandilocuente, un entretenimiento cómodo de escaso alcance estético y huela efímera. Da la sensación de que empieza en mitad de una historia mayor, exactamente como es, con el turbo metido por la costumbre que proviene de Arrow (Berlanti, Guggenheim y Kreisberg, desde 2012) y The Flash (Berlanti, Kreisberg y Geoff Johns, desde 2014), de las que utilizan flashbacks para los recordatorios iniciales porque se trata de su spin-off.

Cada miembro de **este carismático equipo de superhéroes y antihéroes alberga sus propios intereses y unos demonios particulares que debe encarar, así que el conflicto interno está servido, si bien sólo en ocasiones hasta el punto de una gravedad extrema. Los diálogos son ácidos, ingeniosos, chispeantes, y los guionistas se las han apañado para incluir un montón de referencias culturales que no necesariamente están relacionadas con cada época que visitan estos viajeros del tiempo, sino que muchas veces se cuelan en sus conversaciones. Como se cruzan en su camino personajes históricos y de otros comics de DC, añadiéndole alicientes y colorido a la trama.

El reparto demuestra que es eficiente, sin que a sus integrantes se les exija demasiado y ni siquiera se les dé la oportunidad de lucirse mucho** encarnando a sus personajes, a tono con el nivel de la propia serie. Desde Victor Garber como el doctor Martin Stein, pasando por Brandon Routh como Ray Palmer, Caity Lotz como Sara Lance, Franz Drameh como Jefferson Jackson o Arthur Darvill como el capitán Rip Hunter, hasta Nick Zano como Nate Heywood y Maisie Richardson-Sellers como Amaya Jiwe, Ciara Renée como Kendra Saunders o Falk Hentschel como Carter Hall. Y no resulta muy difícil que los dos criminales del grupo, el Leonard Snart de Wentworth Miller y el Mick Rory de Dominic Purcell acaben siendo los favoritos del espectador por su ambigüedad y porque se les reservan los mejores golpes.

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Hay algún problemilla de verosimilitud con la descompresión en el espacio durante “Marooned” (1x07), y la decisiva manipulación de la que Vandal Savage, el perverso villano matusalenizado y global al que interpreta Casper Crump en la temporada primera, hace gala en “River of Time” (1x14) resulta bastante burda por evidente: poco finos estuvieron los guionistas en esta tarea. Qué lejos se encuentra Savage, por ejemplo, del Fumador de The X-Files (Chris Carter, desde 1993), del Benjamin Linus de Lost (J. J. Abrams, Jeffrey Lieber y Damon Lindelof, 2004-2010) o del Hannibal Lecter de su serie homónima (Bryan Fuller, 2013-2015); como manipulador y hasta como personaje de carácter.

La primera temporada se siente extendida de más con episodios de relleno y la excusa de no enfrentarse a Savage en el tiempo de su máximo poder, por mucho que en esos capítulos sin demasiada chicha algo evolucione o incluso que se produzca algún cambio importante. Y el cierre de este ciclo recuerda inevitablemente al de Back to the Future (Robert Zemeckis, 1985), mítica película de la que hay al menos un par de referencias durante este periodo, y otra más en el sucesivo. Pero en la segunda temporada, más interesante, la extensión con episodios superfluos se nota en menor medida, pese a que las Leyendas se dedican a arreglar las anomalías temporales viajando con la Waverider, lo que podría haber dado pie a una trama más episódica, como de hecho da la sensación en los primeros compases.

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Además, la amenaza principal, con el Damien Darhk de Neal McDonough, el Eobard Thawne de Matt Letscher y el Malcolm Merlyn de John Barrowman, se muestra más difusa que la de Savage al comienzo, y así, más misteriosa porque va revelándose poco a poco. Uno de los capítulos más atractivos de la segunda temporada, y de la serie hasta ahora aunque eso no sea para tirar cohetes dado el nivel de aprobado general, es “Abominations” (2x04), que aporta su granito de arena a la intriga zombi y, además, se adentra en un periodo histórico para meter el dedo en la llaga de su mayor injusticia. Si bien hay que dejar claro que las recreaciones históricas, que igualmente se disfrutan, son de lo más superficiales porque aquí lo que motiva es el argumento superheroico.

Merece la pena aclarar que lo poco que le vemos el pelo al capitán Hunter y, sobre todo, a Snart se debe a que Darvill tenía que cumplir su compromiso con la tercera y última temporada de **Broadchurch (Chris Chibnall, 2013-2017) como el reverendo Paul Coates, y Miller, con el regreso de Prison Break (Paul Scheuring, desde 2005) en una quinta temporada, serie que protagoniza como Michael Scofield precisamente junto a Purcell como Lincoln Burrows, de modo que no tenemos idea de cómo se las ha arreglado Purcell para no faltar a ambas citas de rodaje.

Cuesta creer la alegría y la brusquedad con la que nuestros protagonistas tratan los cartuchos de dinamita en “Outlaw Country” (2x06), y hay una contradicción entre lo que se cuenta de una cicatriz por fuego en este episodio respeto a la explicación que ya se había dado en “The Magnificent Eight” (1x11). Por otra parte, una cosa es hacer un megacrossover con el capítulo “Medusa” (2x08) de Supergirl (Berlanti, Kreisberg y Ali Adler, desde 2015) y las tres partes de “Invasion!” en The Flash (3x08), Arrow (5x08) y Legends of Tomorrow (2x07)**, y otra, que los televidentes se vean perdidos porque lo han realizado como continuaciones directas, sin aclaraciones de ningún tipo, en vez de con episodios independientes sobre el mismo asunto.

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La idea a la que se recurre en “Raiders of the Lost Art” (2x09) de que el cine pueda ser importante para la historia de la humanidad, barriendo para casa, se nos antoja de lo más jugosa, y también, aunque algo menos, la versión alternativa de la Waverider en “Land of the Lost” (2x13) o el insolente planteamiento de las características de un objeto único a lo The Lord of the Rings y la disposición respecto al mismo en “Fellowship of the Spear” (2x15). Pero conviene insistir, igual que en cuanto a las recreaciones históricas, que el aprovechamiento de las buenas ideas es casi siempre escaso en Legends of Tomorrow.

Sin embargo, tal como debería ser en cualquier ficción televisiva que se precie, el último episodio, “Aruba” (2x17), termina por todo lo alto, y destaca el esfuerzo de los guionistas por ofrecer un guion de mayor complejidad en sus giros e interactuaciones. Pero hay que insistir en que se trata de todo lo alto que una serie como esta, muy menor, puede permitirse. Y, si el cierre de la primera temporada traía a la memoria el de Back to the Furure, el de esta segunda se parece en cierto modo al de su primera secuela. Así que, por pura necesidad narrativa, una tercera con las Leyendas dando nuevos tumbos por el túnel del tiempo está más que asegurada.

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